Una cascada de sentencias en EEUU reabre la polémica sobre si usar polvos de talco causa cáncer de ovario
Este martes se ha conocido la decisión de un tribunal de EEUU de condenar al gigante Johnson & Johnson a pagar una indemnización de 417 millones de dólares a una consumidora de polvos de talco. El jurado popular ha fallado a favor de la demandante, afectada por un cáncer de ovario y que asegura que su enfermedad está relacionada con el uso de este producto. Sin embargo, los estudios científicos realizados hasta la fecha no han encontrado pruebas suficientes que demuestren esta relación y el debate científico sigue abierto.
El caso de Eva Echeverria, una mujer de 63 años que reside en Los Ángeles, es uno más entre las miles de mujeres que han demandado a la multinacional en los últimos años afirmando que el polvo de talco está relacionado con el cáncer de ovarios. Aunque solo algunas de ellas han llegado a juicio, hasta ahora la mayoría de las resoluciones judiciales han sido favorables a las demandantes.
Según informó el New York Times, el pasado mes de mayo un jurado de Missouri otorgó otra indemnización de 110 millones de dólares a una mujer de Virginia. Un año antes, dos jurados del mismo estado concedieron 55 y 72 millones a dos demandantes, aunque una de ellas murió antes de conocer el veredicto. También el pasado mes de marzo otra mujer ganó un pleito contra la empresa, pero el jurado no le concedió ninguna indemnización por daños y perjuicios.
Partículas de talco en tumores
La mayor parte de las denuncias se basan en estudios publicados desde 1971, año en el que un equipo de investigadores encontró partículas de talco incrustadas en tumores ováricos y cervicales. Uno de los más recientes es un estudio publicado en 2013 por investigadores de la Universidad de Harvard, que concluyó que el uso de polvo de talco genital está asociado con un aumento de pequeño a moderado en el riesgo de varios subtipos de cáncer de ovario.
“En la literatura se describe el talco como un posible factor de riesgo y aunque nunca ha habido una evidencia muy clara al respecto, la tendencia mundial hoy en día es la de reconocer que el uso de talco en la zona genital es un factor de riesgo”, explica a eldiario.es Josep María del Campo, especialista en oncología del Hospital Vall d’Hebron y portavoz de la Sociedad Española de Oncología Médica.
Los resultados científicos no son concluyentes
Este especialista es el autor de un monográfico sobre el cáncer de ovario que publicó la SEOM el pasado mes de mayo y en el que se afirma que, a pesar de que existen algunos estudios que indican que la exposición al talco es un factor de riesgo, “no se dispone de estudios concluyentes”, lo que hace patente lo abierto que está el debate.
Algo más contundente se ha mostrado el Instituto Nacional del Cáncer (EEUU), que, a través de otro informe publicado el pasado mes de abril, ha afirmado que “el peso de las pruebas no apoya una asociación entre la exposición al talco perineal y un mayor riesgo de cáncer de ovario”.
Del Campo reconoce que es un tema delicado y que “existe controversia, porque los resultados de varios estudios son contradictorios” y porque no se sabe el mecanismo mediante el cual el talco llega a afectar a los ovarios, pero insiste en que “la tendencia es a aceptar que existe esa relación”.
Clasificado como posible cancerígeno por la IARC
Por su parte, la Agencia Internacional de Investigación sobre el Cáncer (IARC, por sus siglas en francés) tampoco ha encontrado una relación sólida entre el uso del talco perineal y el cáncer de ovarios. Sin embargo, aunque los resultados fueran contradictorios, en 2010 clasificó el uso de este producto como un posible carcinógeno humano si se utiliza en el área genital femenina.
La institución internacional incluyó el uso de talco en la zona genital o perineal en la categoría de baja probabilidad cancerígena (2B), en la que también se encuentran otros productos de uso común como el aloe vera o el café. También pertenecen a esta clasificación acciones como trabajar en carpintería o en lavanderías de limpieza en seco.
A pesar de las divergencias en la comunidad científica, Del Campo recomienda aplicar el principio de precaución y aunque reconoce que el uso del talco hoy en día es mínimo, asegura que “teniendo en cuenta lo que indican algunos estudios, lo más recomendable es no utilizarlo”.
Este investigador también recuerda que el talco solo es un factor de riesgo si se utiliza en la zona genital femenina y que no hay pruebas de que resulte tóxico su uso en ninguna otra zona del cuerpo.