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Sobre este blog

ANDALUCÍA es, según la constitución, una nacionalidad histórica que vivió momentos de esplendor en el pasado y luego pasó a jugar un papel de cuartel, granero y mano de obra. Esta degradación llega a su punto álgido con el fascismo que deja a los andaluces en el imaginario popular como pobres analfabetos alegres y vagos -valga la contradicción- Ahora, hijas e hijos de Andalucía, intentamos contar nuestra historia con la dignidad, igualdad y justicia que esta se merece. (Columna coordinada por Juan Antonio Pavón Losada y Grecia Mallorca). Más en https://www.instagram.com/unrelatoandaluz/

500 años del Motín del Pendón Verde

Parroquia de Omnium Sanctorum

Borja Romero

Sociólogo y vecino de la Macarena —
8 de mayo de 2023 20:08 h

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Este lunes, ni más ni menos, el Pendón Verde conmemora el fruto del fracaso de las políticas practicadas en nuestra ciudad por sus gobernantes habituales desde hace 502 años y la resistencia del pueblo de esta ciudad a los malos gobernantes. ¡¡¡Bendita ciudad Sevilla que tantos poemas te aclamaron en el pasado!!!

Sevilla es una ciudad andaluza, de contrastes, “sombra hecha de luz”, como diría Cernuda, o “la tierra más alegre con las personas más tristes” como reflexionaría Blas Infante. Sevilla es dualidad, desde Triana y la Macarena, hasta el Sevilla y el Betis, y no iba a ser menos, entre su pueblo y la casta colonial dominante que la condiciona, siglos tras siglos, expoliando sus riquezas y sentires, mediante la guerra y la manipulación.

La Sevilla eterna no lo es por sus coplas, lo eterno son sus gentes, sus vecinas, y a ellas venimos a honrarles memoria, para que no tengamos que volver a escuchar los versos del Pali “¡Ay, Sevilla de mi alma! / Que lo estás perdiendo todo”, hoy venimos a reivindicarnos como vehículo histórico en nuestra ciudad, aunque con el manto de hormigón y cemento con el que la están cubriendo sea complicado reconocerla.

El Pendón Verde: los ecos de la resistencia popular en Sevilla

En la historia de Sevilla, destacamos dos fechas claves que van a condicionar la intrahistoria del pueblo llano: la derrota de Ishbiliya frente a Castilla en 1248, y la derrota de la democracia republicana frente al golpe militar franquista. Estas guerras han tenido como finalidad dominar Sevilla para establecer en ellas comercio y negocio, pero no para el bien común, sino para sus gobernantes.

Con la derrota de Al Ándalus se instaura el caciquismo en Sevilla, las tierras pasan a los terratenientes que las arriendan a los hortelanos para sus labores, con la mala fortuna de que el precioso nombre dado a esta parcelita del mundo que ahora nosotras habitamos, Bakr al Makra, se transforma en pocos años, con las malas políticas imperialistas venidas del reino de Castilla, en un arrabal de miseria y podredumbre.

En desgracia cayó el NO&DO de Alfonso X cuando quiso asentar sus aspiraciones imperiales a base de proponer como estandarte de su proyecto político la unión de culturas sefardí y musulmana en el compendio cristiano, y así imponer lo que él consideraba la paz entre las culturas. Sus descendientes le traicionaron para imponer el catolicismo más rancio, salvo un tal Pedro I, de hábitos morunos y habla ceceante, que por algo la historiografía oficial lo llama el cruel, mientras otros lo consideran el justiciero.

Pero la historia de Sevilla cambia radicalmente cuando se entabla contacto con los pueblos del Abya Yala, lo que hoy se conoce como América. En ambos territorios, Andalucía y América, la implantación del imperialismo castellano fue idéntica y paralela, el intercambio se hizo a través de la rendición a una biblia mal entendida y la espada fácil de ansia farisea.

Con el comercio de las Indias se instala un comercio avaro, sin escrúpulos, que humilla a las gentes de Sevilla y a los pueblos originarios de América. El sevillano Fray Bartolomé de las Casas fue buen denunciante de los hechos, aunque silenciado por las élites que, para salvar sus pecados, buscaban en la donación a la Iglesia su salvación. Otro sevillano de la época, coetáneo, Miguel de Mañara, comerciante arrepentido, fue consciente, y prendió remedio. Sus huellas todavía quedan en la asistencia a las personas más pobres, las personas sin hogar, en el Hospital de la Caridad.

Pero la caridad nunca ha sido suficiente, y las duquelas del pueblo sevillano, que se ha visto abocado a ser un simple mirón de las riquezas que manejaban los otros en su propia ciudad, todavía persisten. Los barcos iban cargaítos de oros, plata y otras riquezas por el río Guadalquivir, pero al pueblo solo le llegaban las pestes, y cuando no, alguna que otra riada, porque nuestro querido, pero respetado río Betis igual sirve de inspiración para unas coplas de Lole y Manuel, que para inundarnos de miedo y desesperación.

