Los jurados no escarmientan
Ustedes se dirán que esta noticia tiene cierto aire a déjà vu, pero es que los jurados de los premios no escarmientan, oye. De toda la vida del señor dar calabazas da más gustirrinín que aceptar un premio. El truco reside en aparentar que vas a decir que sí —o que no vas a decir que no—, no fruncir el ceño bajo ningún concepto, sonreír ligeramente a cámara y luego zas, en toda la ilusión del presidente o ministro de turno. Ya lo hizo Jean Paul Sartre hace un puñado de años con el premio Nobel de Literatura, Santiago Sierra con el Premio Nacional de Artes Plásticas y, hace apenas unos meses, Javier Marías con el Nacional de Narrativa. Y ahora, aunque suene a recochineo, nos ha vuelto a pasar. Doble tazón, además. Con lo poco que cuesta mandar un whatsapp al afectado y curarte en salud: “Oye, ¿por casualidad tú querrías un premio?”
Aquí, en España, Juan López (Toral de los Vados, León, 1939), Jan para sus lectores, el autor de Superlópez, ha rechazado la Medalla de Oro de las Bellas Artes del Ministerio de Cultura blandiendo la “ética personal” como razón. El dibujante ha declarado en un comunicado que “hubiera preferido que me lo preguntaran primero, pero ante las circunstancias sociales y políticas actuales no puedo, por ética personal, aceptar la Medalla de Oro al Mérito en Bellas Artes que, según he sabido por la prensa, me concede el Ministerio de Cultura de España, del que todavía estoy esperando una confirmación oficial para actuar en consecuencia”. Amén.
Y allí, en Francia, el dibujante de cómics Jaques Tardi, cuya última obra es Moi, René Tardi, prisonnier de guerre au Stalag II B, ha rechazado la Legión de Honor por no querer “recibir nada, ni del poder actual ni de ningún otro poder político cualquiera que este sea”. Amén también.
Así están las cosas por aquí y por allí. Al parecer, los políticos se están convirtiendo en una especie de espanta-premiados. De modo que empiezan a dejar de sorprender estas calabazas tan sonoras y coloreadas que salpican secciones de cultura como ésta. No obstante, será de obligado cumplimiento estar muy atentos a la entrega de los premios Planeta y Primavera de este año. Que esto, a lo tonto, a lo tonto, puede que se nos convierta en tendencia y los premios pasen de moda por los siglos de los siglos. Amén. Ya es el último.
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