Libros con valores

¿Puede la lectura hacernos mejores personas? ¿Tiene sentido plantearse la cultura en estos términos hoy en día? En la Fundación Troa creen que sí, y la semana pasada dieron a conocer el fallo de la segunda edición de su Premio Literario Troa “Libros con valores”. El afortunado ha sido el escritor Antonio G. Iturbe, gracias a su novela La bibliotecaria de Auschwitz. El jurado estuvo compuesto por José Luis Olaizola, Lorenzo Silva, María Pilar de Queralt, Luis Alberto de Cuenca y la directora de la Fundación Troa, Maite Castillo, que declaró –como ocurre en estos casos– que “la decisión no ha sido fácil ya que había novelas de una gran calidad entre las candidatas, pero la decisión final fue unánime [...] por su calidad literaria y por los valores que encierra”. Iturbe ha sido recompensado con 15 000 euros y el reconocimiento como transmisor de unos “valores que contribuyen a la mejora de la persona y de la sociedad”.

La Fundación Troa es una institución sin ánimo de lucro que ofrece una selección y valoración de libros así como asesoramiento para escoger los más adecuados (!). Se propone “fomentar la lectura de libros de calidad [...] como medio de contribuir al desarrollo integral de la persona”, y en otra parte se explica como de pasada que esto es “desde una concepción cristiana del hombre”. Acabáramos.

Como intento de fomentar la cultura no es sino una iniciativa loable, pero esta búsqueda o justificación de la ética (cristiana) en la estética, esta selección de acuerdo a unos parámetros morales consabidos, sesgó hace tiempo la literatura. En ella puede no llover a gusto de todos, pero lo que es seguro es que no hay libros sin valores.