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Tipos de interés bajos para la banca; tipos desorbitados para el cliente hipotecario

Rocío Martínez Rincón

Si hay un producto bancario que ha cambiado de forma radical en esta crisis es la hipoteca. No en vano, su concesión desmedida es la causa de la actual crisis bancaria y económica. Lejos quedan los tiempos en los que la banca tenía el grifo abierto de par en par para financiar el hogar de los españoles. Así, en septiembre de 2007 (año del pico de la burbuja inmobiliaria) se constituyeron más de 145.000 hipotecas según el INE. En septiembre de este año no llegaron a las 24.000 y eso que la tendencia se ha estabilizado en los últimos meses.

El desplome es de tal calibre, que los creativos publicitarios de la banca se permiten el lujo de ironizar con la situación. Bankinter comercializa su hipoteca “Sin Más” con el eslogan “Hipotica: hacía tanto tiempo que un banco no anunciaba una hipoteca que se nos había olvidado cómo se decía”. En aquellos años, los bancos peleaban por captar hipotecados a precios que ahora nos parecen de risa: los préstamos para la adquisición de vivienda al 0,6% o 0,7% sobre el euríbor eran más que comunes. La guerra llevó a alguna entidad a ofertar el 0,3% para clientes especiales.

Ahora, y a medida que el euríbor ha caído en picado, ahora se sitúa sobre el 0,5%, las entidades se han lanzado a elevar sus diferenciales a porcentajes que rayan lo desorbitado. Según el INE, el tipo de interés medio para los préstamos hipotecarios para vivienda se situó en octubre en el 4,36%. Entre las grandes entidades españolas, La Caixa destaca con un tipo del 5,50% fijo el primer año de su hipoteca mixta, si no tiene ninguna vinculación con la entidad. Esta práctica puede tener consecuencias desastrosas. “Los altos diferenciales hipotecarios que se comercializan hoy son los desahucios de mañana”, asegura Rubén Sánchez, portavoz de Facua. Sánchez asegura que la situación que se está generando “es peligrosa” y explica que lo más probable es que la tendencia del euríbor sea alcista en los próximos años, por lo que probablemente en el futuro haya familias que no puedan afrontar el pago de sus cuotas debido a las revisiones anuales de este tipo de préstamos.

El cliente puede rebajar el tipo de interés de su hipoteca si contrata otro tipo de productos bancarios con la entidad. Una de las pocas prácticas que se conservan de la época de bonanza crediticia y que Sánchez considera una trampa más. “A primera vista, las entidades venden un diferencial muy interesante, aunque en ningún caso suele ser inferior al 1,25%, pero a cambio de contratar productos que llevan asociados otro tipo de pagos. Se da la paradoja de que estas ofertas pueden resultan más caras que un tipo más alto en otra entidad sin ningún tipo de vinculación”, asegura Sánchez, que aconseja a los usuarios que comparen las propuestas de las entidades cuando quieran contratar una hipoteca y no se queden con la primera propuesta concedida.

La contratación de bonificaciones ha derivado en que cliente y entidad se ven abocados a negociar el tipo de interés en casi todas las grandes entidades españolas. Esta práctica de las bonificaciones es la única que pervive de la época de bonanza. Y ha llegado a tal extremo, que las entidades usan la vinculación del cliente para negociar sus tarifas. Así, hoy en día, muchas de las grandes entidades del país no publicitan sus tipos de referencia en su página web. Incluso, algunas de ellas ni siquiera han proporcionado datos de referencia a este diario. Desde el Banco de España aseguran que publicitar las tarifas en el tablón de anuncios de las webs de las entidades no es obligatorio, ya que se trata de un tema de política comercial. En este punto, remite al código de buenas prácticas en la comercialización de hipotecas desarrollado por el propio supervisor bancario español. Pero esta no es la opinión de los representantes de los consumidores. Rubén Sánchez afirma que si una entidad publicita que vende hipotecas, debería ser trasparente con las condiciones porque puede incurrir en un delito de publicidad engañosa.

Otra de las novedades que se está produciendo en la comercialización de créditos para la compra de vivienda es el auge de las hipotecas a tipo mixto. En ellas, el titular del préstamo abona un interés fijo los primeros años y, después, el crédito pasa a contar con un interés variable. Este es el caso de La Caixa con su Hipoteca Mixta. Desde la entidad afirman que este producto “busca transmitir un mensaje de seguridad y tranquilidad en las actuales circunstancias de incertidumbre ya que ofrece al cliente unos tipos de interés atractivos a largo plazo por la coyuntura actual del Euribor” y añaden que, en el caso de la hipoteca a tipo fijo “el cliente pagará siempre la misma cuota, que conocerá desde el momento de la contratación, con lo que le ayudará en su planificación financiera”. La hipoteca a tipo fijo de La Caixa cobra un interés entre el 5,5% y el 6% con un plazo máximo de 10 años. ING Direct cuenta con una fórmula similar: ofrece un fijo a sus clientes por un periodo de tres años, tras los cuales, el cliente puede renovar este contrato o volver al tipo variable. Pero si lo anula antes de tiempo, tendrá una penalización del 2,5%. El peligro de estas prácticas reside en que el cliente desaprovecha los mínimos históricos en los que se encuentra el Euríbor en la actualidad, con la posibilidad de que este índice esté mucho más alto cuando el contrato pase a tener un interés variable. Así, este tipo de productos debería comercializarse con simulaciones con distintos niveles de euríbor para que el cliente pueda tomar decisiones con mayor libertad, según apuntan los expertos.

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