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“Mi hija está en la ruleta de la muerte”

Irene Castro

“Mi hija está en la ruleta de la muerte”, decía Delmy, la madre de la joven de 22 años embarazada de 26 semanas cuya vida corre peligro si sigue adelante con el embarazo, poco antes de que la Corte Iberoamericana de Derechos Humanos pidiese a El Salvador que adopte “las medidas médicas que se consideren oportunas y convenientes” para salvar su vida.

Delmy defiende la interrupción del embarazo de su hija porque es “una necesidad que tiene para vivir”, ya que la joven tiene lupus y “graves complicaciones renales” que empeoran día tras día por la gestación de un feto que no vivirá tras salir de su vientre porque padece anencefalia (no tiene cerebro). Pero en el país centroamericano el aborto está prohibido en todos los supuestos y penado con cárcel para madres y médicos. Además, el Constitucional salvadoreño había rechazado la petición del aborto terapéutico para la mujer.

Ahora la Corte Iberoamericana de Derechos Humanos abre la puerta a que los médicos intervengan de manera inmediata “para evitar daños que pudiesen llegar a ser irreparables en la vida, integridad personal y salud” de la joven. No obstante, este pronunciamiento, aunque deja sin efecto la sentencia del Constitucional, es provisional.

“La salud de ella está cada vez peor”, explica Delmy, que insiste en que no está a favor del aborto pero que en el caso de su hija es “necesario para luchar por vivir”. “Me dice que está cansada y que le cuesta respirar. Y yo no quiero volver a ver a mi hija en esa situación, conectada a unos tubos”, explica. Recuerda que en el parto anterior Beatriz ya tuvo muchos problemas, estuvo en cuidados intensivos, y dice que “gracias a Dios ese niño vivió”.

Pero ahora la situación es diferente. El bebé que espera Beatriz tiene nulas posibilidades de supervivencia. “Los políticos creen que se abrirá la puerta al aborto y yo les digo que mi hija tiene una necesidad por vivir, no es porque ella quiera practicárselo, porque no quiera el bebé. Si el bebé fuera a vivir nos habríamos planteado esto de otra manera”, dice Delmy desde Jiquilisco, una comunidad rural a tres horas de la capital salvadoreña a donde le llevan un teléfono para poder atender la llamada de eldiario.es.

Su abogado no descartaba la posibilidad de que la joven emigrara para salvar su vida, aunque sostenía que no era la primera alternativa: “La idea es que pueda resolverse la situación de salud de Beatriz acá en El Salvador”. Ahora el tribunal de Derechos Humanos obliga a las autoridades salvadoreñas a presentar antes del 7 de junio un primer informe sobre el cumplimiento de las medidas provisionales que ha decretado. El Gobierno del país centroamericano no se ha pronunciado acerca de las medidas que va a tomar para dejar actuar al equipo médico “sin interferencias” en el caso de Beatriz, tal y como pide el tribunal de derechos humanos, aunque horas antes del veredicto la ministra de Salud, María Isabel Rodríguez, dijo que los médicos están listos para practicarle un parto inducido -“no un aborto”-.

Por el momento, Beatriz sigue en el hospital de maternidad, sin ver a su hijo de 14 meses, consciente de lo que le ocurre y a la espera de los pasos definitivos que den las autoridades del país.

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