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Sobre este blog

UNRWA es la Agencia de Naciones Unidas para la población refugiada de Palestina en Oriente Medio. Desde 1949 trabajamos para proporcionar asistencia, protección y defensa a más de 5 millones de refugiados y refugiadas de Palestina, que representan más de la quinta parte de los refugiados del mundo y que actualmente viven en campamentos de refugiados en Jordania, Líbano, Siria y el territorio Palestino ocupado (la franja de Gaza y Cisjordania), a la espera de una solución pacífica y duradera a su difícil situación.

Los obstáculos y controles aumentan en Cisjordania

Los coches hacen fila frente a los puntos de control israelíes

“Hace semanas recibimos una comunicación urgente indicando la presencia de un paciente en diálisis renal en estado crítico en una de las viviendas del campamento de refugiados de Tulkarm. Mientras tanto, el ejército israelí atacaba el campamento. Cuando los equipos médicos de emergencia llegaron para transportar al paciente en una ambulancia, fueron atacados violentamente por las fuerzas israelíes”, Dana Abu Koush, Coordinadora de Derecho Internacional Humanitario de la Media Luna Roja Palestina, describe así la horrible situación que los pacientes y los equipos de emergencia han estado soportando desde el 7 de octubre en Cisjordania. 

Existe el temor creciente entre los servicios médicos de emergencia de que, con el tiempo, se erosionen sus servicios y los comportamientos anormales se normalicen. “Tememos que obstaculizar la llegada de las ambulancias, registrar vehículos, romper equipos médicos y detener a pacientes en su interior se convierta en algo habitual. Tememos que la palabra ‘emergencia’ pierda su significado”, continúa la profesional.

Antes del 7 de octubre de 2023, la población de Cisjordania ya sufría a diario los puestos de control israelíes, los puntos de inspección, las medidas de aislamiento y los abusos contra los ciudadanos. Sin embargo, la situación en Cisjordania empeoró notablemente después de los acontecimientos de hace unos meses. Se introdujeron nuevos métodos en los puestos de control, como detenciones prolongadas de civiles, palizas, registros exhaustivos y la confiscación e inspección minuciosa de teléfonos móviles.

Entre las medidas más desafiantes y arbitrarias está la prohibición por parte del ejército israelí de que los pacientes y los equipos médicos lleguen a las clínicas y hospitales. A las ambulancias a menudo se les niega un acceso fácil a sus destinos y hay casos de detenciones prolongadas de los pacientes en los puestos de control, sin ningún respeto por el derecho internacional humanitario que les protege.

Fawaz Al-Beitar, paramédico y director del Departamento Central de Operaciones de la Media Luna Roja Palestina, afirmó que los puntos de control y los cierres de acceso de un lugar a otro han aumentado significativamente, lo que ha provocado retrasos en las llegadas de ambulancias. Éstas tienen que recorrer rutas largas y más complicadas. “Recibí una llamada de emergencia indicando que había un paciente dentro del campamento de Al-Aroub en Hebrón. Una ambulancia normalmente tarda 5 minutos en llegar allí. En este caso tardó 35 minutos debido al cierre de carreteras por parte de los israelíes”, explica el paramédico.  

Fawaz mencionó haber presenciado numeros casos similares. Hace dos semanas, durante una incursión militar israelí en el campamento de Tulkarm, recibió un informe sobre un joven herido en estado crítico. El primer intento de la ambulancia de entrar al campamento fracasó. Un equipo de paramédicos voluntarios fue enviado al lugar designado, pero se cortó la comunicación con ellos. Según cuenta Fawaz, más tarde se supo que el ejército israelí los había arrestado y detenido durante un período prolongado antes de liberarlos, dos días después. Tras perder el contacto con el primer equipo, otra ambulancia acudió al lugar, pero fue atacada y el equipo que se encontraba dentro resultó herido.  

“En una de las incursiones en el campamento de Jenin, recibimos también una llamada de una anciana enferma sola en su casa. Hubo bombardeos en el área adyacente. Inmediatamente nos movimos, pero el ejército israelí nos impidió llegar hasta ella. Desde la 1 de la madrugada hasta las 9 de la mañana del día siguiente no nos dejaron pasar. Posteriormente una ambulancia logró llegar hasta ella y trasladarla al hospital”, cuenta Fawaz rememorando la cantidad de casos que ha vivido en las últimas semanas.  

Según estimaciones de OCHA, existen 642 obstáculos en las carreteras de acceso a las diferentes zonas de Cisjordania, lo que constituye un aumento del 8% en comparación con los 593 obstáculos registrados en la última encuesta de enero/febrero de 2020. El número de barreras con soldados estacionados ha aumentado en un 35% y el número de barreras en las carreteras en un 8%. Si bien estas barreras permanecen abiertas en la mayoría de los casos, pueden cerrarse en cualquier momento. 

Las nuevas prácticas han provocado que los propios palestinos y palestinas limiten su movimiento por temor a procedimientos de inspección violentos, tanto dentro de una misma ciudad como entre ciudades. Esto ha dado lugar a la interrupción de las labores de centros de servicios e instituciones que operan en el centro de Cisjordania (Ramallah).  

“Trabajo como maestra en Jerusalén. Después del 7 de octubre, tengo que dejar mi casa a las 5:30 am para llegar a mi trabajo a las 8 am. El proceso de inspección en el puesto de control de Qalandia tarda entre dos a tres horas”, explica Mariam, una refugiada de la aldea de Salbit cerca de Al Ramleh, cuya vida también ha cambiado en los últimos meses.  

“Nos someten a inspecciones humillantes y al registro de nuestro coche, de la ropa y de los teléfonos personales. Después de esta terrible experiencia, llego tarde al trabajo a pesar de salir temprano de casa. A veces, llego a la escuela a las 10:00 am. En condiciones normales el camino desde mi casa al trabajo no me lleva más de 15 minutos. Cuando salgo por la mañana coincido con incursiones de las fuerzas israelíes en las zonas por las que paso. Estas incursiones incluyen disparos y gases lacrimógenos. Recuerdo una ocasión cuando el ejército israelí asaltó el campamento de Qalandia y me encontré frente a los jeeps de militares israelíes. Se disparaban balas desde todas direcciones; vi la muerte delante de mis ojos. No diferencian entre los civiles que van a trabajar y las personas a las que están buscando. Cuando logré salir de esa zona, no podía conducir, mis fuerzas colapsaron y comencé a llorar porque veía la muerte y la imaginaba frente a mí, siendo madre de cinco hijos. Desafortunadamente, no se puede escapar en tal situación”.  

Todas estas condiciones han provocado el aumento de la presión psicológica entre la población de Cisjordania. “Muchas veces llegamos al trabajo en estado de colapso y llorando intensamente. En muchos casos no puedo desempeñar adecuadamente mis tareas docentes debido a todo lo que vivo en el camino al trabajo”.

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UNRWA es la Agencia de Naciones Unidas para la población refugiada de Palestina en Oriente Medio. Desde 1949 trabajamos para proporcionar asistencia, protección y defensa a más de 5 millones de refugiados y refugiadas de Palestina, que representan más de la quinta parte de los refugiados del mundo y que actualmente viven en campamentos de refugiados en Jordania, Líbano, Siria y el territorio Palestino ocupado (la franja de Gaza y Cisjordania), a la espera de una solución pacífica y duradera a su difícil situación.

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