Montse Tomé afirma que “no fue un castigo” dejar fuera de la selección a Jenni Hermoso tras el beso de Rubiales

La actual entrenadora de la selección española de fútbol femenina, Montse Tomé, ha comparecido este lunes como testigo en el juicio contra Luis Rubiales y su círculo de confianza en la Real Federación Española de Fútbol (RFEF). La seleccionadora ha afirmado que la decisión de no convocar a Jenni Hermoso tras la polémica por el beso que le impuso el presidente de la Federación durante la ceremonia de entrega de medallas del Mundial “no fue un castigo”.

La jugadora, que fue elegida como una de las tres mejores de esa cita deportiva, consideró en su declaración que no había sido convocada como una represalia por haberse negado a atender las reclamaciones de Rubiales de aparecer en público restándole importancia a ese beso no consentido. Jugadoras como Alexia Putellas, Irene Paredes, Laia Codina y Misa Rodríguez también aseguraron en sus declaraciones como testigos que no entendieron la decisión de la entrenadora. Tomé ha asegurado que ni Rubiales ni el exseleccionador Jorge Vilda tuvieron nada que ver en esa decisión.

Durante su declaración, la entrenadora ha aludido a motivos deportivos —“Jenni no había tenido el entrenamiento suficiente con su equipo y había tenido dos partidos donde la actuación había sido de tres y siete minutos”—. No obstante, ha reconocido también que la deportista estaba viviendo “una situación muy desagradable” y la “presión mediática” le hizo tomar esa decisión porque consideró que había otras jugadoras “en mejores condiciones para defender a la selección”. “¿Fue por motivos deportivos o por motivos anímicos?”, le ha preguntado la fiscal, Marta Durántez. “Influye todo en lo deportivo”, ha respondido Tomé.

La seleccionadora ha comparecido como testigo en el juicio en el que el expresidente federativo se enfrenta a una condena de hasta dos años y medio de cárcel por el beso que impuso a Jenni Hermoso y por la trama que supuestamente urdió después para librarse de un escándalo que dio la vuelta al mundo y puso el foco sobre el machismo en el fútbol femenino. También están siendo juzgados el exseleccionador Jorge Vilda, el ex director deportivo de la selección masculina, Albert Luque, y el exresponsable de Marketing de la Federación, Rubén Rivera.

Por otro lado, Tomé, que fue segunda entrenadora de la selección durante el Mundial, ha asegurado que no vio el beso y que no estuvo en “ninguna conversación” sobre ese tema. “¿Por qué no habla con Hermoso después del Mundial o durante viaje de vuelta, como segunda entrenadora preocupada por su situación e incluso como mujer?”, le ha cuestionado la representante del Ministerio Público. Tomé ha respondido que no habló con Jenni Hermoso hasta el 28 de agosto —es decir, ocho días después de la final— porque no sabía del “alcance” de la “situación”. Para entonces el equipo ya había regresado a España.

También se había celebrado la asamblea de la Federación del 25 de agosto, en la que Rubiales se negó a dimitir y cargó contra “la lacra del falso feminismo”. Tomé ha mantenido que fue a esa asamblea porque Vilda le dijo que fuera a pesar de que ella “nunca” había asistido a este tipo de órganos y que se sintió “muy incómoda”.

Declaraciones “insulsas”

La sesión de este lunes la han completado otras dos declaraciones testificales que el propio juez José Manuel Fernández-Prieto ha calificado de “insulsas”. Ha comparecido el conseller de Presidencia y Deportes del Consell Insular de Ibiza, Salvador Losa, que ha explicado que el viaje a Ibiza al que asistieron varias jugadoras tras la victoria del Mundial fue parte de “un contrato de patrocinio en el marco de promoción turística y deportiva del Consell”.

Losa ha reconocido que le “costaba identificar quién era cada jugadora” y, a preguntas de la Fiscalía, ha admitido que no podía certificar si el exresponsable de Marketing, Rubén Rivera, se había acercado o no a hablar con Jenni Hermoso, tal y como sostienen las acusaciones. También ha declarado como testigo la mujer de Rivera, Por su parte, Alejandra Hernández, que ha asegurado que no vio a su marido acercarse a la futbolista en ningún momento.