‘On the Go’: cómo rodar durante cinco años, quedarse sin dinero y acabar estrenando en Locarno

Rueda de prensa de la película On the Go

Alejandro Luque

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María Gisèle Royo y Julia de Castro hablan ahora de su película On the Go con una sonrisa, pero al conocerse los detalles del proceso cabe imaginar que no debió de ser nada fácil. “Cinco años de rodaje sin ver un duro, poniendo dinero de nuestros ahorros, con toda clase de obstáculos… pero la película era más fuerte que todo lo que nos pasaba”, comentan al unísono. El filme, que tras pasar por el market del Festival de Cannes tuvo su estreno internacional en el prestigioso festival de Locarno y de ahí pasó a la Seminci, ha llegado por fin al Festival de Cine Europeo de Sevilla (Seff) avalada por las buenas críticas y algunos importantes galardones: Mención Especial en Valladolid, premio al Mejor Largometraje Español en el Festival de Gijón y premio del Jurado en Cheries-Cheris en París.

“Ser o no ser madre, esa es la cuestión”, empieza la sinopsis. Milagros, de 37 años, estira una juventud sin preocupaciones en sus últimos años de fertilidad mientras que Jonathan, de 24, busca consuelo a un abandono en su adicción a Grindr. Milagros huye de su cita de inseminación monoparental. Jonathan provoca un encuentro con un amor de infancia. La carretera y la amistad alivian la desorientación que provoca la engañosa libertad de principios de siglo XXI.

Una delirante road movie llena de música, donde una misteriosa sirena con una corona mágica guiará el viaje, que “gira en torno a la amistad, el deseo de maternidad y la adicción a las aplicaciones de encuentros”, comentan las directoras, quienes se han inspirado en un filme de 1982 del cineasta Gonzalo García Pelayo, Corridas de alegría. “Esa película es el punto de partida”, explica Royo. “Respetamos el sentido de la libertad que tiene ese trabajo -hay quien dice que Gonzalo es el único representante de la Nouvelle vague en España- y decidimos ser libres nosotras también. A partir de ahí, creamos algo totalmente nuestro”.  

Soltar el control

De hecho, Sobre la marcha (traducción de On the Go) era el título original del filme de García Pelayo, una historia de carretera a través de Andalucía en busca de una dama desaparecida, protagonizada por un preso fugado y un amigo trilero. Royo y de Castro se llevaron la historia a su terreno y se liaron la manta a la cabeza, pero muy pronto los problemas, especialmente presupuestarios, las obligaron a modificar sus planes.

“Lo bueno es que estábamos capacitadas para entender que todo lo que habíamos escrito podía no rodarse”, comenta De Castro. “Es una posición complicada, pero al mismo tiempo, contábamos con un equipo dispuesto a responder a eso, a esa improvisación constante”. Por ejemplo, apunta Royo, “por temas de presupuesto hubo tres escenas que se cayeron, y entonces decidimos generar un espacio con Patricia Caballero, nuestra actriz, mientras el equipo estaba descansando”.

Caballero, a su lado, asiente. “Todo este carácter loco o desastroso, según se mire, le da a la película el encanto que tiene”, asevera. “Es un trabajo que está vivo en cada momento, todo puede pasar. Las directoras hicieron un trabajo increíble para soltar sus ganas de controlar y dejar que la película tomara su camino con aquello que los demás pudiéramos aportar. Y eso ha quedado reflejado en nuestros cuerpos, nuestras miradas”.

Como se ha señalado, la música tiene un protagonismo especial. “Corridas de alegría fue una radiografía de la riqueza musical del momento, y nosotras queríamos mantener la esencia de esa intención”, dice Royo. “Metemos mucha música de esa época y también plasmamos lo que pasa en Andalucía en este momento. Álvaro Romero, Juan Luis Matilla o Paco Soto están presentes en el filme”.

De Jodorowsky a Tarantino

“Yo también soy músico y la música forma parte de mi vida”, apunta De Castro. “Para mí es un personaje más de la película. Y los montadores, Paola y Sergio, han tenido muchísima decisión sobre las canciones, hicieron unas aportaciones alucinantes. La banda sonora de On the go ha sido todo un honor… Y también muy cara”.

En cuanto a las referencias que habían planteado, subrayan que sobre el papel iba a ser un proyecto “muy ecléctico”, como de hecho ha sido. “Hablamos de Jodorowsky, de Pasolini, del Death proof de Tarantino… ¿Cómo concilias todo eso? ¿Qué iba a salir de esa mezcla? Las dos tenemos ese punto ecléctico, no había ningún miedo al respecto, y al final encontramos una coherencia precisamente en la asunción de un estilo muy libre y en la aceptación de una diversidad estética muy amplia”.

Claro que no tardaron en aparecer los inconvenientes: desde una parte del rodaje que acabó velado al llegar al laboratorio –“a ese nivel de riesgo trabajábamos”, indican– al hecho de que un mes antes del rodaje se cayera el director de fotografía o una de las actrices principales. “Muchas de estas cosas las hemos puesto en los créditos”, dicen con una sonrisa.

Entrega total

“Lo único que podíamos hacer es compensar con una entrega total a la causa”, agrega De Castro, “todos los problemas se han compensado con dedicación y más dedicación. Lo que sí teníamos claro era que todo el mundo tenía que cobrar, el proyecto debía ser profesional de principio a fin, aunque no sabíamos adónde iba a llevarnos. En todo caso, cada vez que pensábamos ‘esto no sale’, nos reafirmábamos en que sí, tenía que salir”.

Así fue como On the Go llegó a los programadores, con el principio y el final sin rodar por falta de dinero. “Fueron ellos los que nos dijeron que no teníamos que preocuparnos por ello, e insistían: chicas, aquí hay una película”. En cuanto al inspirador, García Pelayo, vio la cinta y no solo le gustó, sino que se emocionó en algunos momentos. “También dijo que hay cosas que no entendía”, ríen las directoras, “pero estaba contento porque se había respetado su espíritu”.

Ahora, paradójicamente, On the Go cuenta con distribución para varios países, de Alemania a Taiwán, pero todavía no en España. Todo se andará. Lo importante, creen sus artífices, es que ha logrado llegar al público y hasta gustar a algunos jurados. Como dice Royo, “Es una película llena de imperfecciones y de magia”.

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