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“La televisión pública no puede seguir estando en manos de quien está”

Ignacio Gómez-Acebo / Foto: David Conde

Raquel Ejerique

Ignacio Gómez-Acebo era, hasta marzo del año pasado, el número dos de la televisión pública española. Hasta que recibió la llamada del entonces director de TVE, José Ramón Díez, un hombre de confianza del presidente: “Te llamo para comunicarte tu cese”. Lo pusieron a hacer labores de producción, entre ellas llevar botellas de agua a los presentadores de un programa deportivo. Ha presentado una demanda contra TVE y la cúpula directiva, incluyendo al presidente Sánchez, por acoso laboral, vejaciones, atentado contra la propia imagen y reputación profesional, entre otras cosas. Un mes después, TVE le ha abierto un expediente por falta muy grave en un enfrentamiento con su inmediato superior.

¿En qué ha consistido ese acoso que denuncia?

Bueno, desde el principio [de la llegada del actual presidente, José Antonio Sánchez] lo que yo decía no gustaba. Yo pedía información independiente, que los telediarios tenían que atender intereses de todos los ciudadanos, que no podíamos elegir a las productoras por su inclinación ideológica... Hay un antes y un después con la gestión de Sánchez. Básicamente, la presión ahora se hace directamente a los directores, por eso se traen a gente cercana. Y luego cuando me cesan, me ponen en un puesto que no es acorde con mi experiencia.

¿Qué funciones le encargan tras ser cesado como número 2?

Me meten en el programa Conexión Teledeporte como productor, en un programa que casi no tiene producción. Mi labor antes de que yo llegara la hacía un ayudante. Me dejan solo y casi sin ocupación. Hasta que me cesaron me encargaba de la programación de todas las cadenas excepto del 24 Horas. Decidía la subvención al cine, los prime time, cuánto duraba el telediario... También organicé la cobertura de los Juegos Olímpicos de Río de este año. Cuando empieza el verdadero divorcio es cuando reclamo un puesto más acorde con mi experiencia. Mi jefe era una persona que yo había nombrado y con quien me enfrenté luego. Lo entiendo porque al final el miedo funciona.

¿Hay miedo en TVE?

Mucho. A perder el estatus, a que pase lo que me ha pasado a mí, tienen sus familias... Al final no estás bien pero ganas suficiente, y si a los jefes no les gusta lo que haces, ponen a otro en tu lugar sin más. Para mí, es muy drama porque pierdes el pulso profesional y te acomodas. Pero yo no soy ningún héroe, es más héroe el que está allí todo el día.

¿Qué le impulsa a presentar una demanda contra la cúpula?

El detonante es cuando me dicen que no me incorporan a la producción de los Juegos Olímpicos que yo había planificado. Mandé escritos y entonces me dijeron que contaban conmigo pero desde Madrid. Hasta ahora he cubierto once Juegos, algo de experiencia tengo. Y ahí decido poner una demanda. Primero por mis propios derechos, y segundo porque es importante que se abran vías para que la gente entienda que hay que defenderse, para eso están los jueces.

Hay un coste emocional, personal, físico, económico... Yo he tardado un año. Pero me lo pedía el estómago. Sobre todo después de que se publicaran mentiras sobre mí y sobre mi gestión y que RTVE no saliera en mi defensa y no ejerciera el derecho de rectificación.

Lleva trabajando en RTVE desde los 18 años, ¿cómo ha evolucionado la televisión pública?

Hasta 2008 no acepté puestos de responsabilidad porque en mi opinión la televisión estaba al servicio del gobierno, de todos los gobiernos, tanto UCD, como PSOE y PP. Pero hay un momento en el que sucede un milagro y Zapatero decide plantear un nuevo modelo en el que al presidente se elige por consenso en el parlamento. Pero en la segunda etapa de ese gobierno me fui dando cuenta de que el modelo se iba pervirtiendo cada vez más.

Empezó con la ley de financiación que eliminó la publicidad [con el PSOE]. Un medio independiente necesita una financiación suficiente y estable, porque si no, dependerá del gobierno de turno. Desde entonces todo ha ido mal, de hecho todos los presidentes menos el último han acabado renunciando al cargo. En la cúpula de TVE tiene que haber un cambio ya, a partir del 27 de junio. La televisión pública no puede seguir estando en manos de quien está.

Dice ahora Rajoy que quiere hacer la BBC.

Me congratulo, después de cuatro años de mayoría absoluta y tras cambiar el nombramiento del presidente de RTVE para que se pueda hacer por mayoría simple. El actual presidente de RTVE tiene el apoyo del 26% de los electores por analogía a los votos que lo han elegido, ya que lo nombró el PP en solitario. Todos los presidentes de gobierno han entendido históricamente que tienen que tomar las instituciones y utilizarlas en beneficio de los propios. Pero las instituciones son de todos, de los que te han votado y de los que no. Los partidos tienen que acabar con las líneas rojas y llegar a un consenso.

¿Hay manipulación directa en TVE, censura, presiones?

Lo que hay es una gestión partidaria. A veces no se trata de presionar, sino de sustituir a unos profesionales por otros. Al final la gestión está hecha por afines, por afines a un solo partido, y eso no se lo merece la sociedad española. En los últimos años, más que manipular de una manera directa, se silencia, que es una gran manera de manipulación. En un medio público, la espina dorsal es la información. Si deja de ser veraz, independiente, de referencia, eso contamina el resto. Por eso en los últimos años ha habido muy pocos éxitos, pero los que ha habido, como Ministerio del Tiempo, han pasado inadvertidos.

Tras la demanda, le han abierto un expediente por falta muy grave. ¿Qué ha hecho?

Me dijeron que tenía que llevar botellas de agua a los presentadores y me obligaron a hacerlo. Lo hice dos veces, pero avisé de que esa no era mi tarea como productor. Luego le reiteré al subdirector que llevar agua no era mi trabajo, y él me dijo que sí lo era. Di un portazo. Me respondió “cuidado con lo que haces”, y tiré al suelo las cuatro botellas que llevaba. Entonces es cuando me abren expediente, que puede suponer mi despido.

¿Qué pide en su demanda? ¿Pretende que sirva como ejemplo?

Pido un despido con indemnización por 35 años de trabajo, ya que lo que quieren es que me vaya. Y sí, espero que sirva, porque quiero es que se regeneren las instituciones públicas, y este es mi granito de arena para que nunca más unos partidos sustituyan a sus directivos o aparten a sus profesionales por un prejuicio ideológico. La crítica no se debe quedar en las tertulias de la televisión. Muy poca gente hace acciones concretas que hagan evolucionar y superar aquello que criticamos.

¿Cómo es su televisión pública ideal?

Mi televisión ideal es un híbrido entre la BBC y ZDF/ARD de Alemania. Me imagino una televisión pública donde los partidos no manipulan, gestionada por profesionales de verdad, con un consejo de administración que refleje la diversidad del Parlamento, conectada con el ciudadano y sus problemas e intereses, quizás con un canon como en Reino Unido o Italia. Y sobre todo hay que poner en valor tres principios a los que la televisión pública no puede renunciar: entretener, educar e informar.

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