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La gran mezquita de Tirana, un recuerdo de los tiempos del Imperio Otomano

La gran mezquita de Tirana, un recuerdo de los tiempos del Imperio Otomano

EFE

Tirana —

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La mezquita de Namazgja en el corazón de Tirana se convertirá en breve en el mayor centro de culto musulmán de los Balcanes, un templo con cabida para 5.000 feligreses que ha costado 30 millones de euros y ha sido financiado íntegramente por Turquía.

Las obras están en su fase final; quedan por hacer las caligrafías que adornarán las paredes interiores y algunas tareas menores, según fuentes de la Comunidad Musulmana de Albania (KMSH).

Los imponentes cuatro minaretes de 50 metros de altura, la cúpula central de 35 metros y otras 18 menores contrastan con la arquitectura soviética del vecino edificio del Parlamento y las construcciones de baja altura erigidas durante el comunismo.

Su estilo se hace extraño en Albania y se parece al de la Mezquita Azul de Estambul, del famoso arquitecto de origen albanés, Sedefkar Mehmet Aga, que la diseñó a principios del siglo XVII para glorificar la grandeza del Imperio Otomano.

Al igual que en el caso de otras mezquitas fuera de Turquía, también en esta ocasión fue el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, quien en 2015 fue el encargado de colocar la primera piedra de un proyecto que calificó de expresión de “unidad” y “solidaridad” entre ambos países.

“Nosotros no disponíamos de ese dinero, ni el Estado albanés, por eso la única posibilidad para construirla eran las donaciones extranjeras”, explica a Efe Agron Hoxha, responsable de prensa de la comunidad musulmana.

Financiada por la autoridad religiosa turca, Diyanet, y las mezquitas de Turquía, Hoxha considera normal que el dinero viniera de un país “grande, cercano y amigo” de Albania que al fin y al cabo formó parte del Imperio Otomano desde finales del siglo XIV hasta su independencia en 1912.

Durante ese período hubo muchas personalidades políticas de Estambul originarias de las provincias albanesas que ocuparon cargos importantes como los de primer ministro o visir.

Según Hoxha, el hecho de que la mezquita se haya financiado con fondos turcos no significa que Erdogan vaya a querer ejercer influencia sobre Albania.

“No nos va a traer a ninguno de sus imanes. Todos serán albaneses. Entonces, ¿con qué se nos va a imponer, con hierro y hormigón?”, sostiene Hoxha.

Artan Raca, arquitecto de profesión, en cambio, opina que el Gobierno “se ha entregado al que ha puesto el dinero. No hubo concurso, y el estilo oriental no tiene relación con nuestra cultura. Podría hacerse una mezquita moderna acorde al tiempo”.

La mezquita “se ha construido por intereses de Turquía. Más que mezquitas queremos que se arregle la economía y que aumenten los sueldos para poder vivir mejor”, advierte Festime, que vive de una pensión de 50 euros.

El primer ministro, Edi Rama, firme defensor de la integración de Albania en la Unión Europea es a la vez conocido por sus buenas relaciones con Erdogan, al que llama “amigo y hermano inseparable”.

En Albania, donde no existe un partido religioso musulmán, ha habido una fuerte expansión de compañías turcas que han invertido 2.600 millones de euros en múltiples sectores, desde las telecomunicaciones, la banca y la energía, hasta diversas ramas de la industria.

Para los fieles musulmanes, sin embargo, la construcción de la mezquita es un motivo de alegría y una necesidad.

“Debían haberla construido mucho más antes. Los musulmanes somos la mayoría y aún rezamos en plazas y calles por no tener un digno templo como el de los católicos y ortodoxos”, se queja Fatmir Limani.

En todo el país hay 680 modestas mezquitas para satisfacer las necesidades de los musulmanes que representan el 60 % de los 2,8 millones de habitantes, mientras que el 10 % son católicos y 7 % ortodoxos.

El dictador estalinista Enver Hoxha prohibió por ley la religión, proclamó Albania en 1967 el primer país ateo del mundo, destruyó los templos y persiguió severamente al clero.

La religión empezó a practicarse de nuevo tras la caída del comunismo en 1991.

La opinión pública en Albania identifica a la población musulmana como la parte más atrasada e ignorante de la sociedad por asociarla con el Imperio Otomano que impidió el progreso del país y lo apartó de la desarrollada Europa.

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