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CORONAVIRUS
El plan de Asturias para liderar la vacunación en España: “Cada día que pasa una dosis en el congelador es una oportunidad perdida”

Un hombre recibe la primera dosis de la vacuna en Asturias

Javier Martínez Mansilla

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“Las vacunas suministradas están para ser aplicadas, no para ser guardadas”. Así lo considera el epidemiólogo Daniel López Acuña en un análisis sobre el “éxito” de la campaña de vacunación en Asturias. El Servicio de Salud del Principado de Asturias (SESPA) llegó a aplicar el 100% de la primera remesa de vacunas el pasado martes frente al 6% de Madrid o el 13% de Catalunya. Según los datos de este jueves, sigue siendo la autonomía más eficiente en la vacunación (60,7%) mientras varias no han llegado aún al 20%. “No tiene sentido guardar vacunas cuando lo que hay que hacer es vacunar a la mayor cantidad de personas en el menor tiempo posible”, añadía Acuña, ex director de Asistencia Sanitaria en Crisis de la OMS y miembro del Comité Asesor de la COVID-19 en Asturias. Algunas comunidades han optado por guardar un porcentaje para la segunda dosis y así solucionar eventuales problemas de suministro. Pero este no es el caso asturiano.

Agotar la totalidad de las remesas que llegan cada lunes; trabajar sin descanso todos los días de la semana y festivos; vacunar a todo el personal de las residencias con la mayor rapidez, reorganizar los equipos y ser eficaces en el aparato logístico. Esas son las claves que marcan la hoja de ruta de Salud del Principado para afrontar la campaña de vacunación. El objetivo: este viernes 8 de enero “todo el personal de las residencias de Asturias debería estar vacunado”, como explicó el martes el presidente de la región, Adrián Barbón, en una entrevista en la SER. Porque en vísperas de la llegada de la tercera ola, “el tiempo salva vidas”, en palabras del Consejero de Salud del Principado, Pablo Fernández Muñiz. Pero, ¿cómo se ha planteado la estrategia en Asturias?

La estrategia 

“Esto es una carrera de fondo en la que tenemos que conseguir vacunar al mayor porcentaje de población posible, empezando por los más vulnerables”, explica Sergio Vallés, director general de Cuidados, Humanización y Atención Socio Sanitaria del Principado de Asturias, a elDiario.es. 

El 27 de diciembre la campaña de vacunación contra la COVID-19 se puso en marcha en toda Europa, momento en el que España comenzó a administrar una parte de los 4,5 millones de dosis de la vacuna de Pfizer y BioNTech. En 12 semanas se debería inmunizar a 2,3 millones de personas. Los primeros, los mayores que viven en residencias y el personal sanitario que trabaja en contacto con ellos. 

Las comunidades autónomas reciben cada lunes un nuevo lote de este nuevo fármaco. En el caso del Principado, 11.700 unidades. Y cada comunidad las aplica según su estrategia. La de Asturias: agotar la totalidad de la remesa semanal antes de que llegue la siguiente. 

Siguiendo esta dinámica, el Principado ha conseguido situarse a la cabeza nacional en cuanto a aplicación de dosis. El 5 de enero el presidente del Principado confirmaba que ya se habían usado la totalidad de las vacunas del primer lote. En total, 12.020. 

¿Cómo se explica esta rapidez?

“El ritmo de vacunación avanza en Asturias de forma satisfactoria”, informaba esta semana el director general de Salud Pública, Rafael Cofiño, quien destacaba que las vacunas se habían puesto de manera “ininterrumpida”, durante las mañanas y tardes de las vacaciones navideñas, incluidos los festivos. En función de cómo se fuese desarrollando la campaña, Cofiño explicó que se plantearía comenzar la vacunación entre el personal sanitario.

Para desarrollar el plan, Salud del Principado cuenta con un dispositivo de 50 equipos y 148 profesionales destinados a cubrir las ocho áreas sanitarias de Asturias. A las residencias acuden equipos de dos enfermeros. Una persona vacuna y la otra se encarga del registro de la información que pide el Ministerio para el seguimiento y control de la campaña. Los primeros centros en recibir la vacuna han sido las residencias con más personal de las ciudades más pobladas de Asturias. 

“La planificación tiene que ser muy fina, exquisita y ajustada”, comenta el jefe del Servicio de Vigilancia Epidemiológica de Asturias, Ismael Huerta. “Cada vacuna que sale del congelador tiene su destinatario. Va con nombre y apellidos”. De esta manera se evitan retrasos, desajustes y aumenta la eficacia de este proceso en el que la dosis debe de ser inyectada antes de que pasen dos horas desde que sale del congelador. 

Con este ritmo, este viernes, según presidencia del Principado, 23.000 personas, o la totalidad del personal de las residencias y sus trabajadores sociosanitarios, estarán vacunados. En otras palabras: una parte del mayor grupo de riesgo habrá empezado el proceso de inmunización (aún será necesaria una segunda dosis) y se podrá asumir la fase de vacunación en el resto de la población de manera más desahogada. “Estamos previniendo fallecimientos, episodios severos y estamos racionalizando la presión asistencial”, explica López Acuña, que destaca que “el éxito alcanzado por Asturias ha sido una expresión de voluntad política, de capacidad de gestión y de compromiso con la salud pública”.

En cuanto a la posible colaboración de las fuerzas armadas, tanto Salud como presidencia del Principado no la descartan, aunque no la precisan en este momento. “No descartamos ningún escenario”, comenta Vallés. “Hemos empezado bien, pero hay que mantener la presión y adaptar el ritmo de vacunación al ritmo de vacunas que nos vayan llegando”. Y, concluye el director de Atención Sociosanitaria, “cada día que la vacuna pasa en un congelador en estos tiempos en los que la tercera ola ya está aquí, es una pérdida de tiempo y de oportunidad”.

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