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Así fueron las 48 horas más tensas de Puigdemont

Puigdemont abandona el palacio de la Generalitat minutos antes de dirigirse al Parlament

Neus Tomàs / Arturo Puente

¿Por qué Carles Puigdemont decidió no declarar la independencia? Durante los días anteriores el president de la Generalitat había hablado con mucha gente del Govern, de su partido y también de otras fuerzas. Además, en los despachos, tanto del Palau de la Generalitat como en los de más de un conseller se recibieron muchas llamadas, la mayoría de ellas reclamándoles que no se diera el paso unilateral.

La semana posterior al referéndum el Ejecutivo catalán había descartado una declaración a la brava. Varios expertos ya habían redactado las propuestas para proclamar los resultados, y las opciones que había sobre la mesa se redujeron a dos: una declaración de independencia a plazos o una declaración formal pero que se suspendiera inmediatamente.

Pese a las propuestas intermedias barajadas, el pánico a cualquier paso unilateral se extiende rápidamente entre el mundo económico. En el PDeCAT, siempre sensible a la esfera empresarial, comienza a maniobrar para evitarlo. El conseller Santi Vila, la coordinadora general neoconvergente, Marta Pascal, y el expresident Artur Mas toman la palabra para posicionarse contra la vía dura. 

También los sectores que habían afianzado una relación de entendimiento con el Govern, el entorno de la alcaldesa de Barcelona y la dirección de Podemos, se manifiestan con rotundidad contra la declaración. El “ni DUI ni 155” es formulado por primera vez por Ada Colau el 4 de octubre.

Fin de semana

El presidente del Cercle de Economia, Juan José Bruguera, se entrevistó con Puigdemont el sábado en Girona. Intentó que le asegurase que no habría declaración de independencia, pero el presidente no se lo aclaró. Otros empresarios contactaron el fin de semana con Junqueras y el mismo lunes por la mañana también se entrevistó con alguno en la conselleria. Todos salieron convencidos de que se iba a declarar la independencia, confirma uno de ellos. El argumento del Govern era que las perspectivas económicas no serían tan negativas como los empresarios temen.

Entre el fin de semana y el lunes se suceden varias importantes reuniones del llamado estat major, el órgano político informal que ha dirigido el camino de las instituciones catalanas hacia el referéndum. En él están los máximos mandatarios del Govern, como Puigdemont y Junqueras, de los partidos, con Pascal y Mas o Marta Rovira (ERC), y los presidentes de la ANC, Jordi Sànchez, y Òmnium, Jordi Cuixart.

Según explican a eldiario.es diversas fuentes conocedoras de estos contactos, en uno de esos encuentros los representantes del PDeCAT y el presidente de la ANC observan como posibilidad la convocatoria de elecciones. Una opción que ERC no descarta, aunque exconvergentes y republicanos discrepan en los tempos.

En el fondo, reconocen fuentes del partido de Junqueras, subyace también el rechazo de ERC a repetir la fórmula electoral de Junts pel Sí. La opción de desbloquear la situación a través de unos comicios, combinada o no con la declaración de independencia, se acaba descartando pero marcará el tono general de rebaja en las pretensiones independentistas. 

Lunes

En la jornada previa a la comparecencia de Puigdemont, el Palau de la Generalitat fue un hormiguero. Las reuniones se sucedían y diferentes figuras del independentismo civil y político entraban y salían. La alcaldesa de L'Hospitalet, Núria Marín, se entrevistó por la mañana con Puigdemont en el Palau de la Generalitat. La dirigente socialista salió con la impresión de que habría una declaración de independencia. A la misma hora, los diputados de la CUP, ajenos a todos estos movimientos, aseguraban estar tranquilos porque daban por hecho que el Govern no aflojaría y que el president apostaría por la DUI.   

A mediodía Puigdemont come con los consellers de su partido, el expresident Mas, el presidente del grupo de JxSí, Lluís Corominas y Marta Pascal. Este diario ha podido confirmar además que, por la tarde, al menos, Junqueras, el conseller de Justicia, Carles Mundó, y los presidentes de la ANC y Òmnium acudieron en algún momento al Palau.

Artur Mas, de hecho, estuvo en las dependencias gubernamentales largas horas, desde antes del medio día hasta pasadas las nueve de la noche. La CUP y ERC ironizan con el “ascendente” que ha tenido el expresident en este último capítulo.

Puigdemont habló también con Colau y la alcaldesa le argumentó por qué había comparecido para exigir al president que renunciase a la declaración de independencia y a Mariano Rajoy a que renunciase a la aplicación del artículo 155. 

A media tarde, el mensaje que se hizo llegar a los diputados de Junts pel Sí fue de calma y se les dio a entender que habría declaración, aunque no se les concretó cuál sería la fórmula. Se les convocó al día siguiente a las 10 de la mañana, pero tampoco entonces salieron de dudas. 

Paralelamente, la noche del lunes se reunió la junta del Cercle d'Economia, seguramente el 'lobby' económico catalán más influyente. Sus miembros, además de constatar la preocupación por el escenario político, decidieron que el martes harían tantas llamadas como fuese posible para intentar convencer al Govern de que no proclamase la DUI.

Martes

El Consell Executiu de la mañana se desarrolla sin sobresaltos. Puigdemont recoge entonces la opinión de algunos consellers, que se muestran mayoritariamente contrarios a una declaración unilateral. Todos han constatado que la presión internacional contra esta vía es total, aunque todavía no ha recibido el golpe final.

A las 15.47, el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, escribe un mensaje en Twitter dirigido directamente al presidente de la Generalitat en el que le reclama “no anunciar una decisión que puede hacer el diálogo imposible”. Un tuit al que el president y su entorno dan mucha importancia porque coincide con otros mensajes que les llegan de Bruselas. Esto es, si hay DUI, que se olviden de cualquier ayuda de las instituciones europeas.

A las cinco de la tarde se celebra en el Parlament la última reunión, que será fundamental en el resto del día. Además de los mandatarios independentistas del Govern y sus partidos, se suman representantes de la CUP. Es la primera vez que los anticapitalistas ven el texto que Puigdemont ha preparado y no quedan satisfechos al no encontrar ninguna declaración de independencia formal. Se sienten dolidos y consideran que el president les ha engañado.

No son los únicos. La secretaria general de ERC, Marta Rovira, también monta en cólera al ver el documento. La reacción sorprende al Govern, puesto que Junqueras conocía los planes. Fuentes presenciales afirman que Rovira, considerando el documento demasiado suave, llega a exclamar “eso que lo firmen ellos”, en referencia a los diputados del PDeCAT. 

La CUP pretende que la declaración se leyese en el hemiciclo, pero el Govern se niega. Es entonces cuando se decide que los diputados la firmen y que se lea en el auditorio del Parlament. Esta rúbrica colectiva era una opción que los cupaires han barajado toda la semana pero que hasta el martes, en la tensa reunión, no se acaba concretando. Fue la única concesión que obtuvieron.

Los diputados acaban firmando la declaración sin valor jurídico. Mientras los representantes hacen fila para rubricar el documento, un corrillo propone a algunos consellers que se encuentran en el patio que se unan y estampen también su nombre. Es en ese momento cuando se oye a una consellera negarse a firmar al no ser diputada con una frase que corre por varios grupos de WhatsApp: “¿No creéis que ya nos hemos saltado la ley del referéndum suficiente por hoy?”.

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