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El código secreto del Kryptos en la sede de la CIA está a punto de cambiar de manos por una gran suma y podría acabar en malas manos

Ni la inteligencia artificial logra romper la barrera final del enigma de Kryptos

Héctor Farrés

28 de agosto de 2025 17:13 h

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La obsesión por descifrar mensajes cifrados ha movido a expertos en matemáticas, aficionados a los rompecabezas y antiguos analistas de inteligencia a dedicar años de esfuerzo colectivo. La atracción no está en un código cualquiera, sino en una secuencia que lleva más de tres décadas retando a miles de personas sin que nadie consiga descifrarla por completo.

En ese ambiente de frustración y perseverancia constante, el enigma conocido como K4 se ha convertido en una referencia mundial para quienes se apasionan por la criptografía. El reto está contenido en la escultura Kryptos, instalada en la sede de la CIA, cuya última sección continúa sin resolverse.

La inminente subasta organizada por RR Auction ha colocado este secreto en el centro del mercado del arte y de los coleccionistas, ya que por primera vez se pondrá a la venta el manuscrito original de Jim Sanborn con la secuencia cifrada. El lote incluye también la maqueta en cobre que el artista presentó a la agencia en 1988, fotografías de archivo y un folleto de dedicación firmado por el entonces director William Webster.

La casa de subastas estima un precio final entre 300.000 y 500.000 dólares a finales de este 2025, con una parte de la recaudación destinada a programas de apoyo a personas con discapacidad.

Los compradores tendrán que decidir si preservan el secreto o buscan resolverlo por completo

La entrega de este material supone un cambio en la vida del escultor, que ha cumplido 80 años y ha acumulado miles de mensajes de entusiastas convencidos de tener la solución. Según explicó al New York Times, ha llegado a cobrar una tarifa de 50 dólares por cada respuesta enviada, lo que le reportaba unos 40.000 dólares anuales. El propio Sanborn señaló al diario que está cansado de esa dinámica y que quiere dedicarse a otros proyectos sin cargar con la revisión constante de hipótesis.

La expectativa sobre el destino del secreto no recae únicamente en el contenido del código, sino también en el compromiso que asuma la persona que lo adquiera. El vicepresidente ejecutivo de RR Auction, Bobby Livingston, expresó en Artnet cuál sería la mejor opción al afirmar que “el resultado deseado sería que el ganador se convirtiera en guardián del secreto, no en su revelador”.

Jim Sanborn se aleja del código tras décadas respondiendo a teorías y mensajes de seguidores

Sanborn compartió en una carta abierta su deseo de que el misterio se preserve en manos ajenas, y en ese texto explicó que “el poder reside en un secreto, no sin él”. Su intención es que el enigma mantenga la capacidad de atraer a quienes quieran enfrentarse a él en el futuro, aunque la solución completa ya no dependa exclusivamente de él.

Las pistas del autor no han sido suficientes para resolver la última parte del código

La escultura fue inaugurada en 1990 en Langley, en Virginia, y se convirtió en uno de los elementos más comentados de la sede de la CIA. Sus paneles de cobre con letras perforadas, acompañados de piedras y madera petrificada, encierran casi 2.000 caracteres que se dividen en cuatro mensajes. Para construir el sistema criptográfico, Sanborn contó con la colaboración de Edward Scheidt, antiguo responsable del Centro de Criptografía de la agencia, que aportó técnicas modernas de cifrado.

Los tres fragmentos ya descifrados incluyen un guiño histórico a la narración de Howard Carter sobre el hallazgo de la tumba de Tutankamón y un mensaje con la frase “entre el sombreado sutil y la ausencia de luz está el matiz de iqlusion”, en la que la palabra illusion aparece con un error intencionado, y otro texto que aludía al director William Webster en una referencia directa al emplazamiento del código. Cada uno de ellos alimentó la idea de que todos los fragmentos están conectados, lo que reforzó la búsqueda del desenlace en el cuarto mensaje.

La escultura de la CIA combina criptografía moderna con referencias históricas y visuales

El propio autor aportó en 2010, 2014 y 2020 algunas pistas concretas, como las palabras northeast y Berlin clock, que han guiado los intentos posteriores. Sin embargo, la solución final sigue pendiente, lo que ha generado debates, congresos especializados y una comunidad que se reúne de forma periódica en Estados Unidos.

Ni la inteligencia artificial logra romper la barrera final del enigma de Kryptos

El interés ha llegado incluso al terreno de la inteligencia artificial. Sanborn explicó al New York Times que ha recibido soluciones generadas por ChatGPT, aunque aseguró que eran “nada menos que bastante ridículas”. Esa declaración reflejó que, pese a los avances tecnológicos, la barrera de K4 continúa intacta.

La fascinación por el enigma también ha sido estudiada desde el ámbito académico. En declaraciones al Washington Post, el profesor Peter Krapp, de la Universidad de California en Irvine, apuntó que “algunos lo ven como un duelo de ingenio, otros como una prueba para sus programas y muchos como un entretenimiento que prolonga su vínculo con la criptología tras una carrera activa en ese campo”.

El conjunto de testimonios y la expectación internacional han mantenido vivo el interés por Kryptos durante más de tres décadas. Ahora la incógnita se traslada al terreno del mercado del arte, donde la venta del manuscrito promete cambiar la custodia del secreto y quizá abrir un nuevo capítulo en la historia de la criptografía contemporánea.

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