“En Polonia las mujeres hemos ganado una batalla por el aborto, pero es una victoria parcial”
Cuando a finales de septiembre Marta Lempart esgrimió su idea en la ciudad de Breslavia, al suroeste de Polonia, no imaginaba la repercusión que alcanzaría. Esta abogada agarró el megáfono en una manifestación y habló de un 'Lunes Negro', de una huelga de mujeres, de salir a la calle para frenar lo que se estaba gestando en el Parlamento.
Pocos días antes la Cámara había admitido a trámite una iniciativa popular del colectivo Stop Abortion gracias a la mayoría absoluta del partido Ley y Justicia, que gobierna desde octubre de 2015. El proyecto abogaba por prohibir el aborto en todos los supuestos, excepto en caso de riesgo para la madre, y contemplaba penas de cárcel para las mujeres que incumplieran la ley.
El 'Lunes Negro' llenó las calles de Varsovia y otras tantas ciudades polacas de mujeres –y hombres– contra la propuesta que endurecía todavía más la ya restrictiva ley del aborto en Polonia. La protesta surtió efecto y el pasado jueves el Parlamento rechazó por mayoría el proyecto después de que varios diputados del partido de gobierno rectificaran. Tras la euforia inicial, Lempart rebajaba la emoción: “Hemos ganado una batalla por el aborto, pero es una victoria parcial”, afirma a eldiario.es.
La activista reconoce el éxito de la movilización que ha hecho al Gobierno, presidido por el partido conservador Ley y Justicia, dar marcha atrás en un proyecto “al que se oponía la mayor parte de los polacos”, según Elzbieta Korolczuk, residente en Varsovia. Un día y medio antes de la decisión del Parlamento esta socióloga de 40 años creía que sería difícil tumbar el proyecto debido a “la presión de los antiabortistas y la Iglesia católica, con mucho poder en Polonia”.
El Gobierno prepara otra ley
Todas las mujeres consultadas coinciden en asegurar que el Gobierno conservador decidió en su momento tramitar la iniciativa, entre otras cosas, “por la deuda que ha contraído con la Iglesia, que apoyó al partido en las elecciones”, apunta Korolczuk, activista feminista e integrante de la fundación Acción Democracia. En su opinión, el Ejecutivo ha decidido recular “porque se ha asustado y ha perdido apoyo”.
Es también lo que piensan Dorota Olko y Kinga Stanczuk, integrantes del partido Razem, el llamado “Podemos polaco”. “Hemos ganado la primera batalla, pero ahora es el momento de ganar la guerra por nuestra dignidad y el derecho a decidir sobre nuestras vidas”, sentencia Olko. Y es que para las mujeres polacas, la lucha por un aborto libre y gratuito todavía continúa.
“Es probable que el Gobierno quiera devolvernos el golpe porque está preparando una nueva ley”, asegura Stanczuk. De hecho, la diputada de Ley y Justicia, que gobierna el país con mayoría absoluta desde octubre de 2015, Krystyna Pawlowicz ha anunciado en su Facebook que el partido presentará su propio proyecto porque “con la protección de la vida no nos damos por vencidos”. La formación no ha concretado todavía las características.
Polonia permite el aborto en tres casos
Conseguir una ley que permita el aborto según determinados plazos y no supuestos es el objetivo de las organizaciones de mujeres porque “la ley actual también vulnera nuestra libertad”, apunta Lempart. La norma es una de las más restrictivas de Europa y permite el aborto en tres supuestos: en caso de violación, si existe riesgo para la madre o hay malformación del feto. Son los mismos que contemplaba la ley que se aprobó en España en 1985 y rigió hasta 2010, cuando el gobierno socialista dio luz verde a una de plazos.
Esta norma está vigente en Polonia desde 1993, con la salvedad de un año en el que se aprobó una disposición para permitir el aborto hasta la semana 12 para mujeres con condiciones “difíciles”. Sin embargo, fue tumbada en el Parlamento gracias a una decisión del Tribunal Constitucional que declaró anticonstitucional el aborto libre, retornando así a la ley de supuestos que, en opinión de la Federación de Mujeres y Planificación Familiar, “empuja a las mujeres a abortos ilegales o en el extranjero”.
Magda Juszczak ha seguido desde España lo que está ocurriendo en su país por los medios de comunicación y las redes sociales. Esta diseñadora de 33 años que vive en Madrid desde hace nueve meses asegura haber visto “las protestas más multitudinarias en el ámbito de los derechos de la mujer desde 1989”. Ese año recorrió Europa una ola revolucionaria iniciada por Polonia que desembocó en la derrota del Partido Comunista en las urnas.
El 24 de octubre, protesta nacional
“No se esperaban tanta movilización, que ha reunido a mujeres de todas las edades, clases sociales y de ciudades pequeñas y grandes, y el Gobierno ha perdido apoyos”, matiza Juszczak, que hace hincapié en que “ha sido un triunfo porque demuestra que la solidaridad y la desobediencia civil pueden frenar a los políticos”. Apunta, sin embargo, a la cautela hasta conocer qué pretende hacer el Ejecutivo con el derecho al aborto.
Reivindica, además, la necesidad de que la sociedad siga oponiéndose a “una tendencia general de quitarles a las mujeres sus derechos” y ejemplifica. “Este año el Gobierno ha suspendido la financiación pública de la fecundación in vitro, se está debatiendo el derecho a poder comprar libremente la llamada 'píldora del día después' y en las escuelas en vez de educación sexual fiable se imparten clases para la 'preparación de la vida en familia'”.
Varios colectivos sociales están preparando una movilización nacional para el próximo 24 de octubre. Tal día como ese de 1975 Islandia vivió una jornada de huelga que obligó a tiendas, escuelas y fábricas a cerrar y marcó un antes y un después en el país. Aquel día las mujeres islandesas dejaron de cocinar, limpiar y cuidar a sus hijos como forma de reivindicar la igualdad de género. “Vamos a obligarles a que nunca traten de decidir por nosotras”, zanja Lempart.