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El Salón del Automóvil de Barcelona muta en evento tecnológico

El Salón del Automóvil de Barcelona muta en evento tecnológico.

Pedro Umbert

Consciente de que los salones del automóvil tradicionales necesitan una renovación y de que el suyo en concreto lo precisaba de forma urgente, la Fira de Barcelona le ha dado la vuelta por completo a la exposición que se celebra cada dos años en la Ciudad Condal, en riguroso turno con Madrid. Para comenzar, la edición de 2017 del salón, que tendrá lugar entre el 11 y el 21 de mayo, cambia de denominación para llamarse Automobile Barcelona.

La idea que han manejado los responsables de la cita, con el director Enrique Lacalle a la cabeza, es tan ambiciosa como mezclar un motorshow al uso con el CES de Las Vegas –referente en tecnología y automoción que celebra en pocos días su 50ª edición– y con la propia experiencia de la Fira en salones tecnológicos, esto es, el pujante Mobile World Congress y otros como el Smart City y el IOT Solutions.

Enrique Lacalle expresa en términos de revolución la propuesta del Automobile 2017: “El modelo actual de salones ha quedado un poco obsoleto y nosotros pretendemos innovar con uno que tendrá dos partes: motorshow tradicional, con sus primicias mundiales y nacionales; y la parte tecnológica del Connected Hub, donde habrá un debate sobre el futuro y el presente del sector, con speakers mundiales de primera división. Queremos que la suma de estos dos eventos en uno se convierta en una referencia de Barcelona y de España internacionalmente”.

Hablando en plata, lo que se pretende es que el peso de la cita automovilística descanse menos sobre los coches en sí y más sobre la tecnología que estos llevan a bordo. Es decir, sobre el Connected Hub, centrado en novedades de conectividad, geolocalización, infoentretenimiento, big data y movilidad inteligente.

En la cita se organizará una gran demo aérea donde empresas y marcas mostrarán lo más avanzado en tecnología aplicada al automóvil, en una iniciativa en la que tanto el visitante profesional y la prensa especializada como el consumidor final tendrán ocasión de conocer las novedades del sector de una manera interactiva y práctica.

El vicepresidente ejecutivo de la patronal de fabricantes ANFAC, Mario Armero, se ha declarado muy satisfecho con la transformación del Salón de Barcelona. “La Fira nos presenta un proyecto totalmente renovador basado en los grandes temas que interesan, inquietan y preocupan a la industria del automóvil: el vehículo conectado, la interacción entre la tecnología y los coches, la movilidad inteligente y sostenible, la electromovilidad…”, ha enumerado.

La propuesta de la Fira de Barcelona muestra seguramente el camino que podrían seguir muchos salones del automóvil. Cada vez son más las marcas que se desmarcan de ellos (valga el juego de palabras) en los últimos años: las de lujo porque no necesitan de un escaparate de sus productos para venderlos; otras generalistas porque prefieren dedicar la fortuna que cuesta un stand en acciones más cercanas al usuario, además de hacer uso de las redes sociales, con las que logran repercusión sin gastar un duro.

El dinero no es cuestión menor en este asunto. Se dice que BMW gastó 50 millones de euros en su montaje para el Salón de Frankfurt de 2013, con sus dos plantas y su circuito de pruebas. Tampoco debió de ser barato, ni fácil, exhibir un león enjaulado en el Salón de Barcelona de 1969 para que BMW presentara entonces el 2002 tii, como se puede ver en el siguiente vídeo:

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