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El 2013 en diez momentos

Este año han vuelto las películas espaciales con 'Gravity'.

Raúl Minchinela

1. Plasma excelentísimo

2013 es el presidente del Gobierno en una pantalla plana, hablando a los periodistas sin oír nada, recitando una letanía que en nuestras casas aparecerá con una televisión dentro de la televisión. Presente en plano, como los presos de la película Superman, como el jefe gritador de 1984 que tanto aborrecía Apple que lanzó a una chica para romperlo a martillazos.

Dice Gustavo Bueno en su libro Televisión: apariencia y verdad que el nombre de televisión engaña, que no es para mirar lejos, que más lejos está el sol, y bien que lo vemos. La verdadera función del televisor es mirar a través de los objetos: ver el partido desde fuera del estadio, ver las chicas guapas sin pisar la pasarela.

El presidente Rajoy en la pantalla de plasma es la imagen del año porque es la del hombre parapetado, el que habla pero no oye, como el traductor ful del funeral de Nelson Mandela. Un presidente que trae 1984 pero en pesetas, un futuro de teléfonos inalámbricos con la tristeza del gestor enrocado en sus hojitas impresas, ciñéndose tanto al texto que acabará recitando hasta las acotaciones. La desdicha del hombre atrapado que usa el altavoz para pedir más paredes.

2. El meteorito y las cámaras de coche

En la región rusa de Cheliábinsk, un meteorito en trayectoria noreste a suroeste con un ángulo de 30 grados explotó en febrero de 2013 con una fuerza equivalente a unas 30 veces la energía liberada en la bomba atómica de Hiroshima. Todos los planos de la explosión fueron en movimiento: tomas desde vehículos, siempre circulando, que retrataban la carretera y atestiguaban la explosión en el trozo de cielo que entraba en el encuadre.

Desde Occidente llamaba la atención el contraste, acostumbrados a las cámaras de vigilancia y al paisajismo con trípode. Al parecer, en las carreteras rusas hay mucho accidente y en los juzgados sólo vale como prueba el audiovisual. De ahí que haya tanto vehículo con cámara. La fama de la explosión de Cheliábinsk sirvió para que entendiéramos por qué tanto youtube ruso con coche, a veces con un señor que se libra de ser aplastado por el vehículo dando un ligerísimo paso de bailarina. Fue un bum que nos explicó el boom.

3. Panorama para el cómic español

De los momentos de gloria uno suele darse cuenta cuando ya han pasado, así que probablemente encontrarán las loas dentro de unos años. El tebeo en España está en un momento dulcísimo, y 2013 ha sido una cosecha extraordinaria. Basta repasar la producción nacional de editoriales como Astiberri, Diábolo, Bang o Fulgencio Pimentel.

“Llamadme loco, pero creo que ahora mismo en España se están haciendo muchos de los mejores tebeos del mundo”, publicaba en Twitter el dibujante David Rubín al poco de sacar su sobresaliente Beowulf.

En nuestra lista de 2013 no puede faltar un tebeo español, y ninguno mejor que Panorama, una antología de historietas inéditas recopilada por Santiago García que hace un retrato en gran angular del estado del cómic en España. Un menú degustación de alta historieta.

4. Telediario oremos

En mayo de 2013, el Telediario dedicaba un especial a denunciar que las jóvenes vestían muy descocadas. Que a ver qué era eso de llevar minifalda. La cosa trascendía hasta lo metafísico: decía que la forma de respetarse a sí mismo era obedeciendo al señor de la pantalla en lugar de, ejem, a sí mismo.

Ese mismo mes, el propio Telediario había recomendado a los parados ponerse a rezar, que es una cosa utilísima que lo mismo sirve para obtener empleo, para atraer la lluvia o para resolver el porcentaje apropiado de cromo en las aleaciones de acero inoxidable.

Rezar es muy bueno porque te calma la ansiedad, te invita a seguir apretando los dientes mientras te dan palos y te convence de que todo lo que te pasa es por tu culpa, por tu gran culpa. Los telediarios medievales están entre lo mejor de 2013 porque nunca nos cansa el triste y blanquinegro Celtiberia Show, que ya puso en libros Luis Carandell. Quien, por cierto, terminó presentando el Telediario.

5. Qué hacemos con Adam Curtis

En 2012, una galería en Nueva York presentó una retrospectiva de Adam Curtis, un documentalista de la BBC que lleva tiempo confeccionando documentales donde hila su discurso enhebrando imágenes de archivo. Curtis quedaba relegado al círculo del arte, porque en Estados Unidos sus vídeos están censurados alegando derechos musicales.

Adam Curtis es un fenómeno audiovisual, y su rincón en la web de la BBC ha hecho méritos para ser el mejor blog del año. “Es el autor de documentales más influyente de nuestro tiempo –dice The Guardian–, señala sorprendentes oposiciones de tiempo y de espacio y revela en los caóticos trozos de televisión una trama de narrativa global”.

