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Batman no debe ser español

Antón Losada

Gotham City, una consultora pequeña y desconocida con nombre de comic ha destapado solita el fraude multimillonario de Gowex. Unos consultores a tanto la hora han desenmascarado en una semana a su fundador, Jenaro Garcia, ese emprendedor que durante años coleccionó fotografías con presidentes haciéndole entrega de toda clase de premios y reconocimientos. Cómo lo hicieron, se preguntarán ustedes. Qué complejos métodos de investigación emplearon, qué onerosos sistemas de vigilancia y seguimiento desarrollaron, qué refinados modelos de análisis y proyección idearon para lograr desentrañar las trampas que consultoras, reguladores y líderes fueron incapaces de ver.

La respuesta es bien sencilla. Utilizaron el mismo método infalible que empleamos nosotros y nuestras madres cuando queremos saber algo: llamar y preguntar. Gotham City hizo algo tan asombroso como coger los libros de la Gowex y bajarse al mundo real para comprobar si cuadraban.

Gotham City destapó la mentira de una empresa que hace una semana era valoraba en 1400 millones de euros y hoy vale nada, mediante tan métodos tan novedosos y complicados como preguntar al Ayuntamiento de Nueva York si era verdad que habían firmado un contrato de varios millones de euros, contar los postes de la red de Gowex para ver si eran tantos como decían o preguntarse de dónde salían los contratos millonarios que decía gestionar comparados con los contratos más modestos suscritos por sus competidores.

La primera e inmediata conclusión resulta obvia. Los mercados no son tan listos y se les engaña con bastante facilidad. Así que no se explica bien por qué les hacemos aún tanto caso, ni dejamos que nos amarguen tanto la vida.

La segunda conclusión es que en España hay demasiada gente cobrando por decir que regula y vigila el correcto funcionamiento de los mercados y vela por los intereses de sus clientes y accionistas, cuando en realidad no lo hace, o incluso sirve para todo lo contrario y acaba encubriendo al estafador con avales y certificados que no valen ni el papel donde se escriben. Las preferentes o el caso de la salida a Bolsa de Bankia constituyen ejemplos recientes. No es casualidad que Gotham City subtitulase su informe sobre Gowex como la “charada Pescanova”, en sentido homenaje a los manejos contables y accionariales de Fernández de Sousa, el lado tenebroso del capitán Pescanova.

Gotham City eligió también ese título para recordar a sus clientes que no es la primera vez que nos pasa, que en España sucede con relativa frecuencia y que, al final, los autores de la estafa casi siempre salen impunes y los clientes y accionistas estafados pagan todas las facturas.

Para defenderse ante semejante escándalo, nuestros reguladores sostienen que ellos se fían de los libros que presentan los empresarios y carecen de medios y recursos para verificar la integridad de la información que deben auditar. Gotham City les ha enseñado el camino: no fiarse de los libros y llamar y preguntar para ver qué hay de verdad. Para hacer eso no hace falta ser extranjero, ni ser Batman, ni tener superpoderes. Basta con tener un teléfono y sentido común.

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