Ni los auditores de la UE creen que se vayan a cumplir los objetivos climáticos
Nuevo varapalo para la lucha contra el cambio climático: los auditores de la UE ven en riesgo el cumplimiento de los objetivos que se han marcado los 27 para 2030, el paso intermedio a la neutralidad climática prometida para mitad de siglo, y que contemplan una reducción de las emisiones de un 55%. “Hemos encontrado pocos indicios de que los ambiciosos objetivos de 2030 vayan a traducirse en acciones suficientes. No existe información, procedente del sector privado en particular, que indique que se vaya a proporcionar financiación suficiente para alcanzar los objetivos de 2030”, concluye el Tribunal de Cuentas en un informe que analiza la estrategia comunitaria.
El cuestionamiento que hace la institución europea viene tanto por el fondo –no cree que las estrategias de los estados miembros sean suficientemente ambiciosas para cumplir con los requisitos estipulados– ni en la forma –no encuentra una adecuación financiera para llegar a los objetivos–. A eso se suma que los intereses electorales y económicos están poniendo cuesta arriba la propia agenda verde de Bruselas.
El Tribunal de Cuentas considera que el esfuerzo económico planificado para los próximos años es insuficiente para reducir el 55% de los gases de efecto invernadero en los próximos siete años. Bruselas ha planeado gastar un 30% de su presupuesto para acción por el clima para el periodo 2021-2027. Eso supone 87.000 millones anuales. “Este gasto es inferior al 10% de la inversión total estimada necesaria para alcanzar los objetivos para 2030”, señalan los auditores de la UE, que calculan que se requeriría un billón de euros.
Financiación y planificación insuficientes
“En los planes nacionales de energía y clima faltan datos sobre las necesidades de inversión y las fuentes de financiación para evaluar si estos planes sientan una base firme para el logro de los objetivos de 2030”, agregan los auditores, que son muy críticos con la valoración que hizo la UE del primer examen en 2020. Entonces el Tribunal de Cuentas ya advirtió de que había gastado menos de lo prometido para hacer frente a la emergencia climática.
Pero, además, considera que no se ha hecho una evaluación que permita saber si las políticas puestas en marcha van o no en la buena dirección. “La Comisión no tiene una visión global de las acciones que resultaron eficaces en el logro de los objetivos para 2020. Ha identificado los sectores que han logrado resultados satisfactorios (...), pero carece de información sobre la efectividad de las políticas en términos de costes y efectos de las acciones. No dispone de datos sobre el coste que el logro de los objetivos de la UE supone para el presupuesto de la UE, los presupuestos nacionales y el sector privado”, señalan los auditores.
También apunta a que los 27 fueron capaces de conseguir los objetivos conjuntos por “factores externos” a su planificación, como fueron la crisis financiera de 2008 y de la pandemia, que provocaron caídas de la producción importantes.
“La UE logró su objetivo de eficiencia energética para 2020, expresado en términos de consumo de energía (-20 %). Lo logró disminuyendo su consumo de energía en un 24,6 % con respecto a la previsión del consumo en 2020 formulada en 2007. El consumo de energía se redujo en un 8,7 % entre 2019 y 2020, principalmente a raíz de la recesión económica provocada por la pandemia de COVID-19. Estimamos que, sin esta fuerte caída, el consumo de energía habría disminuido en un 17,8 % (y no en un 24,6 %) con respecto a la hipótesis de referencia, suponiendo que la disminución media anual durante el período 2009-2019 continuara en 2020. Por tanto, sin la pandemia de COVID-19, lo más probable es que la Europa de los Veintisiete no hubiera alcanzado su objetivo de eficiencia energética para 2020”, afirma el informe. Aún así, siete países (Alemania, Austria, Bélgica, Bulgaria, Lituania, Polonia y Suecia) no cumplieron sus objetivos individuales.
“Efecto rebote” tras la pandemia
“Los últimos datos sobre las emisiones de gases de efecto invernadero, la cuota de energías renovables y la eficiencia energética de 2021 indican un importante efecto de rebote tras la pandemia de COVID-19, lo cual plantea un nuevo problema en el logro de los objetivos para 2030”, advierten los auditores, que recuerdan que en el análisis de los objetivos no se incluyen “las emisiones derivadas del comercio, causadas por la fuga de carbono (que, de tenerse en cuenta, se estima que las incrementarían aproximadamente en un 8%), y las procedentes de la aviación y el transporte marítimo internacionales (que supondrían, respectivamente, un 3,4% y un 3,6%)”.
Los planes de la UE para hacer frente al desafío climático sólo incluyen objetivos nacionales obligatorios para la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero, pero sólo orientaciones para la eficiencia energética o las cuotas de renovables.
El Tribunal de Cuentas recuerda, además, que los estados miembros tuvieron formas para sortear las obligaciones respecto a la reducción de los gases contaminantes, como arrastrar el margen positivo obtenido al superar los objetivos de un año determinado a los años siguientes; utilizar anticipadamente hasta el 5 % de la asignación de emisiones para el año siguiente; comprar asignaciones de emisiones a otros Estados miembros; o usar créditos internacionales, que representan inversiones en proyectos que han reducido emisiones en países de desarrollo o en otros países industrializados. Así, apunta a que Alemania, Irlanda y Malta “compraron un total de 17 millones de toneladas de CO2 de asignaciones de emisiones de gases de efecto invernadero a otros Estados miembros que superaron sus objetivos”. En ese sentido, reprocha que el precio de esos intercambios permanezca en la opacidad y reclama transparencia a la Comisión Europea.
3