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Votar al PP, ¿no es inmoral? ¿Y no es pecado?

Suso de Toro

Lo único interesante de este artículo es el título y las respuestas a las preguntas creo que son obvias pero, ya que mi compromiso es escribir un artículo semanal, va lo que sigue.

El voto no es obligatorio en el Reino de España, de modo que, en principio, es un acto libre. Matizo “en principio”, porque es cierto que en algunos lugares un poder político asfixiante obliga a las personas más débiles a votar e incluso a hacerlo con la papeleta del amo, la mayor burla a la democracia. Quitados esos casos, votar es un acto muy consciente, una elección entre varias posibilidades meditada con tiempo. Los votantes podemos decir posteriormente “me equivoqué”, pero no estaría mal que lo hiciésemos delante de un espejo.

“Los hombres no son nunca inconscientes, salvo en lo sexual, en lo criminal y en sueños”. Me tienen que perdonar la cita de la correspondencia del lúcido y descarnado Josep Roth a Stefan Zweig pero es que acabo de tropezar con ella.

Nuestro voto es un acto consciente y somos responsables de él, a cada diputado y a cada Gobierno lo pusieron ahí personas concretas con su voto secreto. Pero que sea secreto para los demás no quiere decir que no debamos asumir cada uno sus responsabilidades ante nosotros mismos. La política es un esfuerzo por racionalizar la compleja vida social, por ello todos tenemos en cuenta los intereses particulares de cada uno y, también, que la máquina del país funcione. La moral solo condiciona vagamente nuestras decisiones políticas, pero España como Estado y la sociedad española en conjunto afrontan una crisis moral, por ello es más pertinente que nunca preguntarse si no es inmoral dar el voto a ese partido llamado Partido Popular.

A pesar de que la democracia española sea un sistema del que ha desaparecido en gran parte la libertad de prensa, sometida y controlada por el Gobierno, a estas alturas toda la población sabe que está probado que el PP lleva casi dos décadas financiándose con dinero negro. Toda la población sabe que todos sus dirigentes, Esperanza Aguirre afirma que salvo dos, llevan años cobrando sobres de dinero negro del que desconocen su procedencia, igual podría ser del narcotráfico que del tráfico de armas o de la corrupción inmobiliaria. A estas alturas todos sabemos que mientras muchos pagábamos impuestos y éramos vigilados ellos, en la oposición y luego en el Gobierno, se reían de nosotros. Un partido corrupto con unos dirigentes y gobernantes corruptos. Esto está denunciado y probado y lo sabemos todos.

Y todos los posibles votantes conocen que el presidente del Gobierno divide a los súbditos de este Reino en “seres humanos normales”, quienes son como él, y los demás, quienes no somos como él. Y conocen que su punto de vista demencial es lo que está realmente detrás de las políticas de este Gobierno en relación con los “seres humanos anormales”: no los recortes, sino el robo de la sanidad pública, de la educación, de los servicios sociales, del derecho a la justicia...De la libertad de expresión. Puede que muchos de esos posibles votantes no lo sepan, pero aprobaron una “ley mordaza” y pretenden censurar gubernativamente la información precisamente para que no lo sepan.

Ese partido nació financiado con dinero del contrabando y siguió alimentándose de dinero negro de procedencia incierta. Y eran franquistas y lo siguen siendo. ¿Es inmoral ser franquista? No sé contestar, conocí a personas que eran franquistas y, sin embargo, se las arreglaban con su moral católica y se comportaban en su vida personal con dignidad ética. La vida es muy rara y variada. Es razonable que, además de los delincuentes que participan en los negocios de corrupción, haya personas de ideología puramente franquista o simplemente derechista que piensen en votar al PP por su ideología, pero en esta ocasión es claramente inmoral.

¿Y no es pecado acaso? Los obispos nacional católicos españoles declararon pecado muchas cosas, pero hoy debieran decir públicamente que quien celebra éxitos económicos a costa de la pobreza de tantas personas, quien maltrata sin compasión a los más débiles para dárselo a buitres ahítos de caviar falta a varios mandamientos y a lo más elemental del mensaje de Cristo, la caridad. Al menos eso fue lo que nos enseñaron a varias generaciones que acudíamos amansamente a la catequesis y teníamos asignatura de religión oblitagoria en la escuela. Según la doctrina social de la Iglesia, creo que me remonto a Pío XI y al Concilio Vaticano II, creo que votar al PP, además de inmoral, también es pecado.

Tras la caída de la URSS hubo un cambios ideológico profundo que facilitó la concentración de poder financiero y político en manos de unos pocos, uno de esos cambios fue la desaparición de la Democracia Cristiana, una derecha comunitarista y paternalista. “A Dios lo que es de Dios y al César lo que es del César”, era el fundamento evangélico último. El ultraliberalismo de Popper, Reagan, Thatcher..., Aznar y Rajoy es blasfemo, niega la existencia de Dios. El ultraliberalismo predica un mundo sin un dios que inspire y presida los actos de los humanos, un mundo regido por una “mano invisible” que no es divina sino la mano implacable de los mercados que trituran a los débiles. Sí, votar al PP es pecado.

La Justicia no ilegalizó ese partido a pesar del peligro que representa para la democracia una organización así, pero las personas tenemos poder para actuar. “El fin del mundo es una cosa y la indecencia privada es otra. No hay que achacar la indecencia a la confusión general. No tiene que ver”. Disculpen esta otra cita de Joseph Roth, un “pequeño judío pobre”, me pareció que venía mucho al caso.

La política es antes de nada la conquista del poder y su gestión, pero tiene una dimensión moral en último término. No hay un único partido de derechas y hay otras opciones políticas que aseguran una gestión razonable de la administración, se puede escoger. Y votar no es obligatorio en el Reino de España, es un derecho, el derecho a ser ciudadanos responsables de nuestro voto.

Si un partido es corrupto por su propia historia y naturaleza, si su práctica misma es corromper a la sociedad no es excusa para que nos comportemos como adultos. Si en España hay corrupción no es “corrupción de menores”, aquí todos somos adultos y hacemos las cosas con nuestro consentimiento. No creamos en los falsos inocentes.

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