El interés por su obra es atípico y no se sabe cómo canalizarlo. Por eso en lo mejor del 2013 incluimos el encargo del Festival Internacional de las Artes de Manchester: un espectáculo que reunió a Adam Curtis con Massive Attack, el grupo de trip-hop de Bristol que es ya una institución musical. Un maridaje loco, forzado por las circunstancias, donde nadie sabe qué hacer con el interés mundial por un documentalista de la televisión pública.

De momento, el primer intento ha tenido a Liz Fraser, la voz de Cocteau Twins, cantando The Look of Love, el clásico de Bacharach. Esta disposición de los ingleses a dar espacio y oportunidad a lo que despunta, de intentar asirlo pese a que es una cosa nunca vista, es tan admirable como desconocida por España.

6. Tirador en primera persona

Hubo un tiempo en que el plano subjetivo era una posición introspectiva que permitía ver el mundo desde la intimidad del otro. Ahora, con las cámaras portátiles y las aventuras extremas, las grabaciones POV son precisamente las menos íntimas y las más ostentosas. Lo mismo vemos el mundo desde el casco de un motociclista que arriesga su vida que desde los ojos de un matón de videojuego que dispara a todo lo que se mueve.

Cuando un hombre saltó desde la estratosfera con un globo, ahí estaba la cámara subjetiva. El plano propio ha sido ocupado por el ejercicio extremo, la pornografía, los videojuegos de tiros... la adrenalina. Como testimonio definitivo de esta influencia, tenemos el videoclip Bad Motherfucker de los moscovitas Biting Elbows. El medio es el lenguaje: el recorrido es de violencia hiperrealista y la ciencia ficción termina siendo lo de menos.

7. Zizek contra Chomsky

Ha pasado bastante desapercibido detrás de todas las horas que la televisión de España ha dedicado a las infidelidades del matrimonio de Rosa Benito, pero este 2013 tuvo un duelo de titanes cuando el esloveno Slavoj Zizek y el norteamericano Noam Chomsky se enfrentaron en sucesivos artículos y declaraciones.

Ambos tienen prestigio como “disidentes famosos”, pero era una novedad verlos disentir entre sí. El rifirrafe reveló que Zizek y Chomsky pertenecen a dimensiones distintas.

Chomsky barrió a Zizek cuando subrayó que una teoría es un conjunto de principios de los que se pueden sacar conclusiones y que lo del esloveno –y por extensión, lo del francés Lacan– era pura palabrería. Chomsky quiere sólo cosas que se puedan probar experimentalmente.

La discusión Zizek-Chomsky, lamentablemente, ha sido eclipsada durante todo este año por las desventuras de Amador Mohedano.

8. Emociones móviles

En las tardes de Antena 3, el presentador de El Hormiguero incitaba al invitado a resolver un jeroglífico formulado exclusivamente en emoticonos. “Qué película es esta”, le preguntaba mientras le mostraba dos símbolos, uno de una calavera y otro de un zapato, que pretendían significar Con la muerte en los talones.

Meses después, en las noches de la Sexta, un humorista con pantalla gigante leía “El génesis contado con emoticonos”, con smileys para Adán y Eva, árboles para el paraíso y manzana para la manzana.

En 2013, los emoticonos han asaltado la televisión porque las aplicaciones de móvil son ya nuestro contexto vital. El que no forme parte de algún grupo de WhatsApp que tire la primera piedra.

Los móviles proyectan una realidad aumentada que todavía no manejamos con soltura: el Wall Street Journal se hizo eco de la aplicación Buycott, que, fotografiando el código de barras, revelaba qué productos del supermercado daban dinero a multinacionales como Monsanto o a magnates como los hermanos Koch.

También ofrecen detalles inesperados: la aplicación Grindr, que sirve para que gais promiscuos comuniquen su posición y disponibilidad, colapsó por sobrecarga en el cónclave papal de Roma, algo que no sucedía desde la ceremonia de inauguración de las olimpiadas en Londres. El móvil ha sido el aparato del año, pero de momento sólo ha filtrado a los grandes medios sus símbolos y sus abreviaturas.

9. Películas de gravedad

Las películas del año durante este curso están bastante consensuadas. En ficción, Gravity, la odisea espacial del mexicano Alfonso Cuarón. En no ficción, The Act of Killing, una cinta danesa donde la mitad de los créditos aparecen marcados como “anónimo” por miedo a las represalias.

El largometraje trata de las atrocidades en Indonesia y –pásmense– los propios torturadores se ofrecen a reconstruir sus fechorías. Los que juzgan superficial la aventura geoestacionaria de Gravity tienen aquí toda la carga de profundidad necesaria para compensar. Muchas de las sugerencias sociopolíticas que ahora se proponen para España aparecen en la cinta, así que, mientras se le hiela a uno la sangre, puede también poner las barbas a remojar.

10. La capital mundial

Cerramos la lista con el estreno del combo rapero Da Flowers, que asaltó los informativos por lo criminal. Su preestreno en Barcelona fue un acontecimiento, con primeras figuras del humor apretadas en un bar minúsculo y carcajadas tan sonoras que tapaban el estribillo. Si no se ciegan con los improperios y los gestos obscenos, verán que es tan fino en la composición como en la factura.

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