Los hongos “zombies” que manipulan insectos existen y ahora hay cuatro especies nuevas con potencial farmacológico
Las películas y series han representado a los hongos como organismos que invaden cuerpos para controlarlos desde dentro, a menudo en contextos de amenaza biológica o contagio descontrolado. Producciones como The Last of Us han introducido a millones de espectadores en un mundo donde estos seres, lejos de quedarse en el suelo del bosque, desarrollan estrategias para manipular a otros seres vivos con el objetivo de reproducirse.
En la ficción, estas tramas avanzan con humanos infectados o ecosistemas alterados, dibujando escenarios donde la biología extrema se convierte en motor narrativo. A través de estas representaciones se ha popularizado la imagen de un hongo que no solo infecta, sino que transforma por completo el comportamiento del huésped. En ese marco cultural se inscribe el reciente hallazgo de cuatro especies nuevas de hongos Ophiocordyceps en Tailandia, capaces de modificar la conducta de los insectos que parasitan.
Cuatro nuevas especies descubiertas muestran estrategias de infección tan precisas como inquietantes
Los investigadores tailandeses responsables del estudio, publicado en la revista MycoKeys, confirmaron la identificación de cuatro especies hasta ahora desconocidas, además del primer registro en el país de Ophiocordyceps philippinensis. El equipo estuvo liderado por la micóloga Suchada Mongkolsamrit, que junto a sus colegas trabajó durante más de una década recorriendo distintas regiones del país, incluidas áreas de Nakhon Ratchasima, Tak y Phetchabun. El objetivo fue recolectar muestras, analizarlas y clasificar los hongos entomopatógenos que afectan a diferentes tipos de moscas.
Una de las especies más llamativas fue Ophiocordyceps floriformis, que infecta a moscas asesinas del género Clephydroneura y presenta un crecimiento de estructuras que se asemejan a pequeñas flores en el tórax y abdomen del insecto.
Otro de los hallazgos destacados fue Ophiocordyceps muscae, que ataca a la mosca doméstica, con estromas naranjas que brotan del cuerpo del huésped y lo inmovilizan sobre hojas en la vegetación tropical. El catálogo lo completan Ophiocordyceps tabani, que infecta a tábanos desde lo alto de los árboles, y Ophiocordyceps thilosuensis, especializado en moscas de la fruta y soldado, que aparecen cubiertas por hifas blanquecinas tras el avance de la infección.
La metodología combinó observación morfológica y análisis genético. El equipo comparó las características externas de los hongos con la secuencia de ADN de regiones específicas como ITS, LSU, TEF1 y RPB2. Esta doble vía permitió identificar diferencias minúsculas entre especies que, a simple vista, habrían parecido idénticas.
Además, el estudio situó a estas nuevas variantes dentro del grupo O. dipterigena, una familia que ya incluye especies halladas en Brasil y Japón. Esta comparación entre continentes aporta datos sobre su evolución y dispersión.
La adaptación de un hongo filipino muestra su capacidad para cambiar de huésped
En lo que respecta a Ophiocordyceps philippinensis, el trabajo comprobó que los ejemplares hallados en Tailandia comparten características genéticas con los recolectados en Filipinas, a pesar de que parasitan moscas diferentes dentro de la misma familia. Esta adaptación cruzada demuestra la capacidad del hongo para expandirse a nuevos hospedadores, algo que podría tener implicaciones en su uso futuro para el control de plagas.
La revista MycoKeys recogió la valoración del equipo de investigación al destacar que “nuestros hallazgos revelan una alta diversidad de especies de Ophiocordyceps y sus asociaciones con hospedadores dípteros”, lo que amplía el conocimiento sobre cómo estos organismos interactúan con el entorno.
El interés por este tipo de hongos no se limita a su impacto ecológico. En biotecnología, los Ophiocordyceps se han investigado por su capacidad para producir compuestos bioactivos que podrían tener usos médicos o agrícolas. Algunos estudios ya han demostrado su eficacia frente a bacterias y tumores, lo que convierte a estos organismos en posibles fuentes de nuevos tratamientos. Según subraya el artículo científico, “el descubrimiento de nuevas especies puede aumentar la posibilidad de encontrar compuestos novedosos para uso agrícola o médico en el futuro”.
Además del potencial farmacológico, los Ophiocordyceps también despiertan interés en el ámbito del control biológico. Su forma de actuar, al inhibir el comportamiento del insecto huésped y provocar su muerte en lugares estratégicos para la dispersión de esporas, podría usarse para reducir poblaciones de insectos considerados perjudiciales sin recurrir a productos químicos.
Aún quedan muchas especies por descubrir en los ecosistemas tropicales del sudeste asiático
Aunque el estudio fue riguroso, los investigadores admitieron que queda mucho por explorar. La dependencia de ejemplares recolectados en condiciones naturales y la falta de uniformidad en el muestreo sugieren que hay más especies esperando ser descubiertas en los bosques tropicales del sudeste asiático. Con ese objetivo, el equipo propone intensificar las campañas de recolección para comprender mejor la biodiversidad fúngica de la región.
De esta modo, el hallazgo tailandés no solo amplía el catálogo biológico global. También ofrece una ventana al funcionamiento de una red compleja donde los hongos, lejos de ser simples organismos del suelo, juegan un papel estratégico en la regulación de ecosistemas y en el desarrollo de herramientas útiles para la medicina y la agricultura.
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