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Opinión - ¡Con los jueces hemos topado! Por Esther Palomera

Cadena perpetua a la dictadura argentina: el ejemplo que España no quiere seguir

Rostros de los desaparecidos: protagonistas en el reclamo de verdad, justicia y reparación.

Juan Miguel Baquero

Argentina condena a los responsables de los vuelos de la muerte. España bloquea cualquier intento de enjuiciar al régimen de Franco. Dos soluciones a un mismo problema: los crímenes contra la humanidad cometidos durante una dictadura. Cadena perpetua versus impunidad.

¿Y están vinculados ambos casos? Sí. Porque se trata de juzgar, o no, violaciones sistemáticas de los derechos humanos. Porque sendos procesos están conectados en una suerte de viajes judiciales de ida y vuelta. Y porque Argentina se ha convertido en el ejemplo de cómo romper la coraza que impide investigar y penar causas protegidas por el derecho internacional.

¿Y cómo logra el país austral destrozar la impunidad dictatorial? Sorteando el gran obstáculo jurídico: las leyes de Punto Final y Obediencia Debida. El tapón salta con una clave: la voluntad política y social. Un empuje crucial que arrastra consigo a la judicatura.

Todo esto falta en el caso español. Los jueces juegan con la coraza de la preconstitucional Ley de Amnistía para repeler cada tentativa de encausar al franquismo y negar a las víctimas el acceso a la justicia. Un parapeto que resiste por la ausencia de aquellos elementos clave: el interés ejecutivo, de los gobiernos, y una demanda ciudadana mayoritaria.

La “experiencia argentina” como ejemplo

“España sí debe aprender mucho de la experiencia argentina”, dice el expresidente de la Asociación Pro Derechos Humanos de España, Jacinto Lara. “Argentina se ha convertido en un referente mundial” al culminar procesos judiciales que revierten “una situación de impunidad en relación a violaciones de derechos humanos”, precisa.

La Escuela de la Mecánica Armada (ESMA), símbolo del terror en Argentina, es ahora un lugar de justicia. El juicio contra los responsables de secuestros, torturas y asesinatos en el centro clandestino de detención de la dictadura militar se ha convertido en el mayor proceso judicial del país, con casi 800 delitos de lesa humanidad sobre la mesa. Las condenas dictadas llegan hasta cadena perpetua. Los vuelos de la muerte ya no están impunes.

En suelo español, el paradigma de la barbarie oscila desde los centros de tortura a las fosas comunes. De las mujeres rapadas a los represaliados por el Tribunal de Orden Público (TOP). De los esclavos del franquismo a las miles de víctimas enterradas en cunetas. Todas siguen, del revés, siendo zonas de injusticia.

“Que estos juicios sean llevados a cabo en Argentina y no sea posible hasta ahora terminar con ese muro de impunidad en España tiene que ver con el poder político y con la estructura social”, define el presidente de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH), Emilio Silva. Un armazón creado en “40 años de dictadura” y que llega “hasta hoy” facilitando que el Estado vulnere el derecho internacional “independientemente de sus gobiernos”, avanza en la crítica.

Una lección: “la justicia hay que buscarla”

La justicia española ha recibido numerosas denuncias por desapariciones forzosas, querellas por torturas policiales, por secuestro de recién nacidos… Hasta ahora quedan en papel mojado. Incluso la causa abierta en la Audiencia Nacional por el juez Baltasar Garzón o, a efectos prácticos, el grueso de la causa contra los crímenes franquistas que impulsa un juzgado de Buenos Aires.

“Acá toda excusa parece buena para no hacer nada”, afea sobre el caso español la abogada de la denominada Querella Argentina, Ana Messuti. “Y hay una lección que tomo de la Argentina”, dice la letrada, en conversación telefónica con eldiario.es: “Demuestra que la justicia hay que buscarla”. Que no hay, subraya, “obstáculo que valga”.

Los drogaban. Los subían a un avión. Los arrojaban al Río de la Plata. A unos 4.000 detenidos. Estos vuelos sin retorno eran la estrategia de exterminio con que la dictadura del país austral dejó unos 30.000 desaparecidos forzados. Un oscuro legado que en el sur de Europa igualan los actos de la dictadura franquista sólo con las cifras de bebés robados. Las desapariciones rondan las 150.000 personas durante el golpe de Estado, la guerra civil y la dictadura. La mayoría siguen cubiertos de tierra en tumbas ilegales.

¿Qué crímenes podría juzgar España? “Deberían juzgarse e investigarse todos los crímenes y violaciones de derechos humanos cometidas por la dictadura franquista”, según Emilio Silva. Todos, sin distinción. “Hay que tener en cuenta que las proporciones del caso español son enormes” y que el argentino “está más cercano en el tiempo”, apunta Messuti.

Detalles que no impiden, en todo caso, avanzar en los tribunales. “El hecho de que no se encuentren los autores de los asesinatos no significa que los crímenes queden impunes, la justicia tiene que actuar”, defiende. “Que mueran los verdugos no exime ni desaparece el delito”, sentencia Ana Messuti.

¿Y qué le falta a España para culminar el acceso a la justicia de las víctimas de Franco? “Algo muy importante: ese empuje social que en Argentina empezó con las Madres y después se manifestó en todos los aniversarios de una forma impresionante”, reclama Messuti. De aquel lado el reclamo ha sido mayoritario, sobre la verdad, la justicia, la memoria y la reparación. Del otro, la Memoria Histórica no deja de ser una petición parcial.

El perfil impune de la dictadura de Francisco Franco está sostenido “por tres elementos combinados: la incidencia social, política y judicial”, incide Jacinto Lara. Un componente “nuclear” es la voluntad de los gobiernos pero la movilización en las calles “es fundamental”. Con este empuje doble, los “obstáculos jurídicos que violentan gravemente el derecho internacional” quedarían removidos “con facilidad”.

Las investigaciones argentinas “se iniciaron en España”, recuerda, y ahora “la Querella Argentina actual debería jugar ese mismo papel para que los juzgados españoles asumieran ese proceso”. La clave está en “ese viaje de ida y vuelta” entra las justicias de ambos países. Así, mientras un país juzga y suma una sentencia histórica, el otro mira al tendido ignorando los crímenes de Estado de su pasado reciente. La ‘causa ESMA’, convertida en ejemplo a nivel mundial, y poniendo en evidencia la impunidad viva del franquismo.

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