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Descubriendo Valencia de la mano de un valenciano

La Ciudad de las Artes y las Ciencias de Valencia

Roberto Ruiz

Seguro que todos estamos de acuerdo en que la mejor manera de visitar una nueva ciudad es con la compañía de un amigo o una amiga que sea local, que conozca la ciudad como la palma de su mano, que sepa dónde ir a comer y dónde no, y que te ayude a aprovechar al máximo el probable poco tiempo del que dispones.

Todos querríamos tener a alguien así en cada sitio que visitamos, pero no siempre tenemos la misma suerte. Si Valencia es uno de esos destinos que tienes en mente te vamos a contar todo aquello que te recomendaría hacer alguien que vive allí, sin saltarnos por supuesto sus imprescindibles más típicos que nunca podrían faltar por si además es tu primera vez. Así que toma nota y vamos a recorrer Valencia de la mano de un valenciano empezando por donde hay que empezar: su Ciutat Vella.

Un valenciano te acompañará a conocer su Ciutat Vella

Hay cosas que no se pueden pasar por alto, y todo vecino de Valencia estará orgulloso de enseñarte la parte más bonita e histórica de su ciudad natal, su Ciutat Vella. La parte vieja de Valencia es la que se encontraba dentro de sus murallas medievales, de las que hoy solo quedan dos de las doce puertas que tuvo en su momento, las de Serrano y las de Quart, cada cual más monumental y ambas de obligada visita.

Dando un paseo por el centro pasaréis por la catedral, cuyos orígenes se remontan al siglo XIII y que reúne varios estilos arquitectónicos, aunque el predominante sea el gótico valenciano. En ella se venera el Santo Cáliz, al igual que ocurre en la colegiata de San Isidoro de León, y se puede subir al Miguelete, o Micalet, la torre campanario de 207 escalones que te da vistas sobre toda la ciudad.

Un valenciano también te llevará a conocer el Mercado Central, una espectacular construcción de metal y vidrio de 8.000 metros cuadrados donde encontrarás 1200 puestos diferentes. Tan llamativos son sus productos como el propio edificio en sí. Frente a él se encuentra uno de los verdaderos imprescindibles de Valencia: la Lonja de la Seda. También conocida como la Lonja de los Mercaderes, de finales del siglo XV y principios del XVI, es un fantástico ejemplo del gótico civil valenciano, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1996. Puedes (y debes) visitarla a conciencia siguiendo los comentarios que incluye su audioguía.

Tras la Lonja, el siguiente lugar que no te puedes perder es la Parroquia Museo de San Nicolás, la Capilla Sixtina de Valencia. El barroco corre por su interior con la máxima expresión de la decoración, con frescos que lo cubren absolutamente todo adaptándose a las formas góticas de su estructura. Entrar y mirar hacia arriba le dejan a uno sin palabras, aunque no sea su primera vez.

Siguiendo de paseo por la ciudad todo buen natural de Valencia te llevará a ver la Plaza de la Virgen, el Ayuntamiento, el edificio de Correos y la Estación del Norte, cuyo vestíbulo te hace viajar en el tiempo. También a la Plaza Redonda, donde tuvo su auge el gremio textil y ahora se puede disfrutar de su tranquilidad tomando algún vino. Un plan mucho más alternativo, al llegar la noche, puede ser pasarse por el Convent Carmen, una nueva apuesta gastronómica, cultural y social que ha aprovechado el recinto abandonado del antiguo convento de San José y Santa Teresa para darle una nueva vida.

Te llevará a comer paella y horchata con fartons

Y vamos a una de nuestras actividades preferidas: conocer la gastronomía local. Está claro que Valencia es famosa por sus paellas y sus horchatas, pero ni valen todas las paellas ni valen todas las horchatas. Y quien dice paellas dice arroz, pues limitarse a probar solo una paella valenciana sería un enorme error por nuestra parte.

Verás que toda Ciutat Vella es muy turística, tremendamente turística, y podemos arrepentirnos si nos sentamos a tomar una paella en el primer sitio que veamos. Por eso un valenciano te llevará fuera de la parte vieja e incluso más allá para tomarte una buena paella, y te dará esta recomendación: “en El Perelló, El Perellonet o El Palmar, no te vas a equivocar”. Aunque en plena ciudad, cerca de la playa de la Malvarrosa o del puerto encontrarás buenas arrocerías, si tienes la oportunidad de pasar por alguna de estas tres localidades, las dos primeras en el mar y la tercera en La Albufera, mejor que mejor. Aprovecha y tómate una paella, o un arroz con cangrejo, o un arroz del senyoret, o un arroz negro, o un arroz a banda, o… lo que sea, pero con arroz.

Y para merendar una buena horchata con fartons en el centro tienes la Horchatería Santa Catalina, de toda la vida, o la Horchatería Daniel, en el Mercado Colón, como nueva sede de la Horchatería Daniel de la Alboraia de siempre, muy cerca de donde también se encuentra la Horchatería Els Sariers, otra apuesta segura.

No querrá que te pierdas muchas otras cosas alrededor del centro

Fuera de la Ciutat Vella un valenciano te insistirá en que te alquiles una bici para recorrer el Jardín del Turia, el enorme parque de 9 km de longitud que aprovecha el antiguo cauce del río para ofrecer un pulmón verde a la ciudad. Aquí encontrarás infinidad de opciones de ocio entre árboles, césped y fuentes, perfecto si aprieta el calor.

También te llevará a ver el puerto deportivo de Valencia, mostrándote por dónde pasaba el trazado del efímero circuito urbano de Fórmula 1, así como a recorrer las playas de las Arenas y de la Malvarrosa, sea o no verano, y el barrio pesquero del Cabanyal con sus casas de colores.

Tampoco querrá que te pierdas la Ciudad de las Artes y las Ciencias, el Hemisferic y todos sus alrededores, así como el Museo Fallero, muy cerca de allí, donde se encuentran todos los ninots indultados de las fallas desde los años 30. Ya que no vas a Valencia en fallas… al menos podrás ver lo que sobrevive de ellas.

Irá contigo a recorrer la Albufera

Y todo buen amigo o amiga de Valencia te llevará a conocer el Parque Natural de la Albufera. Está a solo 10 km de la ciudad y es naturaleza en estado puro, un enorme humedal de 24 km² de gran valor ecológico rodeado de plantaciones de arroz y donde patos y otras aves acuáticas tienen ubicado su hogar.

Además de asomarte a verla desde el mirador que encontrarás en la CV-500, la carretera que discurre entre la Albufera y el mar, lo mejor que puedes hacer es ir hasta El Palmar y animarte a dar un paseo en barca por ella, y si es al atardecer para disfrutar de la puesta de sol sobre sus aguas, entonces el plan ya será del todo perfecto.

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