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Sobre este blog

Sinsentido Común será un blog de política ficción en el que contaremos cosas que no son reales (aunque lo parecerán y jugaremos a parecer que lo sean, ¿vale?, ese es el pacto).

Ficcionaremos la realidad para que dé más risa aún de lo que ya por sí da. Risa floja, risa histérica, media sonrisa o risa congelada. Eso ya nos lo irán diciendo ustedes (la cara que se les queda al leerlo).

Un blog editado por Silvia Nanclares, Felipe G. Gil y Guillermo Zapata.

CALOR

Ilustración de Miguel Brieva con motivo de Mayo 2013

Esa mañana te despiertas con la sensación de que hay alguien gritando tu nombre. Pero no. Es un sueño. Una frase te viene a la cabeza antes de reconocer que estás en tu cama y que probablemente el despertador está a punto de sonar: “Cuando todo es risa por arriba, todo es posible por abajo”. Suena el despertador. Apenas has dormido nada, estamos en plena ola de calor y las noches son de pesadilla. Pocos pegan ojo en tu escalera, y no solo por el sudor. Incertidumbre, sensación de estafa, amenazas, desesperanza, mala leche. Anoche apalearon a unos cuantos por manifestarse pacíficamente. Deudas y dudas. Mucha rabia, pero también ganas. En teoría son vacaciones pero pocos pueden disfrutar ya de “eso”. Deberíamos cambiar de palabras.

Mientras te duchas, piensas que cada vez nos parecemos más los norteamericanos, con sus vacaciones anuales de apenas diez días sin remunerar. Enciendes la radio. Tienes puesta la SER por una inercia atávica, aunque no entiendes la indignación de los progres que la conducen, los que han visto echar a media plantilla fija a la calle y que sobreviven gracias a los becarios mal pagados. Prefieres no pensarlo y te dejas arrullar por la sensación de familiaridad mientras desayunas. Últimamente has decidido que no puedes estar amargándote todo el día, ni ir por ahí con la vena hinchada permanente. “Cuando todo es risa por arriba, todo es posible por abajo”, te dices.

Te vistes y sales otra vez con la hora pegada. Tu autobús no llega y escuchas que han reducido a la mitad los servicios. Decides ir andando pero justo antes de dejar la parada, te paras. Has visto pasar a un chico con una camiseta en la que se lee: “Cuando todo es risa por arriba, todo es posible por abajo”. Frenas con una fuerza especial, algo raro. Sigues al chico sin percatarte de que mucha gente también lo va siguiendo.

Vas a hacer lentejas en pleno julio. Sí. No pega nada, pero poco más te queda en el frigo. Un par de pimientos, cebolla, ajo, patata y el paquete de lenteja pardina (que encontraste de oferta en el chino de la esquina y que sobrevivió al invierno) te miran desde la alacena con cara de: “Cocínanos”. Tendrías que haberlas puesto en remojo el día anterior pero ya no hay tiempo. A las dos vuelve tu patulea de la Escuela Urbana y devorarán lo que les eches, aunque sea entre quejas. Justo antes de abrir el grifo, te entra un wasap del grupo de padres del colegio: “Cuando todo es risa por arriba, todo es posible por abajo”. No sabes por que te acuerdas del Pásalo de 2004 y se lo reenvías a todos tus contactos. Te asombras del gesto automático pero antes de darte cuenta, te has lavado las manos y has salido a la calle, como buscando alguien a quien contarle viva voz lo que acabas de leer.

En el portal ya te encuentras a algunos de tus vecinos. Hay una operaria de algo así como una compañía de la luz pegando un cartel con la misma leyenda: “Cuando todo es risa por arriba, todo es posible por abajo”. La tipa sale del portal y la seguís. Sin hacer preguntas, pero con un vigor raro. En el parque ya se ven varios grupitos comandados por personas que de algún modo hacen de liebre, como la operaria de tu portal. Os agrupáis y seguís caminando.

Cuando nada es posible por arriba, todo es risa por abajo. Cuando todo es risa por arriba, todo es posible por abajo”. Arriba hace frío, abajo hace calor. Arriba hay aire acondicionado centralizado, abajo tenemos cacerolas ardiendo llenas de palabras y lentejas. Una vez pensaste viendo una película: “¿Qué sentiría si caminara con desconocidos, en silencio y entre miradas de complicidad?”. Sudas. Sudáis mucho. Un grupo ha traído pistolas de agua y globos. No paráis.

De pronto, alguien, no sabes quién, lo dice, lo grita: “¡Cuando todo es risa por arriba, todo es posible por abajo¡”. Hay risas tímidas, inquietud, ¿dónde váis? No lo sabéis. La segunda vez lo grita más gente. Giráis la calle, ¿Cuantos soís? Pero, ¿a dónde vamos? De pronto, tienes una sensación de pánico. ¿Cúal es el plan? ¿Que pasa después? ¿Cuánto tarda el calor en convertirse en fuego? ¿Quién controla todo ésto? Piensas que podría ser una campaña publicitaria de esas que ahora hacen teatrillos en la calle, o que todo acaba en un gran mitin político de alguien a quién no ves. También te entra el miedo. Los furgones de las UIP no tardarán mucho en empezar a salir como champiñones salvajes. Te angustias, das bocanadas de aire que no encuentran aire, porque el aire ya es fuego. Un momento.

Un momento.

Cierras los ojos. Calma. Miras de refilón en twitter que ya somos una mancha en los detectores GPS y que la mancha se extiende por muchos otros barrios y ciudades: Gran Vía Cortada, Rambla de Catalunya cortada, Paseo les Corts Valencianes cortado, Plaza de la Encarnación cortada, Génova blindada, Moncloa sorda, Congreso zombie, responsables máximos de vacaciones, jueces jugando al badminton, Reyes en Marruecos. Gente, a la calle.

De uno de los coches varados sale el mantra de las señales horarias que anuncia el informativo: “Parece que TODO EL MUNDO se está echando a la calle”.

El corazón se desacelera. Abres los ojos. Miras los ojos que te rodean. Te paras. No andas más. Te paras. Miras y te miran. Te gustan sus miradas y al resto le gustan las tuyas. Te reconoces. Sin certezas. “¿Qué calor, no?”- dices. Sonrisas. Seguís caminando. Cada vez hay más gente llegando y los coches que deben parar (muchos pitan en señal de apoyo) a vuestro paso, así es la cantidad y diversidad de gente que desborda las aceras y los bulevares.

Alguien pregunta: “¿Cuando todo es risa por arriba, todo es posible por abajo?

Y justo ahí, en medio de la calzada recalentada, por cierto, qué bonitas las avenidas sin coches, empezáis a hablar. Sin más.

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Sinsentido Común será un blog de política ficción en el que contaremos cosas que no son reales (aunque lo parecerán y jugaremos a parecer que lo sean, ¿vale?, ese es el pacto).

Ficcionaremos la realidad para que dé más risa aún de lo que ya por sí da. Risa floja, risa histérica, media sonrisa o risa congelada. Eso ya nos lo irán diciendo ustedes (la cara que se les queda al leerlo).

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