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La lenta agonía lorquiana del cortijo del Fraile

El cortijo del Fraile (Níjar, Almería).

Juan Miguel Baquero

“Porque tú crees que el tiempo cura y que las paredes tapan, y no es verdad, no es verdad”, escribía Federico García Lorca. Que crea memorias pero también ruinas. Orígenes y desenlaces. No es verdad. Que fabrica azar tanto como tragedia. La lenta agonía del cortijo del Fraile sirva como paradigma. Aquel escenario del crimen pasional que inspiró el drama lorquiano 'Bodas de sangre' y que el poeta conoció estando en la madrileña Residencia de Estudiantes y compartió al grito de: “¡La prensa, qué maravilla! ¡Leed esta noticia! Es un drama difícil de inventar”.

Escombros, poco más, deshechos en apenas un rastro de recuerdos casi fantasmagóricos. Cuando el estallido golpista que provocó la guerra civil ya ha cumplido 80 años, igual que el terror fundacional del franquismo, simbolizado en el asesinato del propio Lorca en la madrugada del 18 de agosto de 1936. Ahí cae, abandonado al sol y al viento, el cortijo del Fraile (Níjar, Almería). Ajado en cicatrices que desangran tierra y roca. Como si nada importara más que la muerte.

La ruinosa hacienda es una construcción encargada en el siglo XVIII por los frailes del almeriense Convento de Santo Domingo. En 1836, como parte del proceso de desamortización, dejó de pertenecer al clero y pasó a manos privadas que usarían la finca para labores agrícolas y como caserío para braceros. Y para los propietarios, que abandonarían la aridez de un escenario que quedó en manos de un aparcero.

El encargado del cortijo del Fraile quiso casar en el año 1928 a su hija, Francisca Cañadas, en un matrimonio acordado que dejaba las entrañas de la mujer a las puertas del destino carnal equivocado: el hermano de su cuñado. Era una unión de conveniencia… y de tragedia, enamorada como estaba Paca la Coja, que así era conocida, de un medio primo, Francisco Montes, con quien huyó horas antes de la boda por mitad del desierto. La escapada desencadena el Crimen de Níjar y éste una novela, 'Puñal de claveles', obra de una periodista y escritora nacida en Rodalquilar, a escasos kilómetros del cortijo: Carmen de Burgos, alias Colombine. El texto, con un final abierto, queda a las puertas del mortífero suceso en el que penetra de lleno la teatral 'Bodas de sangre' de Federico García Lorca.

“¡Ay qué sinrazón! No quiero / contigo cama ni cena / y no hay un minuto del día / que estar contigo no quisiera / porque me arrastras y voy, / y me dices que me vuelva / y te sigo por el aire / como una brizna de hierba”, inmortalizó Lorca.

El cortijo del Fraile está catalogado como Bien de Interés Cultural (BIC) e inscrito en el Catálogo General del Patrimonio Histórico andaluz, con la tipología de Sitio Histórico. Sucesivos intentos de las administraciones públicas derivaron en multas al abandono de la propiedad y obras de rehabilitación que han permitido consolidar la fachada del campanario y de la capilla. El emblemático edificio es así visitable, entre escombros, y rodeando una valla con desganados carteles que avisan al visitante: “Ruinas. La empresa no se responsabiliza de posibles accidentes”.

Allí se rodaron en los años 60 del siglo pasado películas como 'El bueno, el feo y el malo' y 'La muerte tenía un precio', de Sergio Leone, además de otros títulos. Lejos quedaron los escenarios, sin embargo. Solo queda desolación en un rincón del Parque Natural de Cabo de Gata-Níjar que en parte se cae a trozos como tocado por cierta magia trágica y atávica. Con cicatrices de tierra que sangran el patio central, los muros, los hornos y viviendas… y vientos que suenan como quejidos y cortinajes mecidos por el aire como espectros.

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