Alemania investiga si el autor del atentado neonazi de Halle usó una impresora 3D para fabricar su arsenal
En la ciudad alemana de Halle, Setephan Balliet, un hombre de 27 años y claras convicciones neo-nazis, intentó perpetrar una matanza en una sinagoga mientras medio centenar de personas celebraban el Yom Kippur. Su objetivo el pasado 9 de octubre era, según sus términos, “matar cuantos más antiblancos fuera posible, preferiblemente judíos”.
Balliet mató a dos personas, pero sus víctimas podrían haber sido muchas más de no haber sido porque se le cerraron las puertas de la Sinagoga donde acudía a causar un baño de sangre. Para esos fines, el terrorista neo-nazi contaba con un arsenal doméstico, que incluía explosivos y armas de fuego caseras. La policía sospecha que el propio Balliet fabricó varias de sus piezas en casa gracias a una impresora 3D.
Entre los objetivos “secundarios” de su ataque, expresados en el manifiesto que Balliet dejó escrito, se encontraba “probar la viabilidad de armas improvisadas”. Por eso ahora, en los círculos de expertos antiterroristas, a Balliet se le ha puesto la etiqueta de “primer terrorista con un arma impresa en 3D”, según la expresión de Goktug Sonmez, director de Estudios de Seguridad en el Centro para los Estudios de Oriente Medio en Ankara. Él es uno de los expertos que, a raíz del atentado en Halle, han señalado el vil carácter innovador de Balliet.
Fuentes cercanas a la investigación del atentado de Balliet consultadas por eldiario.es reconocen que el autor del ataque ha admitido haber construido sus propias armas. Las pesquisas están centradas ahora, entre otras cosas, según apuntan estas fuentes, en confirmar si Balliet utilizó la impresora 3D que tenía en su domicilio para fabricar su arsenal. También lo admitido por el propio Balliet es algo de lo que las autoridades tienen que cerciorarse.
Las armas que Balliet tenía el día de su ataque no eran armas fabricadas por ningún fabricante de armas, según confirman las fuentes cercanas a la investigación. De la fabricación de esas armas podría haber sido responsable Balliet u otra persona, pero a estas alturas parece seguro que el rastro del arsenal de este neo-nazi lleva hasta la parte más oculta de Internet.
Las armas utilizadas por Balliet en Halle parecen salir de un tipo de manuales para la fabricación de armas caseras, que han proliferado en los últimos seis años, por ejemplo, en esa dark web, un tipo de Internet poco accesible.
Se habla de 2013 como el año en que se fabricó la primera arma con una impresora 3D. Fue la creación del estadounidense Cody Wilson, un texano apoyado por el lobby de las armas para crear una pistola, bautizada “Libertadora” y fabricada íntegramente de plástico.
Las armas que portaba Balliet en su día son deudoras de esa invención de Wilson, pero también lo eran de las creadas por el británico Philip Luty, activista de la libertad para portar armas en el Reino Unido fallecido en 2011. Luty es responsable del diseño de armas de fuego caseras a partir de materiales accesibles. Balliet llevaba encima, además de una importante cantidad de explosivos, una escopeta recortada creada a partir de dos tubos de metal, y dos armas automáticas fieles al diseño de Luty, una de metal y otra hecha con componentes de metal y de plástico. Éstos últimos serían los que habrían sido producidos en una impresora 3D y los que justifican que estos días en la prensa alemana se hable del “peligro mortal de las impresoras 3D”, según un reciente titular del diario Die Welt.
Todo el arsenal, según el propio terrorista, tendría un presupuesto preocupantemente asequible. Al menos esto es lo que dan que pensar los posts publicados en Internet atribuidos a Balliet y hechos públicos por investigadores del Centro Internacional para el Estudio de la Radicalización (ICSR) de la universidad King College de Londres. En el ICSR han estado investigando el caso y se han hecho con mensajes en los que Balliet se dirigía a los interesados en seguir sus pasos.
No funcionaron bien
“Para todos vosotros, los que vivís en países que no son divertidos, esto puede ser de vuestro interés: todo lo que necesitáis es un fin de semana de tiempo y unos 50 euros para los materiales”, escribía Balliet, según las investigaciones del ICSR, de las que estos días se han hecho eco medios de comunicación como el Washington Post o el periódico británico The Independent. Aludía así el terrorista neonazi a países en los que adquirir armas está sujeto a una legislación restrictiva, como es el caso de Alemania. En el país de la canciller Angela Merkel, el artículo 26 de la ley de armas prohibe incluso la fabricación privada de armas sin permiso.
Ilegales y baratas, las “improvisadas” armas de Balliet causaron más de un problema al terrorista durante su ataque. En el vídeo de media hora en el que retransmitió por Internet su atentado, a Balliet se le escucha lamentar el precario funcionamiento de sus armas de fuego. “¡La Luty es una mierda!”, llega a gritar. El nerviosismo que acusó un Balliet ahora descrito por los expertos como un amateur del terrorismo, el mal funcionamiento de sus armas y la puerta bien cerrada de la Sinagoga que se encontró el terrorista evitó “un ataque mucho más mortal”, según Rita Katz, directora de SITE Intelligence Group, una consultora estadounidense especializada en temas de terrorismo.
Desde el ICSR de Londres han apuntado que el mal funcionamiento de las armas caseras de Ballet podría tener un efecto disuasorio. Así, la experiencia del neonazi alemán no invitaría a utilizar el armamento empleado en Halle. Pero eso no quiere decir que, con el paso del tiempo no sea cada vez sea más fácil y barato crear armas en casa.