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La derrota de Sánchez en el Congreso abre otro capítulo de negociaciones e incertidumbre

Pedro Sánchez en la sesión de investidura

Gonzalo Cortizo

El guión se ha repetido en la segunda sesión de investidura en la que Pedro Sánchez se ha vuelto a quedar aislado con el único apoyo de Ciudadanos y el de última hora de Coalición Canaria, anunciado por su única diputada en la Cámara, Ana Oramas. El líder del PSOE ya no es candidato a la presidencia del Gobierno y el rey tendrá que iniciar la tercera ronda de contactos para ver si alguien más se siente en condiciones de intentar sumar apoyos para desbloquear la situación. 

Tras la dureza que marcó el primer debate, Pablo Iglesias ha vuelto a insistir en su disposición para buscar un acuerdo. El PSOE no se cierra pero no hay ahora gran confianza en esa posibilidad. El líder de Podemos inició su intervención en tono jocoso advirtiendo a Sánchez: “Pedro, solo quedamos tú y yo” tras hacer varias bromas sobre su beso a Domènech y otros supuestos ejemplos de amor.

En el PSOE siguen aferrados a las 200 medidas pactadas por Ciudadanos en las que ven material suficiente para un entendimiento a la izquierda. En ese convencimiento ha insistido el propio Sánchez durante su discurso: “Hoy muchos de ustedes, defensores de un Gobierno de cambio, van a votar en contra de estas 200 mejoras, pero todos sabemos que comparten casi todas ellas”.

El portavoz socialista, Antonio Hernando, ha dado en su intervención la dificultad de reconstruir los puentes derribados entre Podemos y PSOE en estos días de pelea parlamentaria. “Cuando en el Congreso se agrede, se generan heridas difíciles de cerrar”, señaló el del PSOE en referencia a las polémicas alusiones que Pablo Iglesias hizo el miércoles vinculando a Felipe González con un “pasado de cal viva”.  

Ciudadanos ha demostrado que no quiere saber nada de un acuerdo que incluya a Podemos y a Podemos le pasa prácticamente lo mismo. Así lo han explicitado en un debate en el que ambas formaciones se han esforzado por eliminar a la otra de cualquier ecuación de acuerdo. En ese punto, la estrategia de Sánchez parece condenada al fracaso repetido cuando se vuelva a escenificar la búsqueda de un acuerdo. 

“Atrévase a ser presidente de un Gobierno de verdad”, le dijo Iglesias a Sánchez. En el siguiente turno, Rivera contestó al de Podemos recordándole el papel desempeñado por el Partido Comunista durante la transición: “Aquello sí que era épica y no la épica de laboratorio que traen ustedes”. El líder de Ciudadanos estuvo especialmente duro con el de Podemos y le acusó de intentar vender un Gobierno a la valenciana mientras lo que busca es “un Gobierno de traca”. 

Antes de todos estos reproches el turno de la palabra fue para un Pedro Sánchez que se limitó a resumir su discurso del martes para adaptarlo al reparto más estrecho de tiempos en la sesión de este viernes. “Voten sí al cambio”, rogó un Sánchez que se presentó en el hemiciclo condenado a una derrota segura. 

PNV, Compromís y IU-UP coincidieron en pedir una segunda oportunidad para el diálogo que habrá de iniciarse a partir del lunes. Alberto Garzón confesó no haber entendido la estrategia del PSOE. Joan Baldoví (Compromís) resumía para el PSOE los pasos a seguir a partir de ahora: “Si con este documento no hay mayoría habrá que hacer un nuevo documento”.

Rajoy y el cerrado aplauso del PP 

Mariano Rajoy volvió a la tribuna para darse otro homenaje de desprecio dirigido a Pedro Sánchez: “Señor candidato, su fiesta ha llegado al final: usted ha perdido las elecciones, ha perdido esta investidura, nos ha hecho perder a todos el tiempo, ha generado falsas expectativas y las ha defraudado. Ha puesto las instituciones al servicio de su supervivencia. Y eso también es corrupción”. 

Rajoy acabó su discurso arropado por el aplauso de su grupo parlamentario que, puesto en pie, le ofreció la primera muestra de que no hay fisuras en sus filas, ni dudas sobre el líder. 

Desde la tribuna Rajoy tuvo que escuchar los más duros reproches en boca de Albert Rivera. El de Ciudadanos insinuó que, con su actitud, el PP bordeó el golpismo: “Ha puesto en jaque el papel constitucional del rey pero no lo ha conseguido tumbar”. Rivera responsabilizó a Rajoy de haber bloqueado un posible acuerdo a tres. “No le voy a pedir que se sume a un acuerdo que ni se ha leído, Sr Rajoy”, apuntó el de Ciudadanos.

Esa es otra de las conclusiones que dejan estas semanas de negociaciones. La distancia entre Rivera y Rajoy es mucho mayor de lo que separa a Ciudadanos del Partido Popular. Rivera tiene un problema con el presidente en funciones y ya no lo oculta. En los próximos dos meses está por ver en qué movimiento político deriva esa ruptura de relaciones o si no es más que el primer ensayo de un teatro electoral que muchos dan ya por seguro.   

 

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