La lluvia intensa no ha impedido que la manifestación partiera de Atocha pasadas las 12 de la mañana. El clásico morado con el que las manifestantes suelen ataviarse cada 8M está este año muy presente en paraguas, chubasqueros y capas contra la lluvia. Las referencias al agua están presentes en las conversaciones entre las mujeres (y también hombres) que han acudido a la manifestación. Pero aquí están: “Había que venir sí o sí”, comentan entre ellas dos jóvenes. Y en la pancarta de cabecera, las convocantes intentan altavoz en mano levantar el ánimo: “¡Que la lluvia no nos pare!” o “a inundar Madrid de feminismo”, claman.
Una de las portavoces de la convocatoria, Olga Navarro, ha afirmado minutos antes de partir por el paseo del Prado que “estamos aquí para clamar contra una situación mundial muy grave. El avance de la ultraderecha nos quiere eliminar los derechos ya conseguidos. Ponernos en mayor desigualdad de género”.
Su compañera Katy Solórzano ha añadido que “somos el feminismo que reivindica un feminismo antirracista que no cree en derechos para unos pocos. Hoy más que nunca no queremos techos de cristal ni suelos pegajosos. Nos va la vida en ello”. Y ha rematado Carmen Doménech: “Exigimos una justicia feminista que no cuestiones, que acompañe a las víctimas que obligue a la reparación. Que la vergüenza cambie de bando”.