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A ver cómo cuentas a tus nietos que tú te quedaste mirando lo que hacían con los refugiados

Ana R. Cañil

El 4 de abril de este 2016 no pasará a la historia por los datos del paro en España, ni por la entrevista de Rajoy con Jordi Évole, ni por ser uno más de 100 que los políticos buscan Gobierno; ni siquiera por el nuevo Wikileaks, 'Los papeles de Panamá'. Ese día de ayer y que sigue hoy, mañana y pasado –y semanas y meses– pasará a la historia por el la fecha en que se materializó la vergüenza de Europa, la expulsión de miles de refugiados de suelo europeo, para presuntamente devolverles a Turquía y de allí, a sus países de origen, donde hay guerra y pobreza,donde ya murieron muchos de los suyos.

¿Cómo explicaremos a nuestros hijos y nietos lo que empezó ayer con el acuerdo de nuestros gobernantes? ¿Cómo justificaremos que consentimos que nuestros representantes perpetraran la ignominia más grave y cruel desde que terminó la II Guerra Mundial? ¿Cómo justificaremos que de nuestros escuálidos bolsillos reunieron esos 6.000 millones de euros que se pagarán –los 3,000 últimos condicionados al desarrollo del acuerdo– a Turquía por quedarse con las personas que nosotros no queremos?

Tendremos que contar a los más chicos que en la era de Instagram, Facebook, twitter, televisiones y radios, no vimos nada, no entendimos nada, no podíamos hacer nada. Tampoco los alemanes oían golpes en las casas vecinas y echaban candados y dobles cortinas para no tener que ver a quienes subían a los camiones. Quizá, con la perspectiva que nos conceda el tiempo y la mala conciencia, podamos ampararnos en que nosotros bastante teníamos con lo que estábamos pasando. Paro, un tercio de población en riesgo de pobreza, familias desahuciadas, desnutrición en varios colegios... Sí, tenemos cobertura, pero ¿eso justifica dar la espalda cuando les envían a un destino infernal, en muchos casos la muerte si regresan a sus países en guerra? A nuestros dirigentes y la mayoría de nosotros, no.

Estas son algunas de las garantías –mínimas– para que los refugiados sean tratados con arreglo a las leyes internacionales:

1) Cada refugiado debe ser entrevistado de forma individual.

2) Si la decisión es la deportación, tiene derecho a interponer un recurso antes de devolverle a Turquía.

3) En cuanto lleguen a Turquía, cada uno de los deportados tiene derecho a la protección de su persona por parte del Gobierno turco y no pueden sufrir rechazo.

Hasta hace unas semanas, en Atenas no había más de media docena de funcionarios dedicados a estudiar las solicitudes de documentación y asilo de los miles que llegaban. En principio, funcionarios de otros países europeos refuerzan desde ayer a los griegos. ¿Qué harán con los miles de niños y adolescentes que vagan solos por los campos o están desaparecidos?

Datos:

– En los últimos cinco años, en el mundo han estallado o se han reavivado quince nuevos conflictos –guerras religiosas, tribales, fronterizas–, mientras que ninguno de los que ya estaban abiertos se ha cerrado.

– En el año 2015, el número de personas forzadas a desplazarse por conflictos ascendió a 42.500 personas al día.

– En los tres meses que han transcurrido de este 2016, pese a las amenazas, los cierres de fronteras, la brutalidad o indiferencia de los gobiernos europeos, 165.000 personas –entre refugiados e inmigrantes– han llegado a las costas de Grecia e Italia.

En las próximas semanas, cerradas las rutas hacia Grecia, se teme un nuevo éxodo hacia las costas españolas, vía Marruecos. Ahí veremos la talla del Gobierno de turno y de la sociedad española. La griega ya ha dado la suya, enorme. Muy por encima de la de sus dirigentes políticos.

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