El PSOE se la juega en la defensa de Sevilla ante un PP crecido, un pulso que decidirán los partidos minoritarios

Antonio Muñoz (PSOE) y José Luis Sanz (PP), principales aspirantes a la Alcaldía.

Antonio Morente

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“No meter la pata y sonreír mucho”. Con estas claves tan sencillas afrontaba un candidato a la Alcaldía de Sevilla la última semana de campaña, que se ha cerrado como empezó después de incluso un maratón de debates electorales: la sensación es que todo está en el aire por la aparente igualdad de fuerzas entre PSOE y PP, en una partida en la que el socialista Antonio Muñoz se juega más que el popular José Luis Sanz por aquello de que la plaza que defiende es hoy la más importante de su partido en toda España, y que la retenga o no marcará decisivamente la línea entre el éxito y el fracaso para el PSOE en general y para el andaluz en particular. Eso sí, tampoco saldría muy bien parado Sanz si no se convierte en regidor, en un contexto de desgaste nacional de la marca socialista con la tormenta arreciando alrededor de Pedro Sánchez, con el PP andaluz en la cresta de la ola (una sensación que se pondrá a prueba en estos comicios) y con el respaldo casi incondicional que le ha brindado el presidente Juan Manuel Moreno estos días compartiendo varios actos. Muñoz y Sanz se presentan como garantía de centralidad y como la mejor opción para aglutinar el voto útil, evitando así “extremismos”, cantos con los que aspiran a convencer al casi 30% de votantes que (según el CIS) al inicio de la campaña todavía no habían decidido a quién apoyar.

La igualdad entre los dos principales aspirantes que han ido arrojando las diferentes encuestas electorales (generalmente con ligera ventaja para Muñoz) refrenda que todo apunta a una disputa que se resolverá por muy poco margen, puede que incluso por un puñado de votos y un solo concejal. Por ello, tan importante ahora para PSOE y PP es rebañar hasta el último apoyo posible como mirar para abajo y encomendarse a lo que saquen los partidos minoritarios, muy definidos ideológicamente y con la certeza de que el tercero será el que incline la balanza para un lado u otro. Aquí las cuentas son más claras para Sanz, que sólo puede apoyarse en Vox, mientras que a la izquierda se abre la incógnita de cómo serán los números al pujar dos formaciones por el mismo caladero: por un lado la coalición progresista que lideran Podemos e Izquierda Unida (con Susana Hornillo como candidata) y, por otro, Sandra Heredia por Adelante Andalucía.

Lo que parece evidente es que ni PSOE ni PP lograrán los 16 concejales que le darían mayoría absoluta y, con ello, la mayor de las tranquilidades. En este choque que se plantea entre dos bloques muy marcados (PSOE, Podemos-IU y Adelante frente a PP y Vox) también sería una sorpresa mayúscula que el Ciudadanos de Miguel Ángel Aumesquet continúe en el pleno municipal, y es que todos los sondeos certifican su defunción. Pese a ello, los naranja no tiran la toalla y se ven con sus opciones de reunir los votos para alcanzar el 5% necesario para sobrevivir, lo que significa entre 15.000 y 18.000 comicios en función de la participación. Mientras tanto, en la mesa de al lado, PSOE y PP hacen cábalas repartiéndose los cuatro concejales que hoy tiene el partido liberal, con los populares dando por hecho que todos son suyos y los socialistas confiando en quedarse al menos con uno.

En este escenario, uno de los focos apuntará a Sevilla para ver si cristaliza el crecimiento de la ultraderecha, con las encuestas encaramando a Vox como la tercera fuerza política nacional. En el Ayuntamiento de Sevilla tienen ahora dos concejales y dan por hecho que sumarán un tercero, mientras que la coalición progresista se movería entre dos y tres ediles frente a los cuatro de 2019. Podría incluso darse la carambola de que Vox efectivamente sume un tercer concejal y se convierta en el tercer partido del pleno municipal, pero que aún así las formaciones a la izquierda del PSOE le superasen en conjunto si Podemos-IU suma dos ediles y Adelante otros dos, ya que hay sondeos que dejan a Sandra Heredia a las puertas del imprescindible 5%. A esta fórmula se apunta el PSOE, ya que con toda probabilidad le saldrían las cuentas, una situación parecida a la que se dio en 2015, cuando Podemos (que se presentó con la marca Participa Sevilla) logró tres ediles e IU dos, suficientes para los socialistas de Juan Espadas, que entonces alcanzaron 11 frente a los 13 que tienen hoy.

El PSOE necesita movilizar

¿Dónde van a estar las claves de este 28M en Sevilla? Pues al final donde casi siempre, empezando en la movilización que consiga la izquierda de sus simpatizantes –la eterna asignatura pendiente de los últimos comicios– para así elevar la participación que hace cuatro años se quedó en un discreto 58,77%. Ahí el PSOE se la juega en los barrios obreros pero necesita como mínimo que se repitan los números de 2019, cuando se impuso en ocho de los 11 distritos de la ciudad, ganando el PP sólo en los tres de mayor renta media. Los socialistas necesitan que no haya fugas en su electorado (como ocurrió el año pasado en las autonómicas), pescar todo lo posible en Ciudadanos y reclutar en el ejército de los indecisos: según el estudio preelectoral del CIS, un 20,2% decide su voto en Sevilla durante la campaña, un 4,9% durante la jornada de reflexión y un 3,8% el mismo día de los comicios.

¿Y cómo se está intentando captar a los que tienen dudas? Pues básicamente apelando al voto útil, lo que para los seis principales partidos significa votarles a ellos. En los últimos días de campaña, Antonio Muñoz ha pedido el apoyo no sólo de los indecisos sino también de los desencantados con la política, presentándose como garantía de estabilidad. José Luis Sanz, por su parte, ha pedido sin medias tintas “el voto prestado para el candidato de Juanma Moreno” en sintonía con lo que ocurrió en las autonómicas, y de hecho el propio presidente andaluz no hace más que dirigirse a votantes socialistas quemados con la gestión de Pedro Sánchez para que sigan respaldando al PP.

La hoja de ruta de los terceros en disputa

A todo esto, la coalición progresista de ocho partidos que encabezan Podemos e IU se presenta como salvaguarda de un gobierno de izquierdas, del que ha anunciado que quiere formar parte, mientras que Adelante se autoproclama la “izquierda coherente” y anuncia que su objetivo es frenar a la derecha, pero sin entrar en el gobierno local. Ciudadanos sí está dispuesto a gobernar, ya sea con PSOE o con PP, y se postula como la garantía de que no llegan al Consistorio hispalense los extremismos, ya sean de izquierdas o de derechas, mientras que Vox se marca como prioridad desalojar a los socialistas de la Plaza Nueva.

Con las fichas desplegadas de esta manera en el tablero, se diputa una plaza que el PSOE considera su “corazón”. Para conservarla, tendrá que frenar a un PP que cabalga a lomos de Juan Manuel Moreno, que se enfrenta en estas elecciones a su primera reválida tras la victoria imperial que logró en las autonómicas. Difícilmente los populares tendrán más triunfos en la mano para aspirar a hacerse con la Alcaldía hispalense, de ahí que en el envite también se juegue mucho el propio José Luis Sanz. Y pese a que todos los ojos están puestos en el choque entre estos dos primeros espadas, la victoria se resolverá muy probablemente lejos de este foco, allí donde los partidos minoritarios resolverán su propio duelo por ser terceros.

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