Tania Cedeño: “Un robot que opera vende mucho, pero contratar un médico rural salva más vidas”
Las paredes del despacho de Tania Cedeño (Granada, 1980) están aún desnudas. Sobre la mesa, esperan varios documentos con datos, informes y proyectos. Detrás, el único objeto personal que se aprecia a simple vista es un marco con un collage de punteadas escamas de truchas, un homenaje a su tutor de residencia, Lorenzo Arribas Mir. “Escogí la especialidad de Familiar y Comunitaria por él”, asegura la nueva directora del Centro Nacional de Epidemiología.
Esa elección la ha llevado de centros de salud a altos cargos de gestión. En Asturias, gestionó buena parte de la pandemia de covid-19 y llegó a su nuevo destino en julio, pocos días después del fin de la emergencia sanitaria por SARS-CoV-2. Con cerca de un centenar de personas bajo su batuta, Cedeño pone el foco en la crisis climática, la atención primaria y la importancia de los condicionantes sociales de la salud: “Está más que demostrado que el código postal marca tu riesgo de enfermar, pero el sistema de salud no puede abordar solo estos cambios”.
¿Qué puede aportar una especialista en Medicina Familiar y Comunitaria al Centro Nacional de Epidemiología?
Los médicos de Familiar y Comunitaria trabajamos mano a mano junto a la epidemiología para mejorar la salud de la población. Estas especialidades son la base del sistema sanitario. Por una parte, los médicos hacemos una valoración integral del paciente, desde lo individual a lo familiar y lo social. Y, por otra, la epidemiología recoge datos a nivel poblacional para estudiar los factores de riesgo y hacer las recomendaciones preventivas, que se incluyen en el programa de la especialidad de Familiar y Comunitaria. La visión que se puede tener de haber estado en la parte asistencial completa esa visión de conjunto del Centro Nacional de Epidemiología.
¿La Atención Primaria necesita implementar mejoras que le permitan desarrollar esa tarea de prevención?
Lo dice la evidencia. Llevamos 40 años con el mismo modelo, mientras la sociedad, las necesidades de la población y las formas de asistencia cambian. No hace falta una revolución sino un cambio del modelo de asistencia, dejar más autonomía a los centros sanitarios y a los equipos de atención primaria, con enfermeras, médicos, trabajadores sociales, pediatras, técnicos de salud, administrativos… Ya lo dijo Barbara Steinfeld, una de las madres de la medicina de familia: para tener un buen sustento de la salud pública, el sistema sanitario tiene que estar basado en una primaria sólida.
La longitudinalidad de tener al mismo médico de familia durante 15 años reduce la mortalidad en un 30%. Si saliera un fármaco con esa reducción de la tasa, estaría en todos los periódicos. Un robot que opera vende muchísimo; contratar un médico de familia en una zona rural que no tenía cobertura sanitaria no vende, pero salva más vidas. Si no hay continuidad asistencial porque faltan médicos o porque no hay una buena planificación, ahí influye la gestión interna de la sanidad. Se puede reorganizar.
Tener al mismo médico de familia durante 15 años reduce la mortalidad en un 30%. Si saliera un fármaco con esa reducción de la tasa, estaría en todos los periódicos
Desde el Centro monitorizan la incidencia de las enfermedades crónicas en España. ¿Cuál es la que más le preocupa en este momento?
El Centro tiene líneas estratégicas en enfermedades crónicas. Hay una muy potente de cáncer y próximamente vamos a lanzar una app con recomendaciones basadas en la evidencia científica, pero también hay líneas de medioambiente, metabólicas o cardiovasculares. No hay una que importe más que otra, lo que sí es importante es controlar e investigar esos factores de riesgo que se pueden modificar para dar asistencia técnica para tomar las mejores decisiones desde el punto de vista sanitario.
Se habla de la renta o el código postal como uno de los principales factores de riesgo para estar enfermo. ¿Qué políticas públicas se pueden implementar para revertir esta situación?
Está más que demostrado que el código postal marca tu riesgo de enfermar, pero el sistema de salud no puede abordar solo estos cambios. Deben incorporarse en todas las políticas: inversión en servicios sociales, que haya equidad en la sociedad, en alimentación, en el acceso a todos los recursos y, sobre todo, que no haya desigualdades sociales.
España es uno de los países con una mayor tasa de obesidad infantil de Europa, ¿qué riesgos conlleva y qué estrategias se pueden poner en marcha para reducirla?
Hay algunas estrategias puestas en marcha, como la NAOS, que se está implementando. Pero tenemos que empezar desde abajo. Hay que abordar las desigualdades para trabajar en prevenir la obesidad infantil desde los colegios y desde las propias familias, para que no tengan problemas de acceso. No puede ser que la verdura y el pescado fresco tengan un precio más alto que los productos refinados y de alto contenido en grasas. Tenemos que empezar desde la educación, con políticas de gestión de los alimentos y centrándonos en poblaciones vulnerables, con bajos niveles de renta, que son las que tienen más limitaciones. Tenemos un estudio sobre obesidad en adulto, junto a la AESAN, en el que se han visto desigualdades socio-geográficas en las zonas norte-sur y en la zona noroeste con otras áreas de España.
En el CNE hacen ciencia, pero las soluciones para atajar estos problemas son políticas.
Nosotros damos asesoramiento científico-técnico al Sistema Nacional de Salud. Basándonos en evidencias, hacemos recomendaciones.
Esas recomendaciones, ¿coinciden con las políticas que se aplican?
Yo llevo muy poco tiempo, pero dependen del ciclo político. Claramente hay unas políticas más conservadoras y unas políticas que son un poquito más de izquierdas, que miran por que no haya desigualdades y por la equidad, que miran por las personas y no dejan a nadie atrás.
