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Los refugiados pueden devolver a Europa el doble de lo que ha costado su asilo en cinco años

Niños caminan por el barro en un campo de refugiados cerca de Idomeni (Grecia) en la frontera con Macedonia

Patrick Kingsley

Los refugiados que llegaron a Europa el año pasado podrían reembolsar casi el doble del gasto que supusieron en tan solo cinco años, según las primeras investigaciones exhaustivas sobre el impacto económico que tienen los inmigrantes sobre los países de acogida.

Los refugiados crearán más trabajo, incrementarán la demanda de servicios y productos, y ocuparán vacíos en la fuerza de trabajo europea. Además, sus salarios ayudarán a cubrir el cada vez más escaso fondo de las pensiones y de las finanzas públicas, dice Philippe Legrain, un antiguo asesor económico del presidente de la Comisión Europea.

Al mismo tiempo, es improbable que los refugiados vayan a hacer que los salarios disminuyan o que haya más desempleo para los trabajadores nativos, dice Legran, apoyándose en estudios anteriores realizados por economistas especializados en el ámbito del empleo.

Pero quizá lo más importante sea que, según los cálculos de Legrain, la absorción de muchos refugiados aumentará la deuda pública unos 69.000 millones de euros entre 2015 y 2020. Durante el mismo periodo, los mismos refugiados ayudarán a que crezca el PIB en más de 126.000 millones. Casi el doble.

“Invertir un euro en la bienvenida de los refugiados podrá generar cerca de dos euros de beneficio económico en cinco años”, concluye Refugees Work: A Humanitarian Investment That Yields Economic Dividends, un estudio publicado este miércoles por la Fundación Tent, una organización no gubernamental cuyo objetivo es ayudar a la gente desplazada.

Legrain cuenta también que un compañero de la Escuela de Economía de Londres espera que el estudio destruya el mito de que los refugiados causarán problemas económicos para la sociedad occidental.

“El principal error de concepto es pensar que los refugiados son una carga. Ese es un fallo que comparten incluso aquellos que están a favor de acogerlos. Piensan que son caros pero que aún así es lo que hay que hacer”, explica el especialista durante una entrevista. “Pero esto es incorrecto. Aunque efectivamente la primera motivación de los refugiados es escapar de la muerte, una vez que llegan, contribuyen a la economía.

Mientras que su absorción provoca una presión sobre las finanzas públicas a corto plazo, Legrain asegura que también se incrementa la demanda económica, que funciona como un estímulo fiscal en los países donde, por el contrario, la demanda es escasa. A largo plazo, los refugiados incrementarán la recaudación fiscal y también crearán puestos de trabajo.

“En pocas palabras, no hay un número fijo de trabajos en el mundo”, confirma el estudio. “Los refugiados que consiguen puestos de trabajo también los crean. Cuando gastan sus salarios, impulsan la demanda de los que producen bienes y servicios que ellos consumen. Y también crean puestos de trabajo en líneas de trabajo complementarias. Por ejemplo, los refugiados que se convierten en trabajadores de la construcción crean puestos de trabajo para nativos que son supervisores o venden suministros para la construcción”.

Asimismo, Legrain destaca cómo los refugiados pueden solucionar el inminente reto demográfico al que se va a enfrentar Europa. “Las previsiones indican que para el año 2030 la población con edad de trabajar se va a reducir en un sexto (8,7 millones de personas), mientras que la población de tercera edad aumentará más de un cuarto (4,7 millones de personas)”, apunta Legrain. Sugiere que una afluencia de jóvenes refugiados podría ayudar a cuidar y pagar el incremento de personas pensionistas.

El reasentamiento tras la Guerra de Vietnam

Para apoyar su teoría, Legrain se remite a varios ejemplos históricos de éxito en reasentamientos de refugiados. En particular, se refiere a la acogida de unas 800.000 personas por parte de Estados Unidos tras la Guerra de Vietnam. Este fue uno de los reasentamientos programados más grandes de la historia. Mientras que en un primer momento supusieron una carga para el Estado, varias décadas después los americanos-vietnamitas tienen mayores tasas de ingresos y puestos de trabajo que los ciudadanos nacidos en Estados Unidos.

Pero Legrain avisa de que el impacto positivo de los refugiados se pueden ver obstaculizado si Europa no toma medidas inmediatamente para acelerar su entrada en el mercado laboral. A los solicitantes de asilo se les debe permitir trabajar mientras sus peticiones están siendo procesadas, para reducir su carga económica al Estado, explica. También deben recibir clases de idiomas urgentemente, y alojarse en casas de zonas con más puestos de trabajo y no simplemente en lugares donde la vivienda es más barata.

La autoridades también deben acelerar la certificación de cualificaciones obtenidas en los países de origen, dice Legrain, comentando cómo el retraso de certificaciones de farmacéuticos sirios en Suecia está agudizando la escasez laboral de ese sector en su economía.

Acceder rápidamente al mercado laboral “reduce la dependencia de los fondos públicos, asegura que estén contribuyendo con su trabajo y sus impuestos a la economía del país, les ayuda a adaptarse rápido a la vida en una nueva sociedad, y disminuye la posibilidad de quedar marginados del mercado laboral y de la sociedad a largo plazo”, concluye el informe.

Traducido por Cristina Armunia Berges

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