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La Conferencia Episcopal admite que los obispos contribuyen “a la desafección y desconfianza en la Iglesia”

Omella, junto a Osoro y Blázquez

Jesús Bastante

en religiondigital.com —

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“La fe va perdiendo presencia en la cultura ambiental de nuestro país, lo cual también está provocado (...) por las inconsistencias internas de la Iglesia y de los cristianos, y, también hay que decirlo claro: de nosotros, los propios pastores de la Iglesia, y por ello pido perdón, pues con nuestra falta de testimonio e incoherencias, por nuestras divisiones y falta de pasión evangelizadora, en no pocas ocasiones contribuimos, no sin escándalo, a la desafección y a la falta de confianza en la jerarquía, en la propia Iglesia”. El presidente de la Conferencia Episcopal, Juan José Omella, lanzó una rotunda petición de perdón, y asunción de responsabilidad por los escándalos de abusos y corrupción que han llevado a muchos fieles a abandonar la Iglesia.

Al tiempo, animó a “afrontar temas como la falta de fe y la corrupción dentro de la Iglesia que nos duelen muy de veras y pedimos perdón a Dios, a las víctimas y a la sociedad, a la par que trabajamos por su erradicación y prevención”. “En medio del contexto cultural y social que nos toca vivir”, el purpurado se preguntó “¿por qué hoy muchos españoles no se plantean las grandes preguntas que siempre se ha cuestionado el ser humano?”, apuntó. “La respuesta es muy sencilla: porque viven y vivimos distraídos por muchos estímulos pasajeros”. Frente a ello, asumió, “hemos de estar cerca y atentos para escucharlo y acompañarlo sin juzgarlo ni condenarlo”.

“Soñamos, como nos invita el papa Francisco, con una Iglesia que llegue a todos los rincones de la sociedad. En la que los laicos, con su modo de vivir, sean capaces de llevar la novedad y la alegría del Evangelio allí donde estén. Una Iglesia donde sus laicos, conscientes de que es su hora, vivan inmersos en el mundo escuchando, con Dios y con la Iglesia, los latidos de sus contemporáneos”, pidió Omella. Una Iglesia “que camina decidida hacia el encuentro del otro, sin juzgarlo, sin condenarlo, sino tendiéndole la mano para sostenerlo, animarlo o para acompañarlo en su vida”.

“Los católicos, que estamos presentes en todos los ámbitos de la sociedad, en la medida que entremos en la dinámica sinodal que nos propone el Papa, ayudaremos a la cohesión, a la humanización y al bien común de España”, instó Omella, quien invitó al diálogo y la escucha con una sociedad cada vez más apartada de la fe. “No nos gusta encontrarnos y escuchar al que no piensa como nosotros. No nos tienen que dar miedo las diferencias”, admitió. Y es que la Iglesia española “quiere colaborar más activamente con las instituciones políticas y civiles para hacer posible este necesario cambio que haga posible salir «mejor» de la crisis que estamos padeciendo”.

El grueso del discurso de Omella giró en torno a la sinodalidad, admitiendo que “vivimos tiempos difíciles”. “Si la crisis del 2008 nos dejó muy afectados, con la reciente crisis sanitaria, económica y social provocada por la pandemia de la Covid, hemos quedado profundamente tocados y muchos hermanos nuestros han sucumbido en la miseria y la pobreza”, destacó el presidente de la CEE, quien denunció que “algunos van a salir beneficiados económicamente”, mientras que “son muchos, muchísimos, los hermanos y hermanas nuestros que están sufriendo o van a sufrir en sus carnes la dureza de esta crisis”.

Omella recordó los problemas de falta de viviendas, destacando que en España viven 40.000 personas sin hogar. “Y no solo eso, sino que, además, actualmente son ya 11 millones las personas que se encuentran en situación de exclusión social, de los cuales dos millones y medio de personas que están en situación de extrema vulnerabilidad”.

Junto a ello, los altos índices de desempleo juvenil, “la inestabilidad provocada por la falta de un contrato fijo y unos sueldos muy bajos que les impiden el acceso a una vivienda, con unos precios desorbitados”.

Del otro lado, añadió, “tenemos el drama de la soledad que está afectando a muchos ancianos que viven solos en sus casas. Una soledad que también está aquejando a los adultos y a los jóvenes que, a pesar de estar hiperconectados por las redes sociales, experimentan la soledad por la ausencia de encuentro real con las personas”.

Así, reclamó “necesario” que “los ministerios de Educación y Trabajo, las patronales de los empresarios, los sindicatos, las asociaciones educativas privadas y la Iglesia con su multitud de instituciones educativas, trabajemos unidos y cooperemos activamente para potenciar la formación profesional”. “Apartemos ideologías y caminemos juntos para hacer frente al reto del paro juvenil”, clamó Omella.

 Pese a admitir que “el ambiente social y político de nuestro país está muy fragmentado”, el presidente de los obispos españoles reclamó “una mayor cohesión social”, para “encontrar todos juntos” las “respuestas a los retos que nos plantea la sociedad”.

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