Cada vez más personas verbalizan sus problemas de salud mental. ¿Están teniendo una respuesta adecuada por parte de las administraciones públicas?
Volvemos a hablar de determinante de salud. Si tú estás en el paro y no encuentras trabajo, por ejemplo, vas a tener más tendencia a deprimirte porque no veas sentido a tu vida. Desde el Ministerio se lanzó en 2022 la estrategia de salud mental, se puso en marcha el teléfono de atención a la conducta suicida (024) y hay un plan de acción con las comunidades autónomas. También tenemos una línea de investigación y se va a empezar a hacer un registro con la evidencia que tenemos. El modelo del área sanitaria donde yo trabajaba (en Asturias) tiene unos equipos multidisciplinares de acción rápida para gente con riesgo. Se tiene que dar la asistencia desde el punto de vista clínico y de control de síntomas, pero la salud mental tiene un calado social muy importante y también hay que trabajar eso, porque no todo es medicalizable. Habrá gente con problemas de salud mental y con trastornos graves que necesiten ese apoyo, como también hay gente más sensible al cambio o a las dificultades de la vida que necesitan otro abordaje, tal vez desde los servicios sociales, para no dejar a nadie atrás. Lo importante es la equidad. Y digo la equidad, que es dar a cada uno lo que necesita.
La OMS habla de la amenaza emergente de la zoonosis. En España estamos viendo casos de enfermedades nunca antes vistas aquí, como el virus del Nilo Occidental, y otras erradicadas, como el dengue. ¿Cómo se evalúa el riesgo de enfermedades de transmisión por mosquito? ¿Pueden llegar a ser endémicas?
Las zoonosis que estamos viendo son enfermedades transmitidas por vectores y suponen un ejemplo de las consecuencias de la crisis climática. Tenemos veranos cada vez más largos y temperaturas cada vez más elevadas que hacen que mosquitos que vivían en zonas subtropicales estén apareciendo en otras latitudes, incluso en Europa Central. En el caso del dengue, es una enfermedad de declaración obligatoria y la mayoría de casos son importados, salvo uno en Tarragona. Ahora mismo el riesgo es bajo, pero tenemos los mosquitos que transmiten estas enfermedades, que suelen ser asintomáticas. Tenemos una aplicación de ciencia ciudadana, Mosquito Alert, donde la población puede mandar una foto y los entomólogos monitorizan la especie, la situación, las zonas de reservorio… La ciencia ciudadana nos va a ayudar mucho en este tema.
Si no acercamos la ciencia a la calle, gana el populismo barato. Tenemos que salir del laboratorio para que la gente nos entienda
¿Hace falta acercar la ciencia a la calle?
Lo dice la Ley de Ciencia. Si no, gana el populismo barato, porque es más fácil eso que aquello que te haga pensar. En el Instituto de Salud Carlos III hay una unidad de cultura científica que, entre otras muchas cosas, trabaja en la divulgación. Nosotros estamos aquí para hacer ciencia y mejorar la vida de la ciudadanía y, para eso, qué mejor que educar y salir de los laboratorios para que la gente nos entienda y estar todos alineados. Vamos a tener antivacunas y vamos a tener populismo, pero la ciencia siempre ha estado ahí y, sin ciencia, no hay futuro. Si nos unimos todos, salvamos vidas.
Zoonosis, cambio climático, contaminación… ¿Vamos hacia un nuevo escenario epidemiológico?
La OMS ya ha dicho que la crisis climática va asociada a una crisis de salud pública. Afecta a la contaminación del aire y del agua, con riadas e inundaciones como las que estamos viendo, y habrá una crisis alimentaria, con cultivos que no se puedan cultivar donde antes se cultivaban. Tenemos que estar alerta, porque esto está cambiando y las medidas contra el cambio climático se están tomando lentamente.
Esa crisis, ¿es reversible o ya se está trabajando en minimizar su impacto en la salud?
Estamos trabajando, por un lado, en la estrategia One Health, de control veterinario para los saltos que se produzcan entre especies, y en la resistencia a las bacterias y los antibióticos. Está cambiando la temperatura, hay más contaminación, llueve menos y todo afecta a la salud de la ciudadanía. Se irán tomando medidas y científicamente sabemos en qué dirección deben ir las políticas: ciudades saludables, zonas verdes, etc.
Hay evidencia de que vivir en ciudades con zonas de más calor y más contaminación se asocia a un empeoramiento de las enfermedades crónicas
Son políticas que generan mucha controversia.
Pero hay evidencia de que vivir en ciudades con zonas de más calor y más contaminación se asocia a un empeoramiento de las enfermedades crónicas. Hay medidas de calado político que van a repercutir en la salud de la ciudadanía. Nosotros damos evidencias.
Usted gestionó una parte de la pandemia en Asturias, ¿cómo recuerda aquellos meses?
¡Podría escribir un libro! Nadie ha hablado de la gestión de la pandemia desde el punto de vista de los gestores que estábamos en el medio y teníamos que implementar con los profesionales cambios en una estructura que volvimos como un calcetín. Recuerdo cómo respondieron todos los profesionales. Yo entraba por la noche y salía a la noche siguiente. Ahora el sistema de vigilancia está engrasado y funciona.
¿Cuál debe ser la estrategia contra el virus ahora?
La prevención. En otoño empieza la campaña de vacunación y las comunidades ya están trabajando en la organización. Parece que es muy fácil, pero hasta que le pones el pinchazo a la gente hay mucha planificación. Y deberíamos recordar algunas de las herramientas que aprendimos durante la pandemia, porque vas en el tren y la gente va tosiendo sin mascarilla. Si tienes sintomatología, aunque no sea por ti, úsala para proteger a los demás.
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