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La Universidad Rey Juan Carlos ha perdido un 40% de su alumnado de másteres tras el caso Cifuentes

Campus de Vicálvaro de la Universidad Rey Juan Carlos.

Marta Pastrano López

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Cristina Cifuentes logró salir indemne judicialmente en su batalla por el caso máster, pero la Universidad Rey Juan Carlos (URJC) aún sigue pagando los platos rotos por el desprestigio que provocó el amaño de las notas de la exmandataria popular. Cuatro años después de que se destapara cómo la expresidenta de la Comunidad de Madrid obtuvo de forma fraudulenta su título en Derecho Autonómico por la URJC, las cifras de alumnos matriculados se han resentido, especialmente en los másteres.

Según datos del Portal de Transparencia de la propia universidad, desde el año académico 2017-2018, cuando estalló el caso, las cifras de alumnos matriculados en estos posgrados descendieron notablemente. La Universidad tenía 5.885 alumnos matriculados en másteres en marzo de 2018, cuando elDiario.es reveló el caso Cifuentes; hoy son 3.525, según los datos provisionales del curso 2021-2022. La caída es de 2.360 estudiantes. Dicho de otra forma, la URJC ha perdido el 40% de su alumnado de esta etapa en cuatro años.

La caída se registra principalmente en la rama de Ciencias Sociales y Jurídicas (precisamente a la que pertenecía el máster de la expresidenta), que perdió la mitad de su alumnado (de 4.639 a 2.315 estudiantes) desde el curso en que estalló el escándalo. El resto de ramas se mantuvieron constantes o sufrieron leves cambios en el número de matriculados.

Desde la URJC atribuyen esa caída de alumnos a la desadscripción de centros que ofertaban algunos másteres, como el EAE o ESIC. Sin embargo, la universidad no ofrece datos que respalden que una caída de casi la mitad del alumnado se deba a la pérdida de estos dos centros. Fuentes del centro también explican que la pandemia de COVID-19 ralentizó muchos de los acuerdos con alumnos extranjeros –que suponen se irán retomando poco a poco– aunque esto sucedió dos años después del caso Cifuentes y la caída de alumnado ya se había producido. En cualquier caso, justifican que todo se enmarca en un proceso de racionalización voluntario del centro. “Se mantienen las ratios que se quieren mantener. No es que los alumnos no vengan, sino que ya nos va bien como estamos”, aseguran.

Pero tras las primeras explicaciones sobreviene la crisis de imagen que ha supuesto el máster regalado a la expresidenta, de la que el centro es consciente, y la posterior gestión del escándalo: “No nos engañemos. La universidad tiene un historial y para subir su reputación solo sirven los hechos. Puedes contar muchas historias pero lo que vale es lo que haces”, reconocen fuentes de la universidad.

El caso Cifuentes dañó la imagen de la Universidad, como admite el propio centro. La expresidenta de la Comunidad de Madrid, hoy tertuliana, acabó dimitiendo tras acreditarse que sin ir a clase y sin presentarse a los exámenes, la Universidad expidió de forma irregular su titulación y que incluso se modificaron algunas de sus notas académicas. Después, para corroborar el relato de que la exdirigente del PP había defendido correctamente su trabajo final, se elaboró un acta de TFM falsa. El tribunal consideró que no existían pruebas suficientes para condenar a Cifuentes, que dejó la política en 2018 tras estallar el escándalo. El fallo de la sentencia concluía que no se podía probar ninguna intervención de la expresidenta en la fabricación del acta. Según los magistrados, no se acreditaba que Cifuentes “impulsara, sugiriera o presionara para la falsificación”, pero en cambio sí condenaron a dos años de cárcel a una profesora y a la exasesora de Educación del Gobierno regional.

Consecuencias también en los grados

Los grados también han sufrido el golpe. Las preinscripciones para grado como primera opción para estudiar en la URJC se vieron afectadas desde el curso académico 2018-2019, aunque no sufrieron tantas bajas como los que luego se matricularon efectivamente como primera opción, que desde el curso 2017-2018 hasta 2021-2022, cayeron casi un 18%.

Los matriculados como primera opción son aquellos que, tras terminar la prueba de Selectividad, desean acceder a la URJC como opción preferente, por lo que se puede intuir que la universidad pagó también en este nivel las consecuencias del escándalo. Sin embargo, los datos del total de alumnos matriculados en grado apenas varían en comparación a la abismal caída de los matriculados en máster.

En paralelo se ha producido, a tenor de los datos, el movimiento contrario con el profesorado contratado: la suma de personal docente ha aumentado desde el curso 2017-2018 a la vez que descendía el número de estudiantes. Así, a diciembre de 2021, había un total de 788 contratados de personal PAS (personal de administración y servicios) y 2.615 de PDI (personal docente e investigador). Tres años antes en pleno escándalo Cifuentes, había 671 empleados PAS y 2.126 PDI. Esto supone que hay 606 profesores más ahora.

Ante el incremento de profesorado, la URJC informa que el rector manifestó en el plan estratégico 2020-2025, su voluntad de mejorar la calidad de la enseñanza incrementando la relación profesores/estudiantes entre otras medidas. Desde la URJC dicen estar asumiendo mayormente el control de lo que se hace desde la propia universidad y segmentando las áreas de conocimiento para “esforzarse en la transparencia y la calidad de la universidad”.

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