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Un estudio de la Federación Internacional de Atletismo avala que se medique a las atletas con mucha testosterona

Caster Semenya, campeona olímpica de los 800 m en los Juegos Olímpicos de Rio (2016)

Teguayco Pinto

Un reciente estudio, encargado por la Asociación Internacional de Federaciones de Atletismo (IAAF, por sus siglas en inglés), confirma que los altos niveles de testosterona de algunas mujeres pueden suponer una ventaja significativa en algunos deportes. Estos resultados abren la posibilidad de que las autoridades internacionales de atletismo puedan aplicar una normativa, suspendida cautelarmente, que obliga a las mujeres con altos niveles de testosterona a someterse a un tratamiento de reducción hormonal si quieren seguir compitiendo.

La testosterona y sus derivados químicos han sido utilizados como sustancias dopantes desde los años cincuenta, pero las limitaciones legales y éticas han hecho que la magnitud de sus efectos o sus mecanismos de acción no se hayan estudiado con profundidad.

Sin embargo, según los resultados del estudio, que ha sido publicado en el British Medical Journal, “las atletas femeninas con altos niveles de testosterona libre tienen una ventaja competitiva significativa sobre las que tienen baja testosterona en la pruebas de 400 m, 400 m vallas, 800 m, lanzamiento de martillo y salto con pértiga”. Además, los investigadores señalan que este patrón “no se encontró en ninguno de los eventos atléticos masculinos”.

El problema de la identificación del sexo

El estudio se enmarca dentro de un litigio histórico que mantienen las autoridades deportivas a la hora de identificar el sexo de las mujeres deportistas y que, en el caso del atletismo, ha terminado derivando en una discusión sobre los niveles permitidos de testosterona en las deportistas femeninas.

Entre los casos más destacados se encuentran los de la corredora sudafricana Caster Semenya, campeona olímpica de los 800 metros lisos en los Juegos de Río, o el de la joven velocista india Dutee Chand, cuyo caso supuso un importante revés para la normativa impuesta por IAAF. 

Chand, al igual que Semenya, genera de forma natural altos niveles de testosterona, por lo que ha sido clasificada dentro de la categoría de hiperandrogenismo. Según la IAAF, esta condición ofrece una ventaja a estas mujeres, con lo que introdujeron una regulación en 2011 que establecía que dichas atletas debían someterse a un tratamiento para reducir sus niveles de testosterona si querían seguir compitiendo.

Sin embargo, en 2015 la joven velocista india denunció esta normativa ante el Tribunal de Arbitraje Deportivo (TAS, por sus siglas en francés). El tribunal aceptó que poseer altos niveles de testosterona podía “crear una ventaja competitiva”, sin embargo, resolvió que la norma estaba siendo utilizada “para introducir una nueva categoría de mujeres no aptas dentro de la categoría femenina”, lo que resulta discriminatorio para las atletas clasificadas con hiperandrogenismo.

Finlmente, el tribunal instaba a la IAAF a presentar, en un plazo de dos años, “pruebas científicas sobre la relación cuantitativa entre niveles de altos testosterona y mejor rendimiento atlético en atletas hiperandrogénicos”.

Una mejora de rendimiento de en torno a un 3%

Eso es lo que han pretendido hacer la IAAF mediante este estudio, realizado por Pierre-Yves Garnier, del departamento de Salud y Ciencia de la federación, y Stéphane Bermon, del Instituto de Medicina y Cirugía del Deporte de Mónaco y que trabaja también como consultor de la citada organización deportiva.

Según sus resultados, “las mujeres con mayor nivel de testosterona tuvieron unos resultados significativamente mejores en 400 m, 400 m vallas, 800 m, lanzamiento de martillo y salto con pértiga, con márgenes de mejora de un 2,73%, 2,78%, 1,78%, 4,53% y 2,94%, respectivamente”.

En declaraciones a eldiario.es, el principal autor del estudio, Stéphane Bermon ha asegurado que el problema está en que “un nivel muy alto de testosterona puede dar una ventaja significativa sobre otras mujeres competidoras como probablemente ninguna otra característica biológica o física” y asegura que “las atletas hiperandrogénicas están sobrerrepresentadas en los deportes de élite”.

Aunque previsiblemente estos nuevos datos no afectarán a la participación de Semenya en los mundiales de atletismo que se celebrarán en Londres en agosto, sí que podrían tener un impacto en la nueva vista que se celebrará ante el TAS a finales de este mes de julio y donde la IAAF presentará sus nuevos resultados.

Un debate abierto

El caso es una muestra más de lo abierto que se encuentra el debate entre los que defienden los derechos de las personas intersexuales y transexuales que quieren competir como mujeres y los que pretenden defender el deporte femenino tratando de encontrar una definición biológica de lo que es y no es una mujer, algo que, desde en punto de vista científico, no es tan evidente como pudiera parecer.

Según el doctor Eric Vilain, director del Centro de Biología de Género de la Universidad de California, aunque la sociedad tiene opiniones categóricas sobre lo que debe definir el sexo, la realidad es que “no existen evidencias biológicas que lo justifiquen y lo que nos encontramos es que hay muchas realidades intermedias”.

En este sentido también se expresó el TAS hace dos años, asegurando que “el sexo de los seres humanos no es simplemente binario” y que “no existe un único factor determinante del sexo”.

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