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El informe climático de la ONU es una alerta roja casi ignorada: “El mundo escucha, pero no actúa lo suficiente”

El reciente incendio forestal en Loutraki (Grecia).

Raúl Rejón

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El informe climático de la ONU conocido este lunes que establece la responsabilidad “inequívoca” de la humanidad en la crisis climática es una alerta roja, hasta ahora casi ignorada por los países. El efecto sumado de los planes preparados por los estados de cara a la Cumbre del Clima de noviembre para atajar el calentamiento de la Tierra se queda corto y producirá prácticamente el doble de emisiones de gases invernadero (GEI) de lo permisible para limitar la temperatura extra a 1,5 ºC, como marca el Acuerdo de París. “El mundo escucha, pero no ha actuado lo suficiente”, ha resumido la secretaria ejecutiva de ONU-Medio Ambiente, Inger Andersen.

Los países y partes que han firmado el acuerdo de 2015 para atajar el cambio climático se comprometieron a hacer lo necesario para que la Tierra no se recaliente más allá de los umbrales considerados de seguridad: 1,5 ºC y, en todo caso, siempre por debajo de 2ºC. Desde 1850-1900 la temperatura del planeta ha subido ya 1,1 ºC (se ha gastado el 75% del presupuesto térmico). Los cálculos físicos marcaron que el recorte de gases para 2030 debía ser de, al menos, un 45% respecto a los de 2010. Para 2020, estos países tenían que presentar –según el Acuerdo– sus “contribuciones” para conseguir ese objetivo. La COVID-19 se llevó los planes a 2021. Las revisiones de organizaciones como la ONU o Climate Action Tracker sobre los informes presentados ilustran un desfase abultado.



En febrero, la ONU agregó todo lo que había llegado a sus oficinas. Eran planes presentados por el 40% de las partes del Acuerdo de París, cuyas emisiones suponían el 30% del total mundial. Estaba la Unión Europea, pero entonces aún no había previsiones de EEUU o Rusia. En ese momento, la suma de todos los planes apuntaba a “una reducción del 0,5% respecto a 2010”.

En mayo de este año, algunos países más habían enviado sus compromisos y objetivos, entre ellos, un gran emisor como EEUU. 81 partes del Acuerdo de París han remitido esos planes (el 57% de las emisiones mundiales) y otras seis –incluida China– habían, al menos, anunciado cuáles serían sus objetivos. La Unión Europea, Canadá, EEUU, Noruega, China, Marruecos o Sudáfrica tienen objetivos más ambiciosos respecto a sus planes anteriores. Rusia, Australia, México y Brasil no han incrementado esa ambición, según el análisis de Cimate Action Tracker (CAT).

Con todo, el exceso de gases que, previsiblemente, serán lanzados a la atmósfera en 2030 respecto a la cantidad compatible con parar el calentamiento global en 1,5ºC oscila entre los 20 y los 23 gigatoneladas de CO2, según CAT. El máximo está trazado en 26 Gt. 

“Los líderes deben tomarse en serio el cambio climático”

La directora general de la Fundación Europea del Clima –y muñidora del Acuerdo de París en 2015–, Laurence Tubiana, lo tiene claro: “Los líderes mundiales tienen que tomarse en serio el cambio climático, pero, lamentablemente, muchos grandes contaminadores están ignorando un tratado que ayudaron a elaborar y están incumpliendo las promesas que hicieron en 2015”. La economista francesa añade que “todavía podemos mantenernos por debajo de 1,5ºC, pero no se conseguirá con medidas tardías y graduales”.

Sin embargo, los países han postergado durante tanto tiempo la reducción de emisiones de gases invernadero que el calentamiento global es irreversible durante décadas. Sus efectos durarán cientos o miles de años, según el informe del IPCC de este lunes.

Con este escenario de planes y emisiones asociadas, los cálculos sobre la subida de la temperatura global siguen disparados. En la situación actual, el calentamiento del planeta se va más allá de los 3 ºC. “Aunque todas las mejoras son bienvenidas, el recalentamiento con las medidas anunciadas –incluso en los casos más optimistas– todavía supera por mucho el umbral de los 1,5ºC”, describe el análisis del CAT. “Nuestra estimación es que, con todas las políticas anunciadas, la temperatura subirá 2,9ºC”. Y piden que se tracen compromisos más ambiciosos para la Cumbre de Glasgow, la COP26 del próximo noviembre.

Precisamente el presidente de la COP26, Alok Sharma, ha recordado este lunes “a cada país, gobierno, empresa y parte de la sociedad que la próxima década es decisiva: sigan la ciencia y asuman su responsabilidad para mantener vivo el objetivo de 1,5ºC”. La representante de uno de esos gobiernos, la vicepresidenta tercera del Gobierno español, Teresa Ribera, ha admitido que el informe del IPCC “es una señal de alarma de los científicos que no podemos permitirnos ignorar. No podemos permitirnos retrasar la reducción real y rápida de las emisiones, no solo con el largo horizonte de 2050, sino también para 2030”.

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