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Faltar a clase con el permiso de casa

Una de las muchas manifestaciones familias contra los recortes de la educación (Juan Luis García)

Luz Sanchis

Los padres y madres que confían la educación de sus hijos a la escuela pública llevan ya muchas jornadas de huelga en el cuerpo. Unas veces las han convocado los funcionarios, en general. Otras han sido los profesores titulares, los interinos o los sindicatos de estudiantes los que protestaban. Esta es la primera en la que se pide a los padres que no lleven a sus hijos al colegio o instituto en protesta por los recortes. La convocatoria de CEAPA para hoy es la jornada central de una semana de movilizaciones por la educación pública. Los ataques del ministro José Ignacio Wert a los convocantes y a los padres dispuestos a secundarla no han hecho más que encender los ánimos.

Como es lógico, en los cursos de primaria deciden los padres. Apoyar una protesta en la escuela significa no ir al trabajo, en caso de tenerlo, o colgarse al teléfono para organizar la jornada y pedir la ayuda de amigos, abuelos o vecinos para cuidar de niños que aún no pueden quedarse solos en casa. Por eso la incidencia de las huelgas es siempre menor que en los institutos.

En los primeros cursos de la ESO, lo habitual es que se discuta en familia. En los dos últimos y en Bachillerato, los chavales ya acostumbran a tenerlo claro. Los que cursan 1º y 2º de ESO (de 12 a 14 años) aún andan acostumbrándose al “insti”. Más responsabilidad, más deberes y hasta siete horas de clase en una mañana. A algunos les asusta perder horas. Pero ya han empezado a experimentar qué es eso de los recortes en Educación.

En un instituto como el IES Beatriz Galindo, en la madrileña calle Goya, pasan unas 2.500 personas al día ya que imparte ESO, Bachillerato, ciclos formativos y educación para adultos. Este año han pasado de 130 profesores a 93 ¿El resultado? Menos clases de apoyo, supresión de asignaturas optativas, de actividades como programas de laboratorio y de grupos de preparación para el acceso a ciclos superiores.

Caos en la vuelta al cole

También ha supuesto un inicio de curso caótico. Los mismos alumnos con menos medios supone bailes de horarios y de profesores, alumnos “vigilados” en el aula pero sin dar clase porque aún no se ha designado profesor para la asignatura o chicos que no le ponen cara al tutor/a hasta que se llevan dos semanas de curso. Conseguir los libros de texto ha sido otra odisea porque hasta que no hay profesor asignado no se confirma el manual. Unido a la desaparición de las becas para libros, se traduce en peregrinajes entre los servicios de préstamos del centro, la venta de segunda mano, los intercambios entre conocidos y largas colas para conseguir el ejemplar agotado si no hay más remedio que comprarlo nuevo.

Entre los que no irán a clase hoy están los hijos de Lourdes y Juan Pedro. Estudian 1º y 2º de ESO y en su casa tienen claro que hacer huelga es una cuestión de “responsabilidad”. Los cuatro hablan de esta cuestión a menudo porque “flota siempre en las conversaciones”. Juan Pedro dice que a él le convoca la CEAPA pero también Wert porque sus insultos le parecieron “una invitación”.

Como él, su mujer se sintió muy ofendida: “Que no me llame irresponsable, yo me preocupo por la educación de mis hijos y eso es también lo que tendría que hacer él porque es su obligación”. En contra de lo que opina el ministro, Lourdes entiende que la situación económica hace inevitables los recortes en muchos presupuestos: “Lo que no acepto es que siempre caigan en el mismo lado”.

¿Se puede protestar sin perjudicar?

Mª José es madre de 4 hijos. Desde el colegio concertado en el que estudia el más pequeño, se la invita a no llevarlo. Desde el instituto al que acude el segundo, no se moviliza a los padres desde el AMPA. Ella opina que un chaval de 12 años no tiene madurez para decidir y ha planteado a su hijo que se acerque al centro y decida después. Médico de familia desde hace 22 años, ha sufrido los recortes en su sueldo y no tiene una buena opinión de los sindicatos de su profesión. Lo que ella echa de menos son iniciativas para protestar por el deterioro de la sanidad o de la educación pública sin causar perjuicios: “cuando he hecho huelga, he fastidiado a los abuelitos que no tienen Sanitas”.

El seguimiento de las protestas ha sido, por el momento, irregular. Ha habido clases en las que han faltado la mitad de los alumnos mientras en otras, del mismo grado, la asistencia ha sido completa. La dirección del centro ha informado a los padres de que no se realizarán exámenes hoy. Lo habitual es que los profesores no avancen en el temario aunque pueden hacerlo si quieren. A los más pequeños hoy se les pondrá falta para que la información llegue a casa a través de un SMS y no haya sorpresas. A partir de 3º, cuando pueden entrar y salir del centro, deciden ellos.

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