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Gracia para un pederasta

José María Calleja

Alguno de los ministros que acompañaron al Rey en su reciente viaje a Marruecos elaboró la lista en la que se pedían medidas de gracia para un pederasta condenado a treinta años de cárcel por abusar de 11 niños, uno de ellos de tres años.

El ministerio de Exteriores debería decirnos con qué criterio elaboraron esa lista, por qué incluyeron en ella a un criminal, condenado a 30 años de cárcel, cuando no cumplía ningún requisito para acogerse a gracia alguna, ni por el repugnante delito cometido ni por el poco tiempo que llevaba en la cárcel, poco más de dos años. Debería decirnos algo también el ministro de Justicia y el de Interior, que parecen no haber sabido que nos enviaban libre a un pederasta hasta que estalló la protesta en Marruecos

La lista en la que se incluía a 48 presos españoles recluidos en cárceles marroquíes para que se les dieran medidas de gracia, la ha elaborado España. Han vuelto a mentir. Al principio dijeron que no había lista, luego que sí había lista y que la hizo la Embajada de España en Marruecos; es decir, Exteriores, luego que al pederasta se le puso en la lista de traslados a una prisión española, pero que los marroquíes, que son un desastre, no como los españoles, que en esta ocasión lo han bordado, las mezclaron y le pusieron en la calle.

Otra mentira más del Gobierno de España. Si había un error en las listas y habían incluido al pederasta en las de libertad ¿por qué el Gobierno de España no lo denunció desde el primer momento? ¿por qué tuvo que montarse la escandalera y las manifestaciones indignadas en Marruecos para que se reconociera que había dos listas? ¿Si además del tal Galván se ha puesto en libertad a otros 29 presos, también por presunto error, por qué alguno de los 16 policías enviados a detener ayer al tal Galván, no han detenido ya a alguno de los otros 29?, ¿por qué ni Interior ni Justicia los reclaman?

Daniel Galván no es Daniel ni Galván. Este sujeto abyecto nació en Irak, ha sido oficial del ejército iraquí y ha recibido su nueva identidad y su nacionalidad española gracias, presuntamente, a los servicios de inteligencia para los que presuntamente ha trabajado. (Gaspar Llamazares no dice presunto). El llamado Galván ha vivido en Irak y en Marruecos, y, entre medias, en Egipto, Siria, Jordania, Reino Unido y España. Habla árabe, su lengua materna, aunque parezca increíble que pueda tener madre. Aquí trabajó un rato como falso profesor y luego como administrativo de la Universidad de Murcia.

El tal Galván es un canalla con discurso: “con dinero se puede conseguir todo”, dijo a los jueces de Marruecos cuando le interrogaban por sus abusos de menores con escasos recursos económicos.

Pero el tal Galván no necesariamente se metió en la lista de gracia porque pagase dinero. Algunos de sus conmilitones lo colocaron en una lista que contó con el beneplácito de uno o varios ministros del Gobierno de España.

¿Se pensaban que nadie detectaría la libertad de un pederasta?, ¿creían que el abogado de los niños abusados no lo denunciaría a los medios de comunicación? En cualquier caso ¿les parecía bien aplicar medidas de gracia a un pederasta?

En Marruecos no hubo primavera árabe y han estado a punto de tener un verano ardiente. Nunca en aquel país autocrático la gente se había manifestado con la rabia y la constancia con que lo ha hecho en este caso. Hasta el punto de que el Rey de Marruecos, que jamás se equivoca porque así lo ha querido Dios, ¡ha tenido que rectificar! Rectificar y revocar el indulto a quien se lo había firmado a petición española y sin que al parecer supiera a quien ponía en la calle.

Los indultos son práctica habitual en Marruecos, subrayan el carácter todopoderoso y arbitrario del Rey y alivian de paso la presión demográfica en las prisiones. Fíjate si tienen el mecanismo engrasado, que hacen tres al año.

El viaje del Rey a Marruecos, rodeado de ministros en régimen de camarote, se presentó como un lavado de imagen, una vuelta a la política, a las buenas noticias. Lo que ha quedado es que España, en un catálogo de despropósitos, ha pedido una medida de gracia para un pederasta y que eso ha provocado una manifestación de protesta inédita en Marruecos. Menudo balance.

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