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Elon Musk pierde su votación para seguir al frente de Twitter tras desatar una nueva crisis

Elon Musk

Carlos del Castillo

18 de diciembre de 2022 23:22 h

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“¿Debería dimitir como jefe de Twitter? Me atendré a los resultados de esta encuesta”, era la pregunta que Elon Musk ha hecho a los miembros de la red social. El “Sí” ha ganado al “No” con el 57% de los 17,5 millones de votos emitidos. La encuesta ha terminado sobre las 12.30h del mediodía de este lunes en España, que equivale a las 6.30h de la mañana en Washington y las 3.30h de la madrugada en Silicon Valley, donde la compañía tiene su sede. El dueño de Twitter aún no ha reaccionado a los resultados, aunque Musk ha acatado las opinión de los usuarios en este tipo de consultas en el pasado. Lo hace a pesar de que la participación nunca llega al 10% (Twitter tiene unos 350 millones de usuarios activos mensuales), a que sabe que en ellas participan bots o a que las hace sin avisar y no se promocionan de forma diferente a cualquier otro tuit viral.

El multimillonario ha respondido de esta manera a la avalancha de críticas a su última ocurrencia, que consistía en prohibir que los usuarios publiquen enlaces a las plataformas de la competencia, como Facebook, Instagram o Mastodon. Una medida inaudita en el negocio de las redes sociales que Musk ha deshecho en solo unas horas. “En el futuro, habrá una votación para cambios políticos importantes. Mis disculpas. No volverá a ocurrir”, ha tuiteado, abriendo la encuesta sobre su continuidad como director ejecutivo inmediatamente después.

Una de las encuestas de más repercusión del magnate fue cuando preguntó a los usuarios si debía permitir el regreso de Donald Trump. Musk, que cerró su compra de Twitter hace menos de dos meses por 44.000 millones de dólares, había dejado en el aire la continuidad de la empresa en caso de no ganar la votación. “Nadie quiere el trabajo que realmente pueda mantener Twitter vivo. No hay sucesor”, ha amenazado: “Como dice el refrán, ten cuidado con lo que deseas, porque puede que lo consigas”.

Un corto trayecto plagado de polémicas y bandazos

Musk ha saltado de polémica en polémica en sus pocas semanas como responsable de Twitter. Han copado todas las facetas de la compañía desde que el 28 de octubre hizo efectiva su compra y entró en su sede con un lavabo en las manos como metáfora de la limpieza que pretendía realizar.

En el ámbito laboral, la primera medida de Musk fue despedir a más de 3.500 trabajadores por correo electrónico. Algunos de los cuales eran críticos para el funcionamiento diario de Twitter y tuvo que pedirles que volvieran o ofrecer salarios “fuera de mercado” a sus sustitutos. Entre los empleados restantes Musk instauró una nueva política laboral que promueve comportamientos tóxicos como dormir en la oficina.

Paralelamente el multimillonario lanzó su plan para generar nuevos ingresos en Twitter. Este iba a ser su gran reto al frente de la compañía, que ha perdido miles de millones de dólares en los últimos años. Musk propuso un Twitter premium de pago, cuyo principal reclamo era contar con un sello de verificación de la cuenta como el que la red social pone a los políticos, instituciones y profesionales de varias áreas, como los periodistas. La estrategia desató el caos en la plataforma, que se llenó de suplantaciones de identidad provocadas por usuarios que pagaban la verificación y luego cambiaban su nombre para hacerse pasar por cuentas oficiales, así como de bots con la marca de cuenta autentificada. Musk también tuvo que dar marcha atrás.

El nuevo dueño también ha hecho numerosos cambios en las políticas de Twitter. Decretó una “amnistía general” para las cuentas que hubieran sido bloqueadas en Twitter antes de su etapa, incluidas aquellas suspendidas por incitación a la violencia, el odio o el acoso. Mientras perfiles de neonazis volvían a la plataforma gracias a esta medida, el multimillonario decidía bloquear a varios periodistas de medios como la CNN, The Washington Post o The New York Times por saltarse una nueva norma que había impuesto el día anterior. Esta vetaba compartir “la ubicación de personas en tiempo real” y pretendía derribar a una cuenta que molestaba al multimillonario al publicar los vuelos de su jet privado basándose en los datos de las autoridades aéreas.

Los citados periodistas informaron de la suspensión y de que la cuenta estaba realizando la misma labor en Mastodon, lo que derivó en que Musk bloqueara sus cuentas y también todos los enlaces de Mastodon.

La acción provocó quejas de las autoridades políticas de ambos lados del Atlántico. La UE, por medio de una de las vicepresidentas de la Comisión Europea, anunció sanciones “en breve” contra Twitter. Bruselas llevaba semanas avisando a Musk de que no toleraría políticas erráticas en su moderación de contenidos ni que Twitter funcionara con menos personal dedicado a esta faceta del que necesita, después de que el multimillonario despidiera a un gran número de moderadores.

Musk reactivó la cuenta de los periodistas este sábado tras otra encuesta entre los usuarios que le pedía hacerlo cuanto antes. Pero la normalidad duró solo unas horas. El domingo, mientras el empresario veía la final del mundial de fútbol en Qatar junto al yerno de Trump, ordenó al equipo de Twitter que impidiera publicar cualquier enlace a las plataformas de la competencia. También vetó que se compartiera el nombre de usuario en ellas o cualquier otro gesto de “promoción”. Los usuarios críticos con Musk llevan semanas haciendo precisamente esto para pedir a la gente que les siga en otras plataformas, pero la tendencia se había multiplicado con los escándalos derivados de los bloqueos de periodistas y la censura del resto de redes sociales.

Según una actualización de las políticas de Twitter que llegó a estar publicada en su web, la plataforma solo iba a enviar una advertencia a los usuarios que infringieran el veto a la competencia. A la segunda infracción Twitter bloquearía permanentemente sus cuentas. La medida tenía un alcance muy amplio y podía desembocar en la suspensión de cualquier usuario que comparta contenidos de ciertas plataformas de la competencia, en concreto Facebook, Instagram, Mastodon, Truth Social (la red social de Donald Trump), Tribel, Post y Nostr. Las únicas grandes redes que no estaban afectadas eran YouTube, propiedad de Google, y TikTok. Musk también había ordenado que se prohibiera el uso de populares agregadores de enlaces como Linktree.

Crisis económica

Todas estas polémicas han dejado a Twitter en una grave crisis económica. Uno de sus principales objetivos de Musk ha sido revitalizar los ingresos de la compañía, pero ha terminado provocando lo contrario: sus erráticas decisiones han derivado en una huida de anunciantes, la única vía de financiación sostenida de Twitter. Todas las grandes compañías le han retirado su apoyo.

La situación ha obligado a Musk a vender más acciones de Tesla, algo que se comprometió a no hacer con sus accionistas. Esto ha hundido aún más la cotización del fabricante de coches eléctricos, que ha perdido el 50% de su valor en el último año. Según ha revelado The Wall Street Journal, el magnate se ha puesto en contacto con los inversores que le ayudaron a financiar la compra para que pongan más dinero en Twitter y ayuden a mantenerla a flote.

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