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Ignacio González apuntala su candidatura en Madrid con rebajas fiscales y retomando viejos proyectos

El presidente de la Comunidad de Madrid, Ignacio González. / Efe

Andrés Gil / Natalia Chientaroli

Menos impuestos para incentivar una economía, la madrileña, con 508.153 parados registrados en las oficinas de empleo, según los datos conocidos este martes. Es la receta clásica de Esperanza Aguirre, y también de su sustituto al frente de la Comunidad de Madrid desde hace dos años, Ignacio González. Y es la credencial que exhibirá este jueves en el debate del estado de la región, como el eje fundamental con el que quiere sentar las bases para ser candidato del PP a la Comunidad en mayo de 2015.

La intención es trasladar el mensaje de que Madrid ha sido una 'buena alumna' los últimos años y ha cumplido con la receta de la austeridad para equilibrar las cuentas autonómicas, lo que le permitirá ahora encarar los próximos años con mayor optimismo. “La gente necesita buenas noticias, tener la sensación de que ajustarse el cinturón ha valido la pena”, resume un colaborador cercano a González.

Por eso, el delfín de Aguirre volverá a la senda marcada por su antecesora, y desde en la Asamblea anunciará nuevos proyectos. O proyectos 'revisitados'. Por ejemplo, el del Campus de la Justicia, que tras disolver la empresa pública que gestionaba el proyecto –y que ha enterrado ya más de 120 millones de euros– volverá a la fórmula de la concesión a empresas que se encarguen de construirlo. La idea de un complejo low cost ya había sido vendida por Aguirre en 2012. El Gobierno calcula que puede sacar a concurso por 30 años las sedes judiciales con el presupuesto que actualmente destina al alquiler y mantenimiento de edificios para sus órganos de Justicia: 40 millones de euros.

Con la intención de hacer olvidar el gran fracaso de esta legislatura: la privatización sanitaria –frenada por la marea blanca en la calle y, sobre todo, en los juzgados– González retomará el tema. Esta vez para anunciar que el hospital fantasma de Collado Villalba se inaugurará casi cuatro años después de acabarse. El edificio, que está cerrado desde que acabó su construcción, en 2011, cuesta a los madrileños 900.000 euros al mes en mantenimiento.

Otro de los estandartes de Aguirre, la educación, saldrá a escena también en el debate. La Comunidad creará una asignatura de programación informática para los alumnos de la ESO. “El objetivo es que cuando acaben ese nivel tengan nociones de robótica, sepan crear páginas web, aplicaciones para móviles y tablets, juegos electrónicos...”, resume un portavoz del Gobierno. Esta materia ya empezará a impartirse este curso (aunque no se haya hecho público su contenido a pocos días del inicio de curso) en 15 institutos. El año que viene se introducirá en todos, en 1º y 3º y al siguiente en 2º y en 4º. González ofrece así un gesto a los padres después de un año de protestas constantes y ante un inicio de curso amenazado por el enfrentamiento con los profesores y las familias a causa de los recortes.

Menos impuestos

González ya se adelantó al presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, cuando hace un año anunció en este mismo escenario una rebaja de impuestos: el tramo autonómico del IRPF se redujo en 0,4 puntos, el de transmisiones se quedó en el 6% y se rebajó un 25% el impuesto de actos jurídicos documentados.

El PP madrileño intenta hacer de la rebaja de impuestos su bandera política y electoral, hasta el punto de enfrentarse con el Gobierno central en repetidas veces por este asunto, al igual que con la aplicación de la doctrina Parot, la excarcelación del preso etarra Uribetxebarria y la financiación autonómica. Con todos estos elementos, Ignacio González ha intentado construir un perfil propio, pero en sintonía con el legado de Esperanza Aguirre.

Algunas de las apuestas del Gobierno regional sí han fallado: Eurovegas, el megacasino proyectado por el magnate Sheldon Adelson, el ERE de Telemadrid y su privatización, y los Juegos Olímpicos de 2020 –proyecto encabezado por la alcaldesa de la capital, compañera de partido, Ana Botella–. Por el camino, las disputas con la delegada del Gobierno en Madrid, Cristina Cifuentes, otro referente del PP madrileño, han sido habituales: ya sea por las manifestaciones en Sol, la instalación de una pantalla gigante para la final de la Champions y la política de información en relación con algunos sucesos.

Quedan nueve meses para las elecciones autonómicas y municipales, e Ignacio González es el único dirigente del PP que ha expresado abiertamente su deseo de presentarse a las elecciones, que se presentan con encuestas desfavorables y con la incógnita de si se concretará una hipotética candidatura de convergencia de diferentes fuerzas de izquierda que pueda desbancar a alguno de los dos partidos mayoritarios, PP y PSOE.

Ante esta tesitura, el PP afronta el último tramo de la legislatura con las dudas de sus cabezas de lista, y con la seguridad de que esas dudas no se despejarán hasta que Mariano Rajoy lo decida, poco antes de las elecciones de mayo de 2015, mientras que el resto de partidos tiene previsto hacer primarias.

Un feudo en peligro

El Partido Popular acumula dos décadas de poder casi absoluto en Madrid –desde 1991 en el Ayuntamiento de la capital y desde 1995 en la Comunidad– y, por primera vez en todo este tiempo, vislumbra la posibilidad de verse fuera de las principales instituciones. El PP logró en las últimas elecciones europeas el 29% de los votos en la Comunidad y el 32% en la capital, casi 20 puntos menos que en las últimas elecciones locales, en mayo de 2011. Un resultado electoral que visualizó, además, que el PSOE no ha tocado aún fondo en Madrid y que Podemos fue la tercera fuerza más votada, por delante de UPyD e IU.

Génova puede conformarse con que una de las dos grandes instituciones esté controlada por el PP madrileño, pero no renunciar a las dos, y ese es uno de los principales riesgos para la presidenta del PP madrileño, Esperanza Aguirre y los suyos: si Rajoy cede en el Ayuntamiento, en ningún caso lo hará con la Comunidad, y en este escenario quien tiene las de perder es, precisamente, el único que ha dicho que quiere ser candidato: González. En todo caso, el Ayuntamiento es la institución que está más huérfana, toda vez que dependía de Alberto Ruiz-Gallardón, ministro de Justicia desde enero de 2012, mientras que en la Comunidad está instalado el equipo de Aguirre.

La presidenta del PP madrileño se ha expresado a menudo a favor de las elecciones primarias para elegir candidatos. De hecho, quien ahora es portavoz del PP en la Asamblea, Íñigo Henríquez de Luna, recogió firmas en 2008, en vísperas del congreso de Valencia del PP, a favor de las primarias en el PP. Ahora bien, ¿se atreverá Aguirre a convocar las primarias que tantas veces ha reclamado en Madrid? Los estatutos del PP establecen que el partido regional propone candidatos y el partido nacional los dispone. Si Aguirre convocara unas primarias, que no están previstas en los estatutos y, por tanto, serían consultivas, ¿cómo podría Génova nombrar un candidato distinto al que ha ganado?

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