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ENTREVISTA
SECRETARIO DE ESTADO DE EDUCACIÓN

José Manuel Bar: “El PP piensa que es mejor un sistema educativo en el que se suspende más y se repite más”

Jose Manuel Bar Cendón, Secretario de Estado de Educación, fotografiado en el Ministerio de Educación.

Daniel Sánchez Caballero

17 de diciembre de 2022 22:16 h

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Habitualmente muy moderado, en los últimos días se ha visto a un José Manuel Bar Cendón algo más agresivo, dando la batalla al PP. El último escenario de la confrontación permanente entre el Ministerio de Educación y el PP desde que el PSOE accedió al Gobierno es la reforma de la Ebau (la antigua Selectividad), a la que el el departamento que dirige Pilar Alegría quiere dar la vuelta, y que le ha costado críticas por bajar el nivel y la amenaza de los populares de salirse de la mesa de negociación.

En esta entrevista, el secretario de Estado de Educación acusa al PP de estar en el inmovilismo educativo, “anclado en el pasado”, y de estar haciendo oposición educativa por motivos políticos. También de querer un sistema segregador. “¿Al PP la nueva Selectividad le parece fácil? Que explique con claridad que le parece demasiado que aprueben el 92% y que cree que no debe hacerlo más de, por ejemplo, el 75%”, sostiene. El mismo argumento utiliza para las críticas populares al cambio que propone la Lomloe respecto a la repetición y promoción de curso. “¿Por qué el PP piensa que es mejor un sistema educativo en el que se suspende más y se repite más?”.

Bar Cendón asume que las novedades que introduce la Lomloe están generando problemas en las escuelas –se suceden las protestas de docentes e incluso centros en su conjunto–, pero pide “calma” y sostiene que el ministerio es consciente de que los cambios de tanto calado no se implementan de un día para otro. “Pasarán años”, explica.

El secretario de Estado recibe a elDiario.es en su despacho y se presta a todas las fotos que le pide el fotógrafo, en la terraza superior de la sede del ministerio en la calle de Alcalá de Madrid, desde la que las estatuas que coronan los principales edificios de la Gran Vía adquieren toda la dimensión que desde abajo no se aprecia, hasta la escalinata en el gran patio central que articula la laberíntica sede de Educación.

Vamos a empezar por lo más reciente, que es la Ebau (antigua Selectividad). El PP amenazó con abandonar las mesas de trabajo en la última reunión ante la reforma que está planteando Educación y usted les acusó de electoralismo. ¿No se están moviendo en términos educativos?

La primera prueba es que sus declaraciones fueron desde Génova. Yo creo que para llegar a acuerdos a lo mejor habría que sentar a [el presidente del PP, Alberto Núñez] Feijoó, más que a los consejeros de las comunidades. No sé si a Feijoó y a [la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz] Ayuso, pero creo que es una consigna de naturaleza política y que además viene de antiguo. Lo que pasa es que cuando lo sometes a la prueba del algodón, al 'vamos a trabajar, vamos a diseñar, vamos a hacerlo juntos', se rompen las costuras porque al PP nunca le gustó la ley y por tanto no le gusta el desarrollo normativo de la ley. Me recuerda bastante a lo que el PP está haciendo en otros ámbitos, y creo que lo vamos a ver con más intensidad a medida que se vayan acercando las elecciones porque es una estrategia no educativa, sino política.

Explique qué quiere hacer el ministerio con esta reforma, además de adaptarla a la Lomloe. Cuénteselo a una familia que no está metida en el mundo educativo y se le pueden escapar los tecnicismos.

Lo que no podemos es hacer un diseño en el que se enseña y se aprende de una manera, pero después se evalúa de una forma distinta. Eso no es una prueba válida. Hay que cambiar el chip. No pretendemos hacer unas pruebas de acceso a la universidad ni más fáciles ni más difíciles, sino distintas. El PP quiere recuperar la reválida, esa reválida que perdió por toda la oposición social que tuvo en su día. El diseño que pretenden no sólo es centralizador, en el que todas las comunidades tengan que hacer forzosamente lo mismo: es el diseño de la reválida en la que se evalúan otra vez todos los contenidos compartimentados por las materias que se hayan estudiado en el Bachillerato. Esto es precisamente lo que nosotros no queremos. Queremos evaluar una competencia de carácter general que nos asegure que alumnos y alumnas van a seguir cursando con éxito sus estudios universitarios, que tienen esa madurez académica general [así, Prueba de Madurez, se llama la prueba en torno a la que se articulará el futuro examen].

Pero se les acusa de bajar el nivel con su propuesta.

