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Absuelven a una víctima de violencia machista tras “el calvario judicial” de ser denunciada por su agresor

Manifestación contra la violencia machista / EFE

Marta Borraz

El Juzgado de lo Penal nº4 de Alcalá de Henares (Madrid) ha emitido una sentencia en la que absuelve a Isabel López de un delito de maltrato en el ámbito familiar tras ser acusada por su expareja de haberle agredido hace tres años, cuando ella le denunció por una paliza. El mismo fallo, al que ha tenido acceso eldiario.es, condena al hombre a dos años y nueve meses de prisión por haber ejercido violencia de género continuada contra la mujer y por lo ocurrido el 12 de abril de 2014.

Aquel día, según acredita la sentencia, contra la que cabe interponer recurso, sobre las 23.30 horas, el acusado “salió de casa y en el exterior de la misma, en la rampa que da acceso al garaje, con la intención de menoscabar la integridad física de Isabel, la golpeó con una caña de bambú para después agarrarla del cuello”. La mujer, que relató haber sido víctima de “un intento de estrangulamiento”, logró escapar y llamó a la Guardia Civil para interponer la correspondiente denuncia.

El ahora condenado denunció a su vez a la denunciante, aseguró que era Isabel la que le había agredido y no al revés. Según el informe médico forense del juzgado, fechado dos días después, el hombre presentaba algunos arañazos, pero la sentencia que le condena dictamina que “no ha quedado acreditado que Isabel le agrediera”. Por su parte, el informe de la mujer detallaba 18 lesiones, con hematomas y arañazos en brazos, piernas y cara.

Esta es una de las indicaciones que da el Observatorio contra la Violencia Doméstica y de Género del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) para que los magistrados identifiquen este tipo de denuncias falsas de maltratadores. El organismo recomienda a los jueces “analizar cuidadosamente” las denuncias de los acusados y no equiparar éstas y las de las mujeres de manera automática.

Advierte de la necesidad de valorar si las lesiones entre uno y otro son claramente desproporcionadas “como cuando la mujer comparece con un ojo hinchado y el hombre con unos simples arañazos” o tener en cuenta si es la mujer la que llama a la Policía. Ninguno de estos elementos tiene en cuenta el Juzgado de Violencia sobre la Mujer nº1 de Arganda del Rey, en el que recayó el caso, que en la vista rápida del 14 de abril de 2014 impone una orden de alejamiento mutua. 

La Fiscalía retiró la acusación

“Ese día acabó mi pesadilla de palizas, humillaciones y vejaciones en casa pero empezó otra: un calvario judicial que ha acabado destrozándome aún mas”, relata Isabel a eldiario.es, que asegura haberse sentido “cuestionada y tratada como si yo fuese la criminal y no la víctima”. “Todavía estaba en estado de shock por la paliza que me había dado hacía menos de 48 horas y salí de la vista temblando y más hundida de lo que había entrado”, afirma. 

Isabel denuncia que la jueza instructora no se detuvo a evaluar si ella era víctima de violencia machista, tal y como ha considerado probado ahora el Juzgado de lo Penal en la reciente sentencia, que considera como hechos probados varios episodios de violencia mantenidos en el tiempo, amenazas y maltrato psicológico en lo que define “una dinámica agresiva” y “de violencia” que caracterizaba la relación.

Tampoco el fiscal se pronunció sobre si Isabel podría estar sufriendo violencia machista y el día de la vista rápida emitió un informe favorable a la concesión de la orden de protección solicitada por ambas partes. La mujer se sintió, en un principio, “desprotegida” por el Ministerio Fiscal, que mantuvo su acusación contra ella hasta el mismo día del juicio, el pasado 27 de abril.

Fue entonces cuando decidió retirar la acusación –le pedía diez meses de prisión– porque, en su opinión, no había quedado acreditado que Isabel agrediera aquel día a su expareja. Además de las medidas de protección mutuas, el Juzgado de Violencia sobre la Mujer nº1 de Arganda del Rey impuso un régimen de visitas con la hija de ambos, que entonces tenía 18 meses, de fines de semana alternos y dos tardes. Una decisión que mantuvo en la sentencia de medidas civiles dictada en octubre de 2015.

Para Isabel esto fue una muestra de que “los únicos derechos que importaron fueron los del maltratador como padre. Cuando vi el régimen de visitas que le fue concedido sentí impotencia y desesperación porque ya no estaría yo para proteger a mi hija”, recuerda. En el momento en que el juzgado ratificó el régimen de visitas Isabel ya había aportado varios informes que acreditaban que había sido víctima de violencia machista.

Informes que prueban el maltrato

No obstante, el juzgado instructor siguió equiparando ambas situaciones hasta febrero de 2016, cuando emitió el auto de apertura de juicio oral. Entre los informes presentados por Isabel se encontraban incluso los elaborados por la trabajadora social y el psicólogo forense del equipo psicosocial del mismo juzgado, en los que se concluye que en la mujer “se encuentran signos y síntomas de personas que han sufrido maltrato en el ámbito familiar”.

Además, incluye el informe psicológico realizado por un Punto Municipal de Violencia de Género de la Comunidad de Madrid en 2014 que refleja que los “síntomas son acordes con la sintomatología que presenta una mujer víctima de violencia de género”.

También acredita que la hija mayor –de la que el condenado no es padre– está siendo atendida por el Centro de Atención Psicosocial para víctimas y sus hijos e hijas “para la recuperación de las secuelas derivadas tras haber sido expuesta a una situación de maltrato hacia su madre”. Consecuencias que se demuestran en “síntomas de aislamiento y miedo que pueden ser consecuencia de la situación familiar”.

Isabel respira después de tres años porque la justicia le ha acabado dando la razón, aunque asegura tener que lidiar “con profundas consecuencias psicológicas” por haberse topado con un sistema que, en su opinión, ha vulnerado sus derechos. De hecho, ha interpuesto un recurso de amparo ante el Tribunal Constitucional que todavía está pendiente de resolver y seguirá peleando por suspender el régimen de visitas del condenado con la hija de ambos.

El Consejo General del Poder Judicial ha advertido de que el tipo de contradenuncias como la que su expareja interpuso contra Isabel se han incrementado en los últimos años como estrategia de defensa y varias organizaciones alertan de las consecuencias que puede tener para las mujeres: “Por fin había tenido la fuerza y el valor de ir a pedir ayuda para que me sacaran del pozo oscuro donde estaba, y sentí que quien era responsable de ayudarme, la justicia, me había dado una patada para hundirme más”, concluye Isabel.

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