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Segundo intento para localizar el cuerpo de Timoteo Mendieta, víctima del franquismo

Primera exhumación en el cementerio de Guadalajara, en enero de 2016

Carmen Bachiller

Segundo intento. Esperanzas renovadas para la familia de Timoteo Mendieta, sindicalista de la UGT, natural de Sacedón (Guadalajara) que fue asesinado cuatro meses después del final de la Guerra Civil española. Tras el intento fallido de hace algo más de un año, este martes se procederá a la apertura de la fosa común número 1 del cementerio de Guadalajara para buscar de nuevo su cuerpo gracias al exhorto (el tercero ya) procedente de la jueza María Romilda Servini de Cubría, instructora de la denominada “querella argentina” y que investiga crímenes cometidos durante el franquismo.

El Ministerio de Justicia recibió el exhorto a finales de diciembre. Cinco meses después se ha dado luz verde a una nueva exhumación en el cementerio de Guadalajara tras la demanda interpuesta por Ascensión Mendieta, hija del sindicalista, en el intento de localizar a su padre, hasta ahora sin resultados. Esta nueva petición responde a datos que indican que los restos de Mendieta no estaban, tal y como se creía, en la fosa número 2 del cementerio local, donde se practicó una primera exhumación, sino en la fosa número 1.

A las nueve de la mañana los técnicos de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH) volverán al cementerio de Guadalajara para iniciar una nueva búsqueda. Trabajarán en dos partes diferenciadas de la zona civil del cementerio: tanto en la fosa número 1 como en enterramientos individuales. Y es que los datos sobre el paradero del cuerpo de Timoteo Mendieta son confusos. El día de su fusilamiento -15 de noviembre de 1939- fueron asesinadas otras 18 personas. En su caso, el enterramiento no se produciría hasta el día siguiente. “A pesar de los datos documentados en tres libros distintos, la hipótesis que hemos barajado es que a la hora del enterramiento los cuerpos fueron cambiados”, explica Marco González, vicepresidente de la ARMH.

“La posibilidades que tenemos son, por un lado, buscar en las fosas donde el mismo 16 de noviembre de 1939 enterraron a gente, es decir, en la fosa número 1, donde fueron enterrados dos cuerpos en esa misma saca y también en cuatro sepulturas individuales que están en la fila 1 del cementerio civil”. Buscarán el rastro de aquellas personas que fueron enterradas el mismo día que Timoteo Mendieta para intentar localizar al sindicalista.

La denuncia de Ascensión Mendieta ha abierto el camino a otras familias

El programa de trabajo se prolongará durante 15 o 20 días. Hace un año se exhumaron 22 cuerpos de la fosa 2 del camposanto de Guadalajara sin resultados, de momento, para la familia Mendieta. Pero su denuncia ante la justicia argentina ha abierto el camino a otras personas que también buscan a sus familiares asesinados durante la Guerra Civil o en los albores de la dictadura.

En enero de 2016 solo dos familias se habían interesado por los trabajos realizados por la ARMH en el cementerio de Guadalajara. Una de ellas fue la de Timoteo Mendieta. La otra era la de Tomás Vicente Lorente, vecino de Auñón (Guadalajara) y otro de los represaliados por el franquismo. “En este último caso, la familia ya lo había venido reclamando desde el año 2008” pero solo la denuncia ante la justicia de los Mendieta permitió avanzar al lograrse el permiso de exhumación.

A partir de ese momento se pudo contactar con 14 familias vinculadas a las personas enterradas en la fosa número 2. Y no solo eso. Durante los trabajos de exhumación llegaron a pasar hasta 90 familias interesadas en el procedimiento a seguir para encontrar a sus seres queridos, tanto los que puedan estar en la parte civil del camposanto como en la católica.

Ahora, cuando está a punto de arrancar la segunda exhumación en Guadalajara ya hay 11 familias pendientes de lo que dicten los nuevos hallazgos y las pruebas de ADN. Proceden de municipios como Sacedón, Tamajón o Marchamalo, entre otros.

Un equipo de forenses, antropólogos y voluntarios

En las tareas de búsqueda participará un equipo de 10 personas entre quienes trabajarán en la fosa y aquellos que se dedicarán a la recepción de familiares y nuevas peticiones de exhumación. También se sumarán voluntarios. Además, se contará con el trabajo de un antropólogo inglés que vendrá acompañado por un equipo de tres colaboradores. “Serán los encargados del análisis de campo en la propia morgue para ir teniendo datos fiables cada vez que saquemos un cuerpo, por lo menos para saber si coinciden edades y estaturas con los datos que tenemos a priori”, explica González. Unos datos que han sido fruto de un trabajo previo realizado por voluntarios durante el último año que investigaron en el Archivo Histórico Provincial de Guadalajara y en el Archivo Militar de Zaragoza.

Después deberán ser practicadas las correspondientes pruebas de ADN. El exhorto de la jueza Servini indica que los restos han de ser enviados a Argentina pero la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica no descarta que puedan practicarse en Madrid si judicialmente es posible y con el objetivo de ganar tiempo. Y es que los resultados de las pruebas de la primera exhumación tardaron en conocerse casi un año, entre análisis y contraanálisis. “Queremos evitar las esperas y la burocracia que es al final lo que nos ha frenado”. Un tiempo que corre en contra de Ascensión Mendieta quien a sus 91 años sigue luchando por encontrar a su padre.

Marco González lamenta que “ni el Estado ni la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha se hagan cargo de estas exhumaciones. Y ya que no lo hacen, la asociación llegará hasta donde tenga que llegar. Solo en el cementerio civil de Guadalajara hablamos de 16 fosas y unas 320 víctimas que ya tenemos catalogadas porque por desgracia en la parte católica del cementerio, las fosas fueron vaciadas parcialmente en los años 70 para volver a enterrar gente encima”.

“Hay posibilidades mientras los cuerpos fueran enterrados en la parte civil”, sostiene el vicepresidente de la ARMH. Es aquella que se ha mantenido “como una burbuja en el tiempo” porque está intacta, no como lo que ocurrió con la parte católica del cementerio. Mientras, la familia mantiene una esperanza contenida tras el duro golpe del año pasado al conocerse los resultados negativos de genética. De nuevo, toca esperar las buenas noticias.

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