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The Guardian en español

Piden el cierre de un zoo británico en el que han muerto casi 500 animales en cuatro años

Captura de pantalla de la web del zoo South Lakes Safari en el que han muerto 500 animales en cuatro años

Frances Perraudin

Los agentes encargados del control de zoológicos han pedido que el propietario de un zoo vaya a juicio después de que haya salido a la luz que cerca de 500 animales bajo su cuidado murieron en menos de cuatro años. Un informe realizado por inspectores de parques zoológicos sobre las condiciones del zoo South Lakes Safari en Cumbria halló que 486 animales habían muerto por diversas causas entre las que se dieron casos de adelgazamiento patológico e hipotermina entre diciembre de 2013 y septiembre de 2016.

Una tortuga de espolones africana llamada Goliath murió después de ser electrocutada en una cerca electrificada, mientras que el cuerpo en descomposición de un mono ardilla fue descubierto detrás de un radiador. El zoo tuvo un índice de mortalidad del 12% de sus animales cada año.

Los inspectores han indicado que han encontrado “importantes problemas causados por el hacinamiento, la falta de higiene, la escasa nutrición, la falta de técnicas apropiadas para la cría de animales y también la inexistencia de cualquier tipo de atención veterinaria desarrollada”. Los especialistas también dijeron que las autoridades locales deberían considerar procesar al fundador del zoo, David Gill, bajo la Ley de Bienestar Animal por permitir que los animales sufran. Y añaden también Gill es el culpable de todos los defectos que presentan las instalaciones.

En junio del año pasado, el zoo fue multado por infracciones de salud y seguridad tras la muerte de la cuidadora de animales Sarah McClay (que tenía 24 años), que fue atacada por un tigre de Sumatra en el año 2013.

Dentro de la lista de animales muertos que presenta el informe hay dos ejemplares de cachorro de leopardo de las nieves que se llamaban Miska y Natasja. Se les descubrió parcialmente devorados en su propio recinto en octubre de 2015. Dos jirafas también murieron en un plazo de nueve meses en el año 2015. Una de ellas murió por una infección gastrointestinal, se cree que causada por la bacteria E coli, y la segunda tuvo que ser sacrificada cuando ya no podía levantarse. El veterinario que realizó la autopsia del segundo animal aseguró que le preocupaba los pobres niveles de nutrición detectados en la manada de jirafas.

Los animales mueren de frío

En junio de 2015, una tortuga leopardo murió de frío y, tres meses después, mataron a un lemur de collar blanco y negro que había entrado al recinto de los lobos. En 2014, murió un zorro del desierto porque se le atascó la cabeza en una valla electrificada.

Este informe ha sido publicado justo antes de una reunión que tendrá lugar en el ayuntamiento de Barrow esta semana, que va a examinar si se le renueva o no al zoo su licencia. El zoo recibió una licencia para operar de seis años en junio de 2010 y el ayuntamiento recibió una solicitud de renovación por parte de Gill en enero de 2016.

En julio de ese año, el ayuntamiento rechazó la solicitud, al igual que indicaban los inspectores, concluyó que Gill “no era una persona apta ni adecuada” para dirigir el zoo. Sin embargo, la ley dice que si el titular de la licencia vuelve a solicitar una nueva, la licencia existente continúa siendo válida hasta que la nueva solicitud sea aprobada o revocada.

La Asociación para la Protección de Animales Cautivos ha pedido al ayuntamiento que rechace la solicitud, alegando que lo que se ha encontrado “como mínimo es impactante”. “Los recientes informes evidencian que los animales están muriendo de hipotermia, adelgazamiento patológico y hasta son atropellados, y esto es inaceptable”, protesta la activista Maddy Taylor. “Instamos al ayuntamiento a que tome cartas en el asunto seriamente y a que cierre el zoo”.

La legislación “no protege a los animales”

Un informe hecho en 2012 por la organización, en el que hacen campaña por la abolición de los zoos, puso de relieve los problemas que existen con el sistema de licencia en los zoos y acusó a las autoridades locales de fallar a la hora de castigar a los negocios de este tipo que no cumplen con los estándares requeridos.

“No es suficientemente buena”, apunta Taylor. “La manera en la que la Zoo Licensing Act se aplica y la forma en la que se realizan las inspecciones no protegen lo suficiente a los animales. Y este caso es un excelente ejemplo”.

Gill, que continua siendo el titular de la licencia, cedió la responsabilidad de la dirección del zoo a Cumbria Zoo Company Ltd a finales de 2016, después de que apareciesen inquietudes en torno a la gestión del zoo. Un portavoz de Gill dijo: “A través del acuerdo actual el zoo al completo queda arrendado a Cumbria Zoo Company Ltd bajo un contrato de seis meses”. “El señor Gill sigue siendo el titular de la licencia pero queda fuera de las actividades comerciales y de las actividades de dirección que tiene que ver con el zoo”.

Karen Brewer, directora ejecutiva de Cumbria Zoo Company, aseguró que la compañía está comprometida con tratar a todos los animales del zoo con respeto y con proporcionarles entornos adecuados “a sus necesidades físicas y de comportamiento”.

Ataque a la cuidadora

Sarah McClay sufrió el ataque mientras llevaba a cabo tareas de limpieza y alimentación el 24 de mayo de 2013. Un tigre macho, Padang, no debía tener acceso al pasillo en el que fue atacada pero el tigre pudo entrar por culpa de un cerrojo defectuoso en una puerta. La joven sufrió múltiples heridas en el ataque, incluidas profundas heridas punzantes en el cuello y en la espalda. La llevaron al hospital, pero no pudieron hacer nada para salvarla. 

El zoo admitió su culpabilidad en el tribunal de Preston por violar la ley de Salud y Seguridad Laboral de 1974. Reconoció que había fallado a la hora de asegurar la salud, seguridad y bienestar de los empleados, incluida McClay, en relación con el mantenimiento de grandes felinos.

South Lakes Safari Ltd también se declaró culpable en una audiencia anterior por otras dos infracciones después de que otra cuidadora, Yasmin Walker, se cayese de una escalera mientras se preparaba para alimentar a los grandes felinos en 2014. La compañía ha sido castigada con una multa adicional de 42.000 libras (casi 50.000 euros) en relación con las otras infracciones.

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