La portada de mañana
Acceder
El ataque limitado de Israel a Irán rebaja el temor a una guerra total en Oriente Medio
El voto en Euskadi, municipio a municipio, desde 1980
Opinión - Vivir sobre un polvorín. Por Rosa María Artal

España lamenta la falta de médicos mientras 'expulsa' a sus profesionales por las malas condiciones laborales

David Noriega

0

La crisis abierta en la Comunidad de Madrid por la gestión sanitaria del Gobierno de Isabel Díaz Ayuso ha puesto sobre la mesa un debate que trasciende las fronteras autonómicas. En España faltan médicos. Lo repiten últimamente otros presidentes autonómicos, principalmente del Partido Popular, poniendo el foco en un Gobierno central que tiene, de facto, competencias muy limitadas en sanidad. Sin embargo, sindicatos, investigadores y sanitarios apuntan en otra dirección: lo que faltan son buenas condiciones para los profesionales que se incorporan al mundo laboral tras un periodo de formación que alcanza una década.  

“Si le preguntas a los consejeros de sanidad, te dirán que llaman por teléfono y no encuentran médicos. Pero, ¿qué condiciones de trabajo les proponen? Esa es la razón por la que muchos médicos prefieren no trabajar, esperar a hacer una especialidad diferente o irse a Europa, donde los salarios son mejores”, señala el presidente del Consejo General de Colegios Oficiales de Médicos, Tomás Cobo.

En España no existe un registro de médicos, por más que colegios y asociaciones lleven años reclamándolo para poder planificar las necesidades de un futuro que ya es presente. “En 2008 se publicó un informe del departamento de Economía de Salud de la Universidad de Canarias en el que ya avisaron de que para 2022-2025 iba a haber un déficit de médicos, pero nadie hizo caso ni planificó qué iba a pasar después. Ahora que de verdad hay un número elevado de jubilaciones, todas las administraciones comienzan a preocuparse”, señala la presidenta de la Sociedad Española de Medicina Familiar y Comunitaria, una de las especialidades más afectadas, Remedios Martín.

Casi 8.000 médicos españoles fuera

Ante la ausencia de datos oficiales del Ministerio de Sanidad o las comunidades autónomas, es difícil saber cuántos profesionales han emigrado a otros países buscando mejores condiciones que las que tienen aquí. Aunque se calcula que la sangría en los últimos años se cuenta por miles. Fuentes del departamento que dirige Carolina Darias apuntan a un stock de médicos españoles trabajando fuera de nuestro país de 7.738 profesionales, con un movimiento medio anual en la última década de unos 410 médicos, según datos de la OCDE.

Los Colegios de Médicos son los encargados de facilitar los certificados de idoneidad para todos aquellos titulados que quieren ejercer la medicina fuera de España. En 2021 se expidieron 4.130. El dato debe ser tomado con cautela: una misma persona puede solicitar varios si aspira a trabajar en varios países; también hacen falta para otro tipo de trámites y no todos los que lo piden finalmente se van. Sin embargo, desde la organización calculan que el 73% de los solicitantes lo tramitan con la intención de hacer la maleta. Para poner la cifra en perspectiva, este curso se han matriculado 8.111 alumnos en las facultades de medicina españolas.

Las solicitudes de 2021 son similares a las de 2019, el año prepandemia, cuando ya se notó un aumento respecto a 2018, pero el doble que hace una década. “No hay un aumento muy grande del número de solicitudes, pero lo que iremos viendo es que el problema de irse a Europa ya no es tal. Casi todos [los médicos que terminan la residencia] hablan otro idioma y las comunicaciones ya no son las que había antes”, advierte Cobo.

Cobo señala en varias direcciones, pero hay una que lo atraviesa todo: “El 50% de los médicos en España tienen contratos precarios”. A esa situación de precariedad, encadenando temporalidades, cambiando de destinos o sin horarios que permitan conciliar la vida personal y laboral se suman unos salarios inferiores a los europeos, la falta de tiempo para formación o la sobrecarga asistencial en áreas como la Atención Primaria.

Las plazas de difícil cobertura están, precisamente, en las zonas rurales y en los turnos de tarde de este nivel asistencial. “Hay que ofrecer mejores condiciones laborales y acabar con la precariedad, con interinos que lo son durante 20 o 25 años porque no se convocan oposiciones o contratos por guardias, que se siguen haciendo, de 3 de la tarde a 8 de la mañana”, enumera.

No obstante, desde el Colegio celebran el Real Decreto 12/2022 que modifica el Estatuto Marco del personal estatuario de los servicios de salud y que “aparentemente, vendrá a cerrar esa brecha”. Precisamente, el tema de la temporalidad ya provocó una huelga indefinida de los facultativos de los hospitales del Servicio Madrileño de Salud (Sermas), que pretendía esquivar la nueva legislación con un sistema que perjudicaba a profesionales que llevaban lustros encadenando contratos o en situación de interinidad.

