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“La Rusia de Putin no es tan atrevida como para provocar este atentado con las consecuencias internacionales que tiene”

El profesor de la UNED, Jaime Pastor, ha intervenido en los Cursos de Verano de la UPV/EHU

Paola Fernández

San Sebastián —

El derribo del avión malasio que se ha estrellado en la región de Donetsk y que viajaba desde Ámsterdam hacia Kuala-Lumpur con 298 personas a bordo, sin que haya habido supervivientes, ha acrecentado las tensiones previamente existentes entre la Unión Europea (UE) y Rusia. El conflicto en Ucrania no es un levantamiento popular cualquiera y durante los Cursos de Verano de la UPV/EHU el profesor del Departamento de Ciencias Políticas de la UNED, Jaime Pastor, ha analizado la posibilidad de una nueva Guerra Fría entre estas dos potencias, con claros intereses en esta situación.

¿El atentado de avión de Malasya Airlines, va a servir para tomar de una vez por todas cartas en el asunto de Ucrania?, porque el conflicto parecía dormido pero no solucionado.

Lo del avión es un detonante de un nuevo momento conflictivo. Obviamente va a plantear que haya una comisión de investigación internacional que realmente esclarezca los hechos, que eso es lo primero que hay que ver. Porque se echan la culpa unos a otros de la autoría de ese atentado mortal masivo, pero lo primero es esclarecer los hechos, determinar quiénes son responsables y exigir responsabilidades a sus autores. Ahora mismo estamos viendo un momento de tensión con temperatura ascendente, porque supongo que el estado holandés exigirá responsabilidades por lo ocurrido y ahí si podemos considerar que puede haber una Guerra Fría que empieza.

Todos los focos apuntan hacia Rusia. Si se confirmara ¿Cómo afectaría a sus relaciones con la UE?

La cuestión es que no creo que Rusia como tal, haya sido. Yo creo que el problema es hasta qué punto son controlables los distintos sectores en esa zona rebelde frente al gobierno ucraniano actual. Es posible que el autor de este atentado haya sido un sector descontrolado dentro de esa zona rebelde. Pero no pienso que sea tan atrevida la Rusia de Putin como para provocar ese atentado con las consecuencias internacionales que tiene, porque es un avión con viajeros holandeses y por tanto las consecuencias del atentado eran previsibles.

El hecho de que haya víctimas europeas, ¿puede influir de alguna manera en la capacidad de reacción de una Europa que estamos acostumbrados a que no reaccione a nada?

Evidentemente lo que hay que ver es si por parte de la UE se interviene sobre este atentado, pero creo que lo lógico sería crear una Comisión Internacional Plural que haga una investigación para determinar las sanciones correspondientes a quienes hayan sido autores de este atentado. Otro problema es que la UE tenga una política común, porque ahí sí que cada país tiene distintos intereses geopolíticos.

¿Puede ser que el conflicto de Ucrania haya sido un punto de inflexión para que cambien las relaciones entre ambas potencias? Esto es, ¿Rusia mirando hacia el este y la UE hacia EE.UU.?

Sí, ahí está. Evidentemente el hecho de que esto haya sucedido en Ucrania, no es como si hubiera sucedido en otro país vecino, porque forma parte de la historia de Rusia y por lo tanto ahí sí que puede haber un giro en las relaciones. En este marco, antes del conflicto la UE ya estaba mirando más a EEUU y por lo tanto, es posible que nos encontremos con que haya un distanciamiento.

Sin embargo, aquí hay que distinguir planos. Desde el punto de vista geoeconómico y comercial, creo que ni Rusia ni la UE puedan darse la espalda, ni entrar una Guerra Fría intensa. Pero es evidente que Rusia va a mirar más a su este y establecer una relación con China particularmente. Mientras que es evidente que la UE va a reforzar los lazos con EEUU, porque desde el punto de vista energético también le viene bien con el tema del fracking, como otro recurso alternativo a la dependencia del gas y del petróleo.

Además de Ucrania, desde los años 90 se han vivido diferentes momentos de tensión entre UE y Rusia a causa de conflictos como los de Georgia o Siria ¿Qué factores han llevado a esta constante tensión?

Esto tiene que ver con que, por un lado, en Rusia se estaba dando la reconstrucción de un nuevo estado, en un contexto defensivo de una potencia humillada, con nuevos intereses geopolíticos y geoeconómicos, y por otro, el ascenso de occidente en la UE. Entonces se puede decir que a partir del 2000 hay un cambio tendencial que lleva a que Rusia vaya pasando de gran potencia humillada, a una potencia con el interés de volver a ser grande. En cambio, en la UE se empiezan a notar síntomas de la crisis del proyecto europeo, en un marco de interdependencia de ambas potencias, que en el caso de la UE es una dependencia energética importante. En este sentido, Rusia hace valer su poder energético para que se lo tenga en cuenta en los focos de conflicto en el mundo y particularmente en su extranjero próximo o cercano.

De alguna manera, Rusia ya no es una alternativa sistémica a occidente, sino que se está insertando en el capitalismo global. En definitiva, podemos hablar más de intereses geopolíticos y geoeconómicos, pero ya no son unos discursos ideológicos alternativos a los que puedan venir de occidente, salvo quizás otro modelo de capitalismo. Esto es, que frente al modelo del capitalismo neo-liberal más controlado por las grandes multinacionales occidentales, el modelo ruso es un capitalismo burocrático de estado, en el que hay un ensamblaje entre una élite política y una élite económica. Incluso se han visto casos en los que algunos grandes ricos han sufrido atentados porque no han obedecido a Putin en la subordinación de sus propios intereses a los geopolíticos de Rusia.

De hecho, durante la intervención hablabas del capitalismo-mafioso de Rusia ¿Qué características tiene?

Es un capitalismo muy autoritario que trata de forma represiva a cualquier movimiento disidente importante. Por ejemplo, hemos visto el caso de las Pussy Riots o la política frente a la homosexualidad. Es decir, es un capitalismo muy conservador desde el punto de vista cultural.

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