El pueblo sevillano del 1521 revienta de hambre por causas naturales, y también los gobernantes ponen su pullita; Carlos V, con su ideíta de casarse en el Alcázar, ocasionó una serie de gastos extraordinarios, que por supuesto no iban a ser sufragados por los 24 caballeros del cabildo sevillano, sino a costa de subir los tributos al pueblo sevillano. Y las gentes de Sevilla reclamaron justicia en lo que se llamó el motín del Pendón Verde y este lunes se conmemora.

El motín de Feria

La historia se repitió en 1652 cuando la carestía de pan conllevó el Motín de la Feria, dando horca a cinco vecinos del barrio: Alférez Francisco García (su cabeza se expuso en la plaza de la Feria), los hermanos Simón y Luís López (sus cabezas se expusieron en la plaza de la Feria), Francisco Hurtado (su cabeza fue expuesta en la Feria) y Pedro de Cabrera (también ahorcado, decapitado y expuesta su cabeza en la puerta de la Macarena). La tierra les haya sido leve.

Ese año de 1652, ante la miseria y la represión sufría por el pueblo sevillano, hasta al Santísimo Corpus Cristi le dio vergüenza salir por las calles de Sevilla, anulándose la procesión y quedándose en la catedral. ¿Y qué fracaso de ciudad en la que se tiene el monopolio del comercio de las Indias, pero sus mejores pintores retratan a sus habitantes pasando hambres? Un trauma social; el que lo pierde todo con tal de no abandonar su tierra, y los que tienen que abandonar su tierra con tal de no perderlo todo. Aquí es donde Antonio Manuel nos revela un posible alumbramiento del quejío, del flamenco, del dolor de los desposeídos.

Del Pendón Verde hasta hoy

Y entrados en el siglo XX, recordamos la huelga de los comerciantes de nuestro querido y milenario mercaíllo del Jueves, allá por el 1907, contra la subida de las tasas que los asfixiaban. Malos tiempos en los que resuenan cantos de sirena de bienvenido Mr. Marshall con la llegada de grandes acontecimientos internacionales como salvaores de la ineptitud política en la construcción de una ciudad más justa e igualitaria.

Y vino la Expo del 29, donde la falta de derechos laborales y viviendas dignas dio paso a la desesperanza obrera que tuvo que organizarse, pasándose el barrio a denominarse el Moscú Sevillano, por la reclamación de derechos laborales que se exigían y no se cumplían. Gesto sencillo, y a la vez imposible, para un patrón rico, pero inhumano.

Y como las fórmulas mágicas sirven para que los gobernantes se enriquezcan a costa del pueblo, se vuelve a repetir la misma estrategia con la Expo del 92. Olvidada, desahuciada, vendida al mejor postor, habiendo perdido nuevamente una oportunidad de hacer de Sevilla una ciudad modelo, sostenible, y no la que todavía tenemos con los barrios más pobres del estado español. 

Decía Blas Infante que “la rebeldía ante las injusticias es una de las más altas virtudes. Virtuoso sea el pueblo que se rebela y no vive acomodado con la miseria que proporcionan sus gobernantes”. Así llevamos 500 años haciendo pueblo.

¿El Pendón verde encuentra su relevo?

Y así sucede que los macarenos y macarenas, y también vecinas de la feria, nos hemos ido ganando la fama de traviesos, o gente de poco fiar, tal y como viene recogidas en obras como “La hermana San Sulpicio”. Aunque para hacer honor a la verdad, estos calificativos, no solo han sido dados a sus vecinos y vecinas; los sacerdotes de Onmiun Sanctorum también tienen largas peyorativas y acumulación de chascarreos populares.

En todo caso, el motín del Pendón Verde es la historia de unos individuos que, cómo nos recuerda María Zambrano, se convierten en personas cuando toman conciencia y abren la brecha de lo que luego se ve que es el camino. Camino de dignidad, que hoy le tomamos el testigo, y aquí venimos a honrarles memoria viva.

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ANDALUCÍA es, según la constitución, una nacionalidad histórica que vivió momentos de esplendor en el pasado y luego pasó a jugar un papel de cuartel, granero y mano de obra. Esta degradación llega a su punto álgido con el fascismo que deja a los andaluces en el imaginario popular como pobres analfabetos alegres y vagos -valga la contradicción- Ahora, hijas e hijos de Andalucía, intentamos contar nuestra historia con la dignidad, igualdad y justicia que esta se merece. (Columna coordinada por Juan Antonio Pavón Losada y Grecia Mallorca). Más en https://www.instagram.com/unrelatoandaluz/

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