Todo queda entre mujeres
Estas semanas continúan las entregas de esos premios que nos arreglarían la vida si hubiésemos sido siquiera capaces de ganarlos. Uno de los últimos ha sido el premio Azorín, dotado con 68.000€, y en esos días de la semana pasada en los que se consiguió cuidadosamente que las protagonistas de casi todo fueran las mujeres, el Azorín es un buen ejemplo (casual) de ello.
La premiada ha sido Zoé Valdés, cubana de nacimiento y con nacionalidad española desde hace más de quince años, que a lo largo de su carrera como escritora ha recibido numerosos premios, y como guionista y entendida del medio cinematográfico ha llegado a participar en el Festival de Cannes en calidad de jurado. La obra gracias a la que se ha impuesto en el premio Azorín 2013 ha sido La mujer que llora (en un primer momento La salvaje inocencia), una novela centrada en la vida de de Dora Maar, artista plástica, fotógrafa y escultora del París del siglo XX, más conocida, tal vez, por haber sido la amante de Picasso durante una década. En la novela, Zoé Valdés, la autora, recrea el ambiente del París de los años treinta del pasado siglo –que tan de moda está últimamente– y aprovecha para ahondar en algunos aspectos de algo que siempre le apasionó: el surrealismo –que tampoco caduca–. Mucho tendría que haber dicho al respecto de esta novela Djuna Barnes. Otro éxito de lo vintage en pleno siglo XXI.
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