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Cómo despachar a los periodistas en diez minutos

Báñez, Santamaría y De Guindos no estaban por la labor de responder preguntas.

Luz Sanchis

A las 14.09, los periodistas que informan habitualmente del Consejo de Ministros han recibido un SMS de Moncloa: “La vicepresidenta y los ministros Báñez y De Guindos comparecerán a las 14.45”. La mayoría llevaba más de una hora esperando en la sala de la rueda de prensa para hacer las preguntas al Gobierno. La explicación lógica para justificar el retraso es que era el día del llamado “consejo escoba”, el último antes de las vacaciones y donde se suelen aprobar muchos asuntos y muy variados.

Es también la rueda de prensa que hubiera tenido que ofrecer el presidente del Gobierno si no la hubiera sustituido por la comparecencia en el Senado. No está limitada a dos preguntas como cuando la ofrece con un mandatario extranjero y suele ser larga. Es de las pocas ocasiones en las que el presidente se enfrenta a decenas de preguntas y donde se le pueden dirigir varias sobre el mismo tema. Era la rueda de prensa donde Mariano Rajoy iba a hacer un “balance general de la situación política y económica”. Y esa fue la justificación que usó para camuflar el caso Bárcenas en su petición de comparecencia en el Senado.

Diez minutos después de la hora anunciada, Soraya Sáenz de Santamaría ha entrado en la sala excusándose por la tardanza. “Ya sé que no son horas, pero es que había mucho trabajo. Nos disculparéis”, ha dicho con una gran sonrisa. Para acelerar, ha anunciado que se referiría a las cuestiones más importantes de la “multitud de decisiones aprobadas” y que así los ministros de Empleo y Economía hablarían de la reforma laboral y la liberalización de los colegios profesionales.

Una vez el ministro de Economía ha explicado la nueva regulación de los colegios profesionales, la titular de Trabajo ha leído decenas de folios sobre las bondades de la reforma laboral sin casi levantar la vista. Mientras, el titular de Economía disimulaba un par de bostezos. En el momento en que Báñez parecía que iba a terminar y los fotógrafos disparaban a un gesto suyo, la vicepresidenta ha atajado: “No, si no ha terminado todavía, aún queda”.

Resignados, los periodistas han esperado su turno para formular preguntas. Tres de ellas sobre Rajoy y Luis Bárcenas. Como suele ser habitual, da igual la formulación cuando la vicepresidenta pone en marcha el piloto automático. Las explicaciones de Rajoy “fueron muy cumplidas y clarificadoras” y “ha quedado demostrada la estabilidad política del Gobierno”. Sobre los SMS entre ellos, ni una palabra.

La vicepresidenta ha puesto más interés a la pregunta sobre la “ruptura de puentes del PSOE” y la posibilidad de llegar a acuerdos tras la petición de que dimita Mariano Rajoy. Ahí, Sáenz de Santamaría ha bajado el tono de voz y la velocidad, como acostumbra cuando quiere dar intención a sus palabras: “Antes del debate, el PSOE decidió no colaborar. El Gobierno está donde siempre. Les corresponderá explicar a sus votantes y a los ciudadanos. Quien no ha roto el diálogo no es quien para dar explicaciones”.

Pocos minutos después, la rueda de prensa ha terminado. Báñez y De Guindos han hablado durante 50 minutos y los periodistas han tenido diez para hacer preguntas. “Y hasta aquí, muchas gracias”, ha cortado la vicepresidenta. Cinco minutos después se difundían las últimas previsiones del FMI: cinco años de estancamiento y paro desbordado. Los periodistas ya estaban saliendo del complejo de La Moncloa y el Gobierno, empezando sus vacaciones hasta el próximo Consejo de Ministros del 30 de agosto.

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