Otro de los datos que permiten hacerse una idea aproximada del éxodo de médicos españoles se encuentra en las estadísticas de la Organización para el Desarrollo y la Cooperación Económica (OCDE). Según los datos de su portal, el año pasado recibieron autorización para ejercer en otro país 1.822 médicos que habían obtenido su titulación en España.

Con todo, algunas voces señalan que España es en realidad un país importador de médicos. Pese a que los consejeros de Sanidad del PP han reclamado al Gobierno que agilice los trámites para la homologación de títulos extracomunitarios, en 2021 se incorporaron al Sistema Nacional de Salud más de 4.000 profesionales. “Dos años antes fueron 6.000 y de la facultad salen 7.000. En 2019 salieron casi tantos como los que llegaron”, apunta la profesora de la Universidad de Las Palmas Patricia Barber. “El saldo neto de migración de médicos es positivo para España, con una gran diferencia entre las entradas y las salidas”, señalan fuentes de Sanidad.

Los límites de la homologación de títulos extranjeros

Este mismo 7 de noviembre entró en vigor un decreto para facilitar la homologación de títulos extranjeros en España, pero esta herramienta, que algunos expertos ven como parte de la solución, tiene también sus detractores. O, al menos, algunas voces que alertan de un posible uso pernicioso de la medida. “Es un parche cortoplacista. Los especialistas que vienen de otros países no tienen la vía MIR y, cuando llegan, hay que comprobar que tienen las mismas competencias. La gran mayoría las tiene, pero nos tenemos que asegurar de que no se les precarice. Corremos el riesgo de que las plazas de difícil cobertura se cubran con profesionales que acaban de llegar. Es una solución a corto plazo, pero tienen que venir con unas garantías”, desarrolla Martín.

“Agilizar las homologaciones puede formar parte de la solución, y además es de justicia. No puedes tener a un chaval con unas expectativas tres años esperando”, contrapone Cobo, que señala también los problemas de visados. “Tienen un tiempo limitado para estar en España, por lo que lo ideal sería agilizar la tramitación, pero me consta que desde el Ministerio se está trabajando bien y desde hace unos meses es cada vez más rápido”, apunta.

En 2021, 4.293 médicos extracomunitarios solicitaron autorización para ejercer en España. Las cifras en la última década han variado mucho, desde los 6.800 del año 2010, tras la crisis financiera mundial, hasta los 1.383 de 2015 o los 6.354 de 2019. También el origen de esos profesionales. Venezuela, Colombia y Cuba son tres de los mayores exportadores de médicos, a los que se ha sumado Argentina el último año.

No obstante, desde la organización colegial señalan que no todos se quedan en España. “Tenemos sospechas de que un tanto por ciento de la gente que homologa aquí, luego no se queda, sino que emigran a Europa. Hay un desfase entre el número de homologaciones y el de colegiaciones, que es necesario para trabajar aquí”, indica el presidente. De nuevo, una fuga hacia mejores condiciones.

Mientras tanto, los sanitarios españoles tienen en el punto de mira destinos como Reino Unido, Alemania, Francia y, últimamente, Irlanda. “Allí hay estabilidad, flexibilidad y reconocimiento y respeto, tanto por las direcciones de los centros de salud como por el paciente. Lo que hago es atención continuada, un par de guardias para las que la remuneración es tres o cuatro veces superior que aquí”, explicaba M.M. a elDiario.es. Él es uno de los médicos que renunció a su puesto en la Comunidad de Madrid tras verse afectado por la reestructuración de las urgencias extrahospitalarias de Ayuso que sacó el fin de semana pasado a decenas de miles de personas a la calle en defensa de la sanidad pública.

Peores sueldos y pérdida de poder adquisitivo

Según el estudio del portal Medscape, 'Informe internacional de compensación médica 2021', del que se hizo eco el sindicato Metges de Catalunya, un médico cobra de media en España unos 51.000 euros al año. En Estados Unidos la cifra alcanza los 286.000 euros, pero también se queda lejos de países del entorno, como Alemania (165.000 euros), Bélgica (153.000 euros), Reino Unido (125.000 euros) o Francia (88.000 euros) o Italia (63.000 euros).

Un informe de la Fundación Gaspar Casal, también de 2021, apunta que “en la mayoría de países de la OCDE, los médicos de Atención Primaria ganan de 2 a 4 veces más que el salario promedio de cada país” y entre 2 y 6 veces en el caso de los de hospitalaria. De nuevo, España se sitúa en los rangos más bajos, con el 2,1 veces más y 2,4 respectivamente. Además, el mismo estudio apunta que los médicos han perdido poder adquisitivo entre 2009 y 2018. En Andalucía, un 21,5%; en Canarias y Galicia, un 19%; y en Madrid, un 17,4%. Son las comunidades con peores datos, pero nadie se salva. Incluso los médicos de Murcia y Canarias, que son los que mejor situación tienen en este parámetro, han perdido un 14% de poder adquisitivo.

