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El ADN del suicidio: un estudio halla patrones genéticos compartidos entre quienes intentan quitarse la vida

Una muchedumbre en una acto público en Reino Unido

Toño Fraguas

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Investigadores de EEUU han identificado una región del genoma en el cromosoma 7 que contiene variaciones del ADN que aumentan el riesgo de que una persona intente suicidarse. Esta es la conclusión del mayor estudio genético sobre intentos de suicidio realizado hasta la fecha, liderado por un equipo de la Escuela de Medicina y el Hospital Mount Sinai de Nueva York.

Los investigadores han analizado más de 7,5 millones de variaciones comunes en la secuencia de ADN de casi 550.000 personas, de las cuales casi 30.000 habían intentado quitarse la vida en alguna ocasión. El equipo escaneó el ADN en busca de marcadores genéticos que fuesen más frecuentes entre quienes han tratado de quitarse la vida.

Los resultados, publicados en la revista Biological Psychiatry, sugieren que las bases genéticas de las personas que han realizado tentativas de suicidio no coinciden completamente con los patrones genéticos típicos en personas con trastornos psiquiátricos, aunque sí hay cierto solapamiento. En ambos casos (entre las personas que intentaron suicidarse y aquellas con ciertos trastornos psiquiátricos) esos patrones genéticos son parcialmente compartidos, pero también son parcialmente distintos.

El estudio ha hallado además un solapamiento con las bases genéticas de ciertos factores de riesgo no psiquiátricos (el tabaquismo, los trastornos del sueño y un mal estado de salud en general, entre otros).

Se calcula que por cada intento de suicidio que desemboca en una muerte, se producen unas 20 tentativas

“Además de identificar la localización del riesgo de intento de suicidio en el cromosoma 7, descubrimos un fuerte solapamiento entre las bases genéticas del intento de suicidio y las de los trastornos psiquiátricos, en particular la depresión mayor, así como un cierto solapamiento con la genética del tabaquismo, el dolor, la asunción de riesgos, los trastornos del sueño y el peor estado de salud general”, afirma Niamh Mullins, autora principal del estudio y cofundadora del International Suicide Genetics Consortium, el consorcio internacional que ha realizado el estudio y que incluye a más de 260 científicos de más de 20 países.

El suicidio, recuerda el hospital Mount Sinai en una nota de prensa, es un problema de salud pública en todo el mundo, que causa casi 800.000 muertes al año. Se calcula que por cada intento de suicidio que desemboca en una muerte, se producen unas 20 tentativas.  

Los intentos de suicidio son a menudo causa de discapacidad, reducen la calidad de vida de las personas y de su entorno y suponen una carga social y económica. Los pensamientos y comportamientos suicidas pueden reducirse con el apoyo y el tratamiento de salud mental adecuados, por eso los investigadores consideran fundamental conocer las vías biológicas subyacentes que intervienen en los intentos de suicidio y en las ideas que los motivan.

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