No, no, no. Cuando se dice que se va a rebajar el nivel, ¿qué quiere decir? ¿Que en Bachillerato se va a enseñar menos? Porque a la Ebau no se va a aprender, a la Ebau se viene aprendido de casa. Si el Bachillerato cumple su función con éxito es independiente que la prueba sea más fácil o más difícil. El nivel se ha adquirido antes. La Ebau tal y como se concibe ahora está sometida a un montón de críticas. El profesorado en Bachillerato no tenía margen de autonomía porque estaba pendiente de que en qué iba a consistir la prueba. Es un entrenamiento para aprobar un determinado examen. Esto, que se estaba criticando desde hace tantos años, es lo que queremos cambiar.

¿Al PP la nueva Selectividad le parece fácil? Que explique con claridad que le parece demasiado que aprueben el 92% y y cree que no debe hacerlo más de, por ejemplo, el 75%

El PP debe decir con claridad si le parece demasiado fácil la Ebau, porque ahora mismo la está aprobando el 92%. ¿La quieren hacer más difícil? Explíqueselo a los alumnos. ¿Nos parece demasiado que aprueben el 92% y queremos hacer una Ebau más difícil por aquello del mantra de la cultura del esfuerzo? Explíqueselo con sinceridad a la comunidad educativa. Expliquen, por ejemplo, que no debe aprobar la Ebau más del 75%. Pero esto no lo dicen porque su modelo causó el rechazo de toda la comunidad educativa y muy particularmente de los estudiantes en su día.

Desde los grupos políticos se hacen críticas que se pueden achacar a argumentos políticos, pero que haya grupos como la Red de Filosofía que también estén criticando, ¿no son críticas educativas?

Nosotros vamos a ser muy sensibles a todas las propuestas que quieran llegar de esas asociaciones o grupos más corporativos, pero no nos han enviado ninguna. Estamos deseosos de recibirlas, y si llegan van a ser escuchadas. Me sorprende mucho que se critiquen los contenidos cuando nadie ha publicado los criterios de la prueba; se están trabajando todavía. Creo que se han precipitado un poco en la crítica. El debate está abierto, pero no queremos reeditar una reválida. Cuando se dice que no está determinado contenido, eso podría ser una crítica que tuviese sentido en el anterior modelo. Pero para disipar esas dudas hemos hecho un modelo transitorio, de ir haciendo más competenciales progresivamente las pruebas. No vamos a hacer un vuelco total en la Ebau: partiendo de la estructura actual por asignaturas vamos a ir dándole poco a poco el giro hacia un modelo más competencial y no tan basado en el embutir contenidos que se han de vomitar después en un examen.

Este mismo argumento de la caída del nivel se ha utilizado con toda la ley en general, con los contenidos en los currículos competenciales: que no hay listados de contenidos exhaustivos y se pierde conocimiento. ¿A qué lo achaca entonces?

Hay algo común en los modelos educativos más a la derecha: la crítica del facilismo. El otro día, hablándolo con el ministro portugués, me decía que lo atacaban con el 'facilitismo'. Parece una consigna común, pero diría que de los elementos más ultraconservadores. En los modelos educativos que podemos ver en toda Europa y los referentes que estamos utilizando el modelo competencial lo están aplicando incluso partidos conservadores de toda Europa. Pero la derecha de la derecha está anclada en el pasado, en un modelo educativo compartimentado por asignaturas en el que se trata de dar un poco más de lo mismo. Ese es el modelo del PP, que está intentando que la gente aprenda para un mundo que ya no existe y por tanto está cercenando el futuro.

¿Cómo valora estos primeros meses de implantación de la Lomloe? Si uno atiende Twitter o lo que dice el profesorado todo está incendiado, es un caos, un desastre (aunque es verdad que es las redes sociales son un micromundo y que habitualmente hace más ruido quien está en desacuerdo con algo).

Están pasando varias cosas, algunas más previsibles y otras que vamos aprendiendo por el camino. La Lomloe significa en buena medida asumir este cambio paradigmático que está implosionando en el mundo educativo, y no solo en España. Todos los cambios de paradigma significan atravesar momentos un poco complicados, se pueden encontrar resistencias por razones ideológicas o de inmadurez de la reflexión científica. Cuando vemos las inquietudes que se están generando en los centros educativos debemos pensar que los cambios de paradigma requieren reflexión, tiempo, tranquilidad y recursos. A veces no hay una sincronía en todo esto. El mensaje que nosotros lanzamos desde el Ministerio a los claustros y a los equipos directivos es que ante todo mucha calma, sobre todo tranquilidad para debatir. También a las comunidades autónomas que todo esto vaya acompañado de formación y de recursos de apoyo al profesorado. Esto va llegando poco a poco, no hay que olvidar que una cosa es lo que dice un Boletín Oficial y otra cosa es lo que ocurre dentro de un aula. Pasarán semanas, pasarán meses, probablemente pasen años hasta que ese cambio de paradigma educativo se haga realidad dentro de las aulas.