La carestía de médicos va por especialidades. “Hay 44 especialidades médicas, tan dispares como cirugía plástica y medicina de familia, por lo que hay un gran problema con eso de gestionar todas como si fueran la misma cosa”, indica Barber, para quien el problema es “multifactorial”.

Precisamente, “medicina de familia es una especialidad que se elige de las últimas, que se abandona y para la que ni siquiera se pueden poner más plazas de formación porque no hay centros acreditados. Es el patito feo que nadie quiere”, indica esta experta. Barber es una de las autoras del 'Informe Oferta-Necesidades de Especialistas Médicos 2021-2035' del Ministerio. En él, advierte que el 30% del personal médico de Atención Primaria, el primer escalón asistencial y de mayor proximidad con los pacientes, se jubilará en la próxima década. Pero va más allá. “El año 2027 es punto de inflexión. Ese año habrá un déficit global de unos 9.000 médicos, que se debe sobre todo a la falta de médicos en medicina familiar y comunitaria”, dice.

Desde el Ministerio, no obstante, señalan un “posible equilibrio” a partir de esa fecha. “Siempre que se mantenga la oferta de plazas de Formación Sanitaria Especializada y continúe el incremento de plazas en las universidades”, matizan las mismas fuentes.

“No se cubren plazas MIR porque no son atractivas”

El reemplazo se está complicando, porque aunque Sanidad amplió la oferta de plazas MIR para medicina familiar y comunitaria, no se cubrieron. En el proceso de selección de 2022, quedaron vacantes doscientas plazas. Para Martín, esas plazas “no se cubrieron porque no hacen que sean atractivas”. En paralelo, los médicos que terminaron este año su residencia no acudieron en masa al sistema público, espantados por las malas condiciones. En Madrid, a principios de este verano, la Consejería solo logró cubrir 59 plazas de las 197 que había abierto a los 338 profesionales que habían acabado la especialidad ese año. En Galicia, en 2021, más de la mitad habían rechazado los contratos del Sergas.

Galicia es una de las comunidades que ha reclamado al Ministerio que amplíe la oferta de plazas MIR. “Las comunidades autónomas ponen encima de la mesa las unidades docentes que tienen, porque son ellas las que pagan y el ministerio convoca las plazas y trata de acreditar el máximo número de plazas”, explica Cobo. Es decir, para que haya más plazas, las administraciones autonómicas tienen que garantizar el personal que atenderá esas formaciones.

“Se pueden preparar más médicos especialistas siempre y cuando tengamos los recursos para hacerlo. A esos médicos hay que formarlos en una carrera que dura seis años y es de alto rendimiento. Si quieres una formación médica especializada, tendrás que generar las unidades docentes. Sin embargo, en la universidad pública los decanos se quejan de que no hay docentes”, advierten desde el CGCOM. Precisamente, la Conferencia Nacional de Decanos de Facultades de Medicina Españolas (CNDFME) emitió un comunicado a finales de octubre en el que señalaba que “no faltan médicos sino especialistas” y que aumentar el número de plazas supondría “empeorar la calidad” porque “el incremento de facultades de medicina se ha producido sin un incremento del profesorado necesario, más bien al contrario”. 

La secretaria general del sindicato médico Amyts, Ángela Hernández, ya señalaba en una entrevista en elDiario.es que “somos el segundo país del mundo en número de facultades de medicina. Esto no se arregla añadiendo más agua si luego se te va a ir toda. Un médico de familia aquí siente que no puede ejercer correctamente su trabajo porque está atendiendo 40, 50, 60 o 70 pacientes al día, más domicilios, más las urgencias que te vengan. Mientras, en Suecia te pagan el triple y te aseguran que vas a ver entre 15 y 20 pacientes diarios”.

Para Martín, las soluciones pasan por “tener estrategias innovadoras que hagan atractivas las plazas de difícil cobertura” para “dar respuesta a las necesidades de los ciudadanos”. “Los médicos de familia trabajamos en equipo, con enfermeras y administrativos. Nosotros abogamos porque se hagan equipos de salud basados en el principio de subsidiaridad y con el techo competencial de cada profesional, que cada uno haga lo que tiene que hacer y para lo que está formado”, defiende. De nuevo, coincide en lo que vienen señalando todos los expertos. Para que esas plazas de difícil cobertura dejen de serlo, “las consultas no pueden estar excesivamente sobrecargadas”, con 50 o 60 pacientes al día.

Ella, que lleva treinta años ejerciendo como médica de familia, alberga esperanzas: “No estamos tan tan tan mal como nos quieren hacer creer. Hay soluciones. Hay que remangarse y ponernos todos a ello. Estamos heridos, pero no muertos. Que nadie nos quiera engañar y decir que esto está roto y hay que privatizar. Tenemos que hacer entre todos que el sistema sea eficiente, sostenible y equitativo”.