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The Guardian en español

Sri Lanka acusa a Facebook de no frenar el discurso del odio causante de violentos disturbios racistas

Soldados desplegados para mantener el orden en Digana, Kandy, a 117 kilómetros de Colombo (Sri Lanka)

Michael Safi

El Gobierno de Sri Lanka ha acusado a Facebook de fallar a la hora de controlar un discurso violento de odio que supuestamente contribuyó a incitar disturbios antimusulmanes en los que murieron tres personas y que dejaron al país en estado de emergencia.

Mientras turbas de extremistas budistas provocaban disturbios e incendiaban poblados en el distrito central de Kandy, Facebook, WhatsApp y otras plataformas estaban bloqueadas en toda la isla del Océano Índico.

Harin Fernando, ministro de Telecomunicaciones de Sri Lanka, afirmó que el Gobierno tomó esta medida sin precedentes por los temores de que los vídeos que se difundieron ampliamente y que decían mostrar mezquitas y templos budistas en llamas generasen aún más violencia.

“Todo el país podría arder en cuestión de horas”, dijo Fernando a the Guardian. “Estas organizaciones no controlan el discurso de odio y esto se ha convertido en una cuestión crítica en todo el mundo”.

Fernando, junto al primer ministro del país, Ranil Wickremesinghe, y funcionarios de la cartera de Comunicación, se reunirán con un equipo de Facebook. Los funcionarios de Sri Lanka exigirán a la plataforma un sistema nuevo y más rápido de eliminar publicaciones que sean consideradas un riesgo para la seguridad nacional por las agencias del país.

“Facebook no está reaccionando todo lo rápido que quisiéramos en esta cuestión”, aseguró Fernando. “En el pasado, les ha llevado varios días revisar publicaciones marcadas o incluso cerrar páginas”.

“Matad a todos los musulmanes”

El martes, el ministro subrayó un mensaje en Twitter de un usuario que aseguraba haber denunciado ante Facebook una publicación en cingalés que decía “Matad a todos los musulmanes. No dejéis escapar ni a un niño de esos perros”. El usuario dijo que Facebook le respondió seis días después diciendo que la publicación no violaba ninguna normativa de la comunidad de Facebook.

El líder extremista Amith Weerasinghe, que fue arrestado la semana pasada en Kandy tras ser acusado de ayudar a incitar la violencia, tenía unos 150.000 seguidores en su página de Facebook antes de que la eliminaran la semana pasada.

Publicaciones de otros extremistas que siguen estando activas incluyen peticiones para que los extremistas budistas “golpeen lo más fuerte posible a los musulmanes”, mientras que otra, escrita por un activista que fue arrestado en noviembre pasado por atacar a refugiados rohingyas, promete que grupos violentos “irán de pueblo en pueblo para asegurar el futuro de la raza de cingaleses por nacer”.

En todo el Sudeste Asiático se está cuestionando la capacidad o responsabilidad de plataformas como Facebook para vigilar su uso en una región con decenas de millones de usuarios que publican en docenas de idiomas y en cientos de dialectos.

El martes, investigadores de las Naciones Unidas afirmaron que Facebook había jugado “un rol determinante” en la violencia contra los musulmanes rohingyas, que el Gobierno estadounidense calificó de genocidio. “Me temo que Facebook se ha transformado en una bestia, lejos de sus intenciones iniciales”, señaló el investigador de la ONU para Birmania, Yanghee Lee.

El año pasado, the Guardian reveló que la plataforma fue acusada en India de no eliminar en repetidas ocasiones publicaciones que incluían vídeos de violaciones y hablaban de abuso sexual infantil, acusaciones que hicieron que el Tribunal Supremo de India le exigiera a Facebook, Google y otras plataformas que mejoraran la forma en que controlan el material sobre abuso sexual.

Facebook afirmó en un comunicado que en el último año ha duplicado la cantidad de personas que trabajan en supervisar contenido en la red social, que ahora alcanzan los 14.000 e incluyen hablantes de cingalés.

“Como respuesta a la situación en Sri Lanka, hemos aumentado nuestra capacidad en el idioma local y hemos establecido comunicación con organizaciones gubernamentales y no gubernamentales para apoyar los esfuerzos por identificar y eliminar este tipo de contenido”, decía.

Facebook tiene más de seis millones de usuarios en Sri Lanka, y el número de cuentas se ha duplicado desde 2015, dice Fernando. Tanto Facebook como WhatsApp siguen bloqueados, pero the Guardian entiende que el bloqueo de éste último podría levantarse muy pronto.

“Nos preocupa la forma en que se restringe el acceso a internet y se priva a las personas de conexiones importantes y de su libertad de expresión. Esperamos que pronto se recupere el acceso”, afirmó Facebook en un comunicado.

Sanjana Hattotuwa, analista del Centro para Políticas Alternativas de Colombo, dijo que el Gobierno ha tardado en darse cuenta de un problema del que se le advierte desde hace años. “Muchas de estas personas han estado operando con total impunidad, incitando al odio y a la violencia. La verdad es que es sorprendente que el Gobierno acabe de darse cuenta después de los disturbios”, indicó.

El Sudeste Asiático no es la única región con problemas generados por el rápido crecimiento de las redes sociales, dijo, “pero creo que en países como el nuestro, donde tenemos un historial de división social, agitación política, tensiones raciales y conflictos de identidad, estas plataformas sirven para agrandar esas grietas”.

Sri Lanka tiene una alta tasa de alfabetización, pero poca alfabetización en el entorno de la información, añadió, lo cual empeora el problema. “Eso significa que la población sabe leer y escribir, pero tiende a creer inmediatamente y responder de forma poco crítica a lo que ve en las redes sociales”, aseguró.

Traducido por Lucía Balducci

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