Habla de recursos, la ley fija el 5% del PIB como objetivo de inversión en Educación. ¿No es poco ambiciosa esa meta?

Es un estándar, pero creo que con el presupuesto que tenemos para el 2023 es muy probable que superemos ese 5%. Contamos además con la ayuda de Europa, no podemos perder ese referente.

Están saliendo –por fin– los últimos currículos de desarrollo de las comunidades autónomas que venían rezagadas. El Ministerio dijo en su momento que cuando estuvieran todos se miraría si alguien incumple la ley. ¿Hay algún elemento que se haya introducido en alguna comunidad –estoy pensando en las que gobierna el PP– que consideren que no se ajusta a la ley, por ejemplo en cuanto a la repetición y promoción de curso?

No hay nada especialmente grave. Sí me preocupa mucho, ya que lo menciona, la repetición de curso. Se lo he preguntado por activa y por pasiva en distintos escenarios: el PP piensa que es mejor un sistema educativo en el que se suspende más y se repite más. ¿Por qué ? No acaban de dar una explicación coherente para ello.

Cuando se condiciona la promoción de curso al número de asignaturas que se suspenden es cuando a veces los profesores se ven obligados a aprobar a alumnos. Precisamente evitamos esto con la nueva ley

Dicen que se regalan aprobados para maquillar la estadística, de nuevo la acusación de bajar el nivel.

Todos los estudios, pero de manera abrumadora, están hablando de la inutilidad de la repetición de curso, de lo costosísimo que es y de que es la principal fuente de abandono escolar. Es una de las principales lacras que tiene nuestro sistema educativo. Estamos a la cabeza, pero con muchísima diferencia, en la repetición de curso. Tenemos que corregir eso con urgencia. El sistema es mejor y tiene más éxito si es más inclusivo y si los alumnos van avanzando con el curso natural de los años. Ese modelo darwinista del sálvese quien pueda y el que no se queda repitiendo y el que no lo echamos del sistema educativo... Esto [de facilitar la promoción de curso] no es una genialidad nuestra, es algo que se está haciendo en toda Europa. ¿Por qué países gobernados por partidos conservadores tienen instituida la promoción universal? ¿Por qué no se lo mira un poco el PP esto? Creo que la cultura del esfuerzo se la debieran aplicar a sí mismos y esforzarse un poco en ver qué es lo que pasa en otros ámbitos, en otros contextos, que estudien un poco más, que se esfuercen.

No se están regalando aprobados, entonces.

Cómo que regalar, la educación es un servicio público, no regala nada. A ningún profesor se le obliga ni se le ha puesto ninguna instrucción de que tenga que aprobar porque sí a sus alumnos. Ni lo están haciendo. Yo he pateado durante 32 años muchas aulas, miles probablemente, y lo que veo es lo que ocurre cuando condicionamos la promoción de curso al número de asignaturas que se aprueban o suspenden. Se reúnen los profesores de las distintas asignaturas y dicen, '¿cuántas le quedan?' 'Tres'. 'Bueno, pues le apruebas para que sean dos y entonces pueda pasar de curso'. Hay una especie de negociación en la que muchos profesores, para poder facilitar la promoción, que es lo natural, se ven obligados a aprobar. Precisamente con la nueva ley eso lo evitamos. A ningún profesor, en el margen de su autonomía docente y de su libertad de cátedra, se le obliga a aprobar. Lo que sí vamos a procurar son las medidas de refuerzo necesarias para aquellos alumnos que van progresando de curso con déficit en alguna materia. Yo destinaría, ya que la repetición del curso es tan cara, una buena parte de esos recursos a reforzar, a dar apoyo a los alumnos con materias pendientes para que pueda seguir avanzando con éxito. Sabemos que las tasas de repetición más altas se dan sobre todo en el primer ciclo de la secundaria obligatoria. Y todos sabemos lo que es la adolescencia. Los chavales pasan momentos mejores y peores; hay chicos que han prosperado con cuatro suspensos y al año siguiente lo aprueban todo fácilmente. Esto lo sabe el profesorado. Lo ideal es que, como en la mayoría de los países, la transición de un curso a otro sea la natural: con los años y con las medidas de acompañamiento y refuerzo necesarias.

Ha mencionado el Estatuto Docente. Se habla a veces de un MIR docente: ¿por dónde va la idea del Ministerio en cuanto a la formación del profesorado?

Tenemos que cambiar la formación desde su inicio. La formación inicial, el tránsito desde los estudios universitarios, la entrada, la acogida en las aulas con toda su fase de formación en prácticas, el acceso a la función pública docente (el sistema de oposiciones está desfasadísimo), la formación en ejercicio, la formación permanente. La Educación tiene que evolucionar.

Ahora mismo hay una doble versión: los estudios de Infantil y Primaria, mucho más generalistas y basados en elementos más pedagógicos; y para Secundaria una formación mucho más especializada. Cuando alguien estudia Matemáticas o Física no está pensando en la docencia. Queremos que en los últimos cursos, quienes vayan orientando su futuro profesional hacia la docencia tengan más carga pedagógica. El modelo de formación profesional dual nos ha enseñado que puede ser –teniendo en cuenta las distancias– aplicado a la docencia. ¿Por qué una parte del aprendizaje de aquellos que van a ser docentes no se producen también a modo de prácticas en centros docentes? Lo cuentan muchos profesores: cuando un profesor llega un primer día a un claustro es como un pulpo en un garaje. No sabe, y de repente lo meten en un aula con 30 alumnos. ¿Qué hace? Coge los apuntes de la universidad, los reproduce aquí, mira el libro de texto. No funciona ese sistema.

Eso no habla muy bien del Máster de Formación del Profesorado de Secundaria.

El máster tenemos que cambiarlo también. Ahora no me voy a poner a criticarlo, pero está claro que en duración y en los contenidos tiene que ser reformado. Y eso lo saben en la Universidad, lo saben quienes lo estudian y lo saben las comunidades educativas que reciben a aquellos que acaban de hacerlo.

¿Es un fracaso de la Lomloe, que en parte se hizo para evitar esto, que Madrid saque parcelas públicas a concurso para colegios concertados?

A mí me preocupa como administración pública que haya una educación pública de calidad. También me preocupa la calidad de los centros sostenidos con fondos públicos. Pero si Madrid dispone de de solares deberían construir centros públicos. Ellos tienen una concepción más ultraliberal de la educación y para ellos hay que privilegiar la iniciativa privada. No estoy de acuerdo con esa concepción. Creo que la educación como cuestión de Estado y como servicio público debe ser por lo que es realmente hay que apostar a la hora de inversión de recursos públicos. ¿Significa eso descuidar a la enseñanza concertada? De ninguna manera. Creo que desde aquí nos tenemos que preocupar también por la calidad del servicio educativo que prestan los centros concertados. Pero, ¿usted dispone de solares? Dedíquelo a la construcción de centros públicos. Si no lo que estamos haciendo es abandonar eso para dejarlo al albur de la iniciativa privada.

Pero se hizo una ley que en parte estaba pensada para evitar esto y ha acabado pasando.

Las comunidades autónomas tienen competencias. Vivimos en un Estado descentralizado y la educación es de los servicios más descentralizados. También corresponde a los madrileños elegir los modelos que quieren. Dentro de unos meses hay elecciones, que lo miren. Nosotros desde el Ministerio Educación no podemos invadir competencias. Si vemos que crujen los elementos básicos que la Constitución atribuye al Estado miraríamos los procedimientos administrativos para intentar abordar eso. Pero para todo lo demás las competencias son de las comunidades autónomas; es a ellas a las que hay que interrogar sobre este tipo de cosas.

Si Madrid dispone de de solares, debería construir centros públicos, pero ellos tienen una concepción más ultraliberal de la educación y prefieren privilegiar la iniciativa privada

Ya que habla de la calidad de la escuela concertada, sabe que una queja recurrente de la patronal –y que estadísticamente al menos y en cuanto a gasto por alumno se sostiene– es que están infrafinanciados. ¿Cree que la escuela concertada está infrafinanciada?

También aquí hay un ámbito competencial importante por parte de las comunidades autónomas...

Pero el Ministerio puede subir el módulo mínimo si quiere.

Se ha subido el mismo porcentaje que se han subido los salarios de la función pública en general. Ahora corresponde a las comunidades autónomas, las hay donde se ha avanzado más y otras que están en fase de negociación. Yo sobre todo pienso que la enseñanza sostenida con fondos públicos debe ser gratuita. Si son sostenidos con fondos públicos, deben serlo a todos los efectos que eso requiere. Hemos hablado de esto, porque la mesa de la concertada en la época de [el exministro Ángel] Gabilondo iba a poner en marcha un grupo de trabajo de estudio del coste real de la plaza escolar y yo me he comprometido con la mesa de la concertada a ponerlo de nuevo en marcha. Pero me sorprendió mucho que el PP ha tenido abandonada la mesa durante todos sus años de gobierno pero ahora tiene muchas urgencia con algunas demandas políticas cuando este tema lo tuvo abandonado tantos años. Aquí lo vamos a reeditar, lo vamos a impulsar porque sí que preocupa realmente cuál es el coste real de la plaza escolar en un centro